‘Nos dispararon desde el helicóptero’, dice padre de familia
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‘Nos dispararon desde el helicóptero’, dice padre de familia

Efraín Rojas Santos observó a un hombre vestido con el uniforme de la Marina bajar del helicóptero y acercarse a su coche


‘Nos dispararon desde el helicóptero’, dice padre de familia | El Imparcial de Oaxaca

Ciudad de México.- Efraín Rojas Santos observó a un hombre vestido con el uniforme de la Marina bajar del helicóptero y acercarse a su coche. Le acababa de decir a su esposa Nallely Aidé Ruiz Martínez: “no te mueras”; sus hijas también estaban mal heridas y entonces lo escuchó decir: “Es una familia, nos equivocamos. Llamen una ambulancia”.

La ambulancia nunca llegó, pero Efraín está seguro de lo que les sucedió y ha declarado ante la Procuraduría General de la República (PGR) que no tiene dudas: “Fueron los marinos, no civiles. Nos dispararon desde el helicóptero”.

En el automóvil quedaron los cuerpos de su esposa y sus hijas Chelsea Abril y Kenia, de 6 y 4 años de edad; también el de su sobrina Leslie Ruiz Martínez, de 12 años, quien los acompañaba.

La Marina Armada de México publicó entonces un comunicado donde negó que hubiera hecho disparos desde un helicóptero y atribuyó la muerte de las tres niñas y su esposa a causa de un supuesto fuego cruzado entre presuntos criminales y marinos.

Esa versión no se sostiene, según afirma en entrevista con La Jornada Raymundo Ramos Vázquez, director del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo: “La versión de que quedaron en un fuego cruzado o que fueron agredidos por otras personas carece de toda verdad”.

Para sostener su afirmación, el defensor de los derechos humanos cuenta con tres testigos y una prueba irrefutable: 78 rastros de balazos de grueso calibre que quedaron impactados en el pavimento donde ocurrió la tragedia.

Luego de este operativo de la Marina, que terminó con la vida de la esposa e hijas y dejó herida a una sobrina de Efraín, Ramos Vázquez y los visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) acudieron al lugar de los hechos.

“Ese mismo día de la agresión pudimos constatar que hay cuando menos 78 impactos de distinto grueso calibre, en cinco escenarios diferentes, sobre el pavimento del Boulevard Colosio Norte en un trayecto de un kilómetro en la ruta que seguía la familia de la colonia Roma, que está a orillas del río Bravo, hacia el fraccionamiento El Progreso”.

Añade: “Son dos kilómetros alrededor de donde quedó el vehículo de la familia. Y comprobamos que no hay ningún otro vehículo asegurado a los presuntos delincuentes que enfrentaron a la Marina y no hay ningún otro escenario que se prestara a una confusión o a un fuego cruzado. No lo hay, ni adelante, ni atrás, ni a un costado ni al otro”.

Otra de las pruebas “irrefutables” dice, son las fotos de los impactos en el techo del vehículo en el que viajaba la familia y en el parabrisas, huellas de disparos que no corresponden a la altura que señaló la Marina.

El testimonio de los sobrevivientes ha sido fundamental para desmentir la versión de la Marina: “Tenemos tres testigos directos sobrevivientes: Efraín, Leslie y una tercera niña más pequeña. La Marina no tiene ningún testimonio. Aquí urge interrogar al operador