Pobladores del paraje El Quío, los olvidados del cerro
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Pobladores del paraje El Quío, los olvidados del cerro

Vivir en las faldas del cerro es complejo, tan solo el acceso, por atropellados caminos, se vuelve una pesadilla, para ellos la luz y el agua potable siguen siendo lujos difíciles de pagar.


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El famélico cuerpo de Ana esconde sus cinco meses de embarazo. A ella le preocupa cómo cuidará a sus hijos, cómo los llevará a la escuela cuando el embarazo esté más avanzado y cuando llegue a su fin.

De la mano lleva a sus dos pequeños, una niña de cuatro y un niño de seis, quienes se escabullen en la ladera, mientras sus viejos zapatos chocan con las filosas piedras, “que mi panza crezca un poco más si va a costar trabajo la subida”.

Ana vive en el paraje El Quío, una colonia que no existe para las autoridades pero que coexiste en tres mundos: el actual, el antiguo y el de la pobreza.

El actual porque a lo lejos, en el valle, se observa el municipio conurbado de Santa Cruz Xoxocotlán; el antiguo porque se ubica en las faldas del cerro, en donde se ubican las ruinas de Monte Albán, y el de la pobreza ya que no cuentan con ningún tipo de servicio.

A dos años de vivir en este paraje, Ana sabe de carencias, “ni la pipa de agua ni el camión repartidor de gas suben, y la verdad si necesitamos apoyo”, destaca la joven madre quien toma de las manos a sus dos pequeños mientras paso a paso desciende en una bajada.

“Mis hijos van a la escuela a Xoxocotlán y la verdad me queda muy lejos porque tengo que caminar hasta la Crucecita para poder agarrar un mototaxi que más o menos, camino media hora por lo que están chiquitos”, afirma Ana.

El problema para Ana es que no se puede dar el lujo para regresar a su vivienda, ya que debido a las distancias el tiempo no le alcanzaría, “porque bajar y subir si me cuesta mucho trabajo por mi condición”.

 

Los dejan incomunicados

El conflicto que mantienen los habitantes de los Parajes El Quío, Mangales y Coquito es con el comisariado de bienes comunales de Santa Cruz Xoxotlán, Silvano Reyes Medina, a quien acusan de tratar de despojarlos.

Afirman que les bloquearon dos salidas, una que llevaba a la colonia Monte Albán y la otra que daba a la presa El Chapulín, en el primer caso colocaron una vivienda en plena calle y en el segundo, con el pretexto de realizar trabajos de limpieza en la presa, hicieron un bache en el camino.

Por otra parte, un proyecto de protección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Instituto Del Patrimonio Cultural Del Estado De Oaxaca (INPAC) los colocaba dentro del polígono de Monte Albán y pretendían colocar una malla para delimitar la zona, lo cual los perjudica.

“No queremos que Monte Albán se privatice, sino que la malla respete las últimas casas, como lo ha hecho en las otras colonias”, señaló Gerardo Valdez Valdez, secretario del comité vecinal de Lomas de Quío.

Han sido más de 10 años los que estas personas han vivido en la zona, y el sentir general es de arraigo, además de que la inmensa mayoría no tiene a donde ir en caso de un desalojo, como lo amenazaron las autoridades.

“Necesitamos que el INPAC apruebe la propuesta para que el enmallado deje libre las viviendas de los parajes del Quío, Mangales y Palenque. Por justicia tienen que mover la malla, pues muchos niños ya han nacido aquí. En mi caso mis hijas son originarias de aquí”, dice Valdez Valdez.

 

Temen también al viento

En Lomas del Quío no hay una sola casa de concreto, a pesar de que la habitan más de 120 familias, todas las viviendas fueron construidas de lámina. Juventino, de 77 años, relata que viven con terror pues la lluvia y los vientos en cualquier momento podrían hacer colapsar las viviendas.

“Estamos aislados, todo nos queda lejos”, señala Juventino quien a su edad afirma que ya está acostumbrado a las carencias, pero los niños son lo que le preocupa, “nosotros somos los más pobres”.

Juventino dice que él es hijo de la calle, pues ahí nació, por lo que no sabe ni leer ni escribir, “en la calle me engendraron y creció el indio como pudo”.

 

Luchan por ser una colonia reconocida

De acuerdo a Luis Enrique Muñiz Hernández, representante del paraje El Quío, ya reunieron cerca del 90 por ciento de la papelería para que sean reconocidos como colonia, lo único que les falta es un dictamen por parte del INAH.

Esta situación mantiene a la colonia como fantasma, lo que ha dificultado que algún tipo de servicio llegue hasta esta zona, “no tenemos luz, no tenemos agua, no tenemos drenaje”. En el afán de solucionar sus carencias la colonia sustentable ha optado por métodos sustentables para tener energía haciendo uso de paneles solares.

Invitó a las autoridades que los pretenden dejar dentro de la malla, que delimita al polígono de Monte Albán, a que los visiten para que se cercioren que realmente viven ahí, “nosotros arreglamos los caminos a mano y necesitamos que las mujeres y los niños tengan todos los servicios”, destaca Muñiz Hernández.

