Mujeres presas en Oaxaca, destinos truncados
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Mujeres presas en Oaxaca, destinos truncados

Son hijas, madres, hermanas y novias que han pasado los mejores años de su vida tras las rejas, quienes sin una sentencia permanecen en el encierro


Mujeres presas en Oaxaca, destinos truncados | El Imparcial de Oaxaca

Decenas de gritos parecen oprimirse en el pecho de mujeres reclusas en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Tanivet, Tlacolula, donde el recuerdo a veces duele, pero la realidad aprieta cada segundo.

Algunas cuentan los años que tienen en prisión y otras los que faltan para obtener su libertad. Jóvenes, adultas y de la tercera edad llevan meses, años o décadas entre los muros, mientras añoran al hijo, la hermana o la madre que apenas las visitan.

En el penal femenil de Tanivet una docena de mujeres de custodia fijan la mirada en aquellas que se reúnen para escuchar de los programas y cursos que impartirá en el lugar personal del Instituto de Capacitación y Productividad para el Trabajo (ICAPET).

Mujeres de complexión delgada y robusta buscan relatar sus casos a la prensa que ha sido invitada por las autoridades en el inicio de nuevas acciones de capacitación, mientras el personal uniformado impide que haya entrevistas en ese momento.

Algunas logran acercarse a esta reportera a la que señalan ser inocentes del delito de homicidio o de daños contra la salud, penas por las que son juzgadas, sin embargo no tienen sentencia.

“Un señor me acusó de vender droga y por eso estoy aquí. Ya llevo muchos años”, señala una mujer adulta que ya posee algunas canas, mientras otra habla con rapidez y entrega un papel porque dice que no las dejan acercarse “a los periódicos”.

Mujeres reclusas en cifras

En el CERESO de Tanivet, previo a la presentación de cursos y capacitaciones para las personas privadas de su libertad, impartidos por el ICAPET, las autoridades señalan que la mayoría de las 161 mujeres en el inmueble están por homicidio, secuestro y delitos contra la salud.

María Concepción Tovar Monreal, subsecretaria de Prevención y reinserción social, así como la directora del Centro penitenciario femenil de Tanivet, Silvia Pulido Diosdado, aseguraron que uno de los compromisos de la actual administración estatal es trabajar por un mejor Oaxaca y firmar convenios de colaboración en apoyo a las internas.

Dijeron apostar por la capacitación e impulsar habilidades en beneficio de la población interna, para que una vez liberadas tengan otra opción de vida, se les facilite su reinserción y logren ingresos en beneficio de su familia.

La directora del CERESO femenil, quien asumió el cargo hace 20 días, destacó la importancia de reactivar los ejes de reinserción social y ofrecer una mejor calidad de vida a las 161 internas del Centro de reclusión de Tanivet, que está a punto de llegar a su máxima capacidad.

Las autoridades señalaron que de las 161 mujeres en reclusión, 114 son originarias de Oaxaca y el resto de otros estados del país.

Del total, 117 son acusadas de delitos del fuero común y 44 del fuero federal; la menor de ellas tiene 18 años de edad y la mayor 64.

Los registros muestran que los principales delitos cometidos por la internas fueron secuestro y homicidio, pero la mayoría no tiene una sentencia y están en calidad de procesadas. Solo 14 están con sentencia del fuero federal y 30 del fuero común.

En el lugar también se observan madres con sus hijos menores de edad: cinco niños y tres niñas, cuyas edades van de los 17 días de nacido a los tres años de edad, porque por ley los menores no pueden estar con sus madres por más tiempo.

Las autoridades garantizaron que los niños y niñas reciben atención médica y educación, así como los cuidados que requieren para su mejor crecimiento.

Por delitos contra la salud, mayoría de internas indígenas

En el lugar hay 24 mujeres indígenas, donde la mayoría habla español. En este sector, el 98 por ciento fueron presas por delitos contra la salud, muchas engañadas para la comisión del delito.

Ante la insistencia de mujeres que aseguran ser inocentes, las autoridades señalaron que se realizan audiencias carcelarias para analizar en qué situación están sus procesos. En marzo, anunciaron, habrá una próxima audiencia para quienes así la requieran.

Buscan atención con rostro humano

En el penal de Tanivet, decenas de reclusas se reunieron ante la presencia de varios reporteros y reporteras por más de una hora. Escucharon las actividades que realiza personal del ICAPET y las áreas de competencia, a la vez que algunas recibieron constancias de cursos.

“Se tiene un convenio con ICAPET para capacitar a las mujeres que así lo deseen; se le apuesta a la reinserción y se busca que los centros penitenciarios tengan otra cara, con un trato digno y un rostro humano”, expusieron las autoridades, al señalar que a diferencia de la anterior administración, ya se cuenta con especialistas para la atención de las internas, como ginecólogas, nutriólogas, enfermeras, trabajadoras sociales, odontólogas, entre otras con títulos y cédulas.

“Dejé a un niño de 11 años”

Minutos después de la actividad protocolaria, y con el permiso de las autoridades, una mujer recuerda aquel 13 de noviembre del 2004 cuando ingresó a este penal, en ese entonces el gobernador era José Murat Casab. Ahora, con 56 años de edad, espera ser liberada pronto. Ha estado cumpliendo una condena por un homicidio que, asegura, no cometió.

La mujer logra contener las lágrimas mientras relata su caso. Sus labios y sus manos tiemblan mientras recuerda aquellas vacaciones a Puebla que después de 22 años “no se han terminado”.

“Me culparon de un homicidio que no cometí. Mis mejores años de vida se han quedado en el interior de esta prisión. Dejé a un niño de 11 años cuando estaba a punto de salir de la primaria; ahora mi hijo ya hasta hizo la maestría, pero yo sigo recordando a ese niño”, expresa una de las mujeres privadas de su libertad, originaria de la Ciudad de Oaxaca.

Con una sentencia de 35 años, la mujer dice que ha estado en una lucha legal constante durante 22 años. “He visto jovencitas, mujeres mayores que yo y en estados terminales, también grandes deportistas. Cada una es una historia, hay días que aunque esté el cielo con el sol radiante, parece que vivimos una soledad en un invierno terrible”, comenta.

La mujer de 56 años asegura que no hay celda de castigo como algunas organizaciones civiles han denunciado en algunas ocasiones. Lo que sí hay son sanciones, pero depende de la gravedad de la falta.

Apolonia, como dice llamarse, expresa que una de las sanciones puede ser el aislamiento de la población hasta por 29 días, en una celda. Otras, que prefirieron omitir su nombre, acusaron que se prohíben las visitas o les son retiradas “cosas personales que llevan los familiares”.

“Yo soy de Monterrey”

Originaria de Monterrey, una joven de apenas dos décadas de vida está en el penal de Tanivet por el delito de daños contra la salud. Tiene una hija de un año de edad, con la cual convive todo el día, pero que pronto dejará de ver cuando cumpla los tres años.

La joven señala que su familia apenas la visita una vez al año, pero la presencia de su hija la impulsa a seguir adelante y solventar algunos gastos con actividades que realizan en el interior del penal.

Frente a una pequeña reja, en uno de los salones administrativos, donde se le permite conversar, señala que hace apenas unos meses su hija tuvo una infección en las vías urinarias por las condiciones de encierro en las que vive.

“Mi niña estaba deshidratada y pedí apoyo médico. Me hicieron esperar” admite preocupada y asegura que no quiere que su hija se contamine por el ambiente de maldad que percibe en el lugar.


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