En plena capital de Oaxaca la pobreza aun persiste
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En plena capital de Oaxaca la pobreza aun persiste

En los Valles Centrales de Oaxaca la pobreza es palpable y claramente visible


En plena capital de Oaxaca la pobreza aun persiste | El Imparcial de Oaxaca

Carlos juega entre fierros, tierra y basura, mientras su mamá echa las tortillas que venderá de casa en casa. El pequeño tiene a sus espaldas su vivienda y de frente un inmenso campo de cultivo, que es testigo de la miseria, de la pobreza. Carlos vive y forma parte de los valles de la amargura.

Con dos años, Carlos salta de un tambo a un triciclo sin esfuerzo alguno, sin embargo, vive en condiciones deplorables, un cuarto de lámina de 3 por 4 que comparte con seis personas más es su hogar, la cual está ubicada en la colonia Roma del municipio de Santa Lucía del Camino.

“No nos ha llegado Prospera desde diciembre y ya no alcanza con lo que ganamos. Pago 600 pesos de renta y tengo cuatro hijos”, explica Celia, la mamá de José, quien trabaja de lo que puede para percibir un ingreso, por ahora hace tortillas.

A 150 metros de la vivienda que Celia renta en la colindancia de los municipios de Santa Lucía del Camino y San Antonio de la Cal, se ubica la avenida Rosario, que de ida lleva a una tienda comercial y de vuelta al Periférico.

Celia vive rodeada de universidades, de tiendas comerciales, de salones de eventos, de bares, de gente con poder adquisitivo importante, pero nada de eso cambia el lugar donde vive y como vive, en una casa corroída por el sarro y sobreviviendo al hambre cada día.

Para la familia de Celia el programa federal les es imprescindible para pagar la renta, 600 pesos al mes, sin embargo, desde diciembre no reciben el apoyo, y en abril tendrían que cobrarlo de nuevo, “pero no es seguro”.

“Me daban 900 pesos de Prospera y si lo necesito, por mis hijos, tengo cuatro, Carlos, José, Teo y el bebé”, explica Celia mientras prepara unas tortillas que le darán el sustento por este día.

De acuerdo al Gobierno federal el programa Prospera cambió de nombre a Becas Bienestar, y que los atrasos del primer bimestre del año ya fueron depositados. Pero eso nadie se lo ha dicho a Celia.

Enfermedad en la pobreza
José es el segundo hijo de Celia y uno de los más animosos. Saluda, ríe, grita, juega, pero no habla, el pequeño de cuatro años padece una enfermedad hormonal por lo que tiene dificultades físicas.

“José nació mal de la tiroides, por lo que no puede hablar, no lo aceptan en la escuela porque tiene que ir a una especial, en donde me cobran 700 pesos mensuales, eso no lo tenemos”, explica la mamá de José.

Cada semana Celia tiene que llevar a José al hospital Civil y a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca para sus terapias y para que le realicen los estudios correspondientes.

Para esta familia el gasto económico extra que realizan es de muerte, pues Celia tiene que gastar en pasajes y tiempo, ya que no puede dejar a sus hijos solos y los traslada con ella.

“Una de sus manos no se formó correctamente“, dice Celia refiriéndose a José, “cada ocho días vamos a la Facultad de Medicina, en donde nos cobran 50 pesos por sus terapias”, el Seguro Popular le cubre el costo de los estudios.

Apenas el 6 de abril el presidente la República, Andrés Manuel López Obrador, anunció la cancelación del Seguro Popular, que a decir del mandatario “ni es seguro ni es popular y les informó que se va a cancelar”.

Huyen de la miseria
Celia y su esposo salieron de Ayutla Mixes hace 10 años, huyendo de la pobreza y del hambre, pero de nuevo los alcanzó. Pero ya no están solos, ahora son seis, y aquí el dicho “en donde comen dos comen tres” se tiene que estirar al máximo.

El esposo de Celia es peón de albañil y gana mil 200 pesos a la semana, “vivíamos en esa casa”, señala un domicilio de madera con señales evidentes de desgaste, “pero nos salimos de ahí porque no nos alcanza para la renta”.

En Ayutla se dedicaban al campo pero no siempre dejaba de dinero, “después de 10 años de vivir aquí, sabemos que en los dos lugares es complicado trabajar, así que por eso seguimos en la ciudad”.

Sufren para comprar la canasta básica
De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), al tercer trimestre del 2018, el 64 por ciento de la población, 2 millones y medio de oaxaqueños, tuvo ingresos menores al del costo de la canasta básica alimentaria.

Además, cerca del 26.9 por ciento de los oaxaqueños viven en extrema pobreza y mientras que el promedio nacional de nivel de pobreza es de 43.6 por ciento, en Oaxaca este porcentaje alcanza el 70.4 por ciento.

“La población indígena, sin importar la variable que se elija, registra rezagos importantes respecto al resto de la población. La marginación y la precariedad, se agravan cuando, además de indígena, es mujer o adulto mayor”, indica el Coneval.