 

Ocho años en el olvido

Reina Micaela García Zárate vive en El Quío desde hace ocho años, en los que el desgaste físico y económico han sido constantes, y aunque han sido acusados de ser paracaidistas, ella afirma que no lo son, que solamente son gente con necesidad de una vivienda.

“Lamentablemente con el paso que nos bloquearon hacia la carretera a Monte Albán nos complican la vida, más (a) mis hijos, porque diariamente tienen que caminar 45 minutos para poder llegar al centro de Xoxo, para que puedan tomar el autobús”, denuncia la vecina.

Antes, afirma Micaela, al menos podían vivir con tranquilidad, pero ahora, hasta eso les han quitado, porque los han querido confrontar, pero asegura que los vecinos de los parajes del Quío, Palenque y Coquito, “no somos gente problemática”.

 

Oaxaca, acostumbrado a la pobreza

En Oaxaca 2 millones 596 mil 250 de personas viven en la pobreza, de acuerdo a datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). En 2010 el 67 por ciento de la población vivía en pobreza en Oaxaca, mientras que para el 2015 el porcentaje incrementó a 68.1 por ciento.

Además, en Oaxaca se encuentran 10 de los 15 municipios en extrema pobreza del país, lugar compartido con 3 municipios de Chiapas y dos de Guerrero.

La entidad tiene ocho de los 15 municipios más pobres de la nación, junto con seis municipios de Chiapas y uno de Guerrero, destaca el estudio realizado por el Coneval.

 

Viviendo entre carencias

Micaela manda a sus hijos a la escuela, aunque eso la deje en ceros económicamente hablando, porque sabe que los estudios son fundamentales para salir del bache en donde se encuentran, y por qué ella y sus vecinos y amigos, no tuvieron la oportunidad de prepararse académicamente.

“Tenemos que salir a trabajar, yo soy empleada doméstica, me pagan 200 pesos al día pero de mis dos hijos que estudian, ahí se me va todo mi sueldo”, declara Micaela en la vieja galera que construyeron con sus propias manos.

La gente la escucha y observa mientras Micaela declara, la mayoría se identifica con lo que dice, pues han luchado hasta con sangre para tener un patrimonio, un patrimonio que ellos sienten que se les va de las manos.

“Aquí se vive entre carencias, somos gente de bien, y el día que quieran venir, van a ver que desde las cinco de la mañana hay gente moviéndose que tienen que ir a trabajar, porque muchos laboran en el mercado, otros lavan ropa y otros son albañiles”, señala Micaela.

Ella no pierde la esperanza, sabe que los sueños se cumplen alzando la voz y trabajando duro y lo ha hecho, quizá debe gritar más fuerte, porque sus sueños no son otros más que la mayoría de las personas dan por hecho, “soñamos con algún día tener los servicios básicos como la luz, el agua y drenaje”.

 

Un kilómetro los separa de Xoxo

Oaxaca es el estado más desigual del país al considerar el desarrollo humano de sus municipios, afirma el estudio Informe de Desarrollo Humano Municipal 2010-2015, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado en marzo, y en faldas del cerro de Monte Albán, las desigualdades son más que evidentes.

Oaxaca tiene cinco de los diez municipios con el menor IDH del país: San Martín Peras es el municipio de Oaxaca con el menor IDH de Oaxaca, tercero más bajo del país, con 0.425, similar al de Burkina Faso, país africano que tiene el séptimo IDH más bajo del mundo.

Desde el paraje El Quío se observa el centro de Santa Cruz Xoxocotlán, donde los servicios básicos es de lo más común, la distancia no es de más de tres kilómetros pero el nivel de desarrollo es de décadas.

El mismo municipio con el mayor IDH más alto de Oaxaca, San Sebastián Tutla, con 8.868, no se ubica a más de 10 kilómetros de estos parajes, en donde viven personas, seres humanos que sufren las carencias en carne propia.

“De 2010 a 2015, la desigualdad en el desarrollo humano municipal permaneció prácticamente igual, aunque hubo una reducción mayor en el componente educativo. Este avance es insuficiente; al ritmo promedio de crecimiento observado, a San Martín Peras le llevaría 138 años lograr el desarrollo humano de Benito Juárez, la demarcación con el IDH más alto del país, y 124 años alcanzar a San Sebastián Tutla, el de mayor IDH en Oaxaca”, señala el análisis

De acuerdo al estudio, en 2015 el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de los municipios de Oaxaca era medio, según la escala internacional de este indicador, con un valor de 0.678, el segundo más bajo entre las entidades federativas del país.

En el mismo año, la mayoría de los municipios de Oaxaca había alcanzado un desarrollo humano medio: 14 por ciento (80) con un IDH bajo, 72 por ciento (410) medio, 12 por ciento (67) alto y sólo 2 por ciento (9) muy alto. En términos poblacionales, 58 por ciento de los oaxaqueños vivía en municipios con desarrollo humano bajo o medio, la segunda proporción más alta del país, sólo por debajo de Chiapas, y 2.7 veces mayor al promedio nacional (21 por ciento).


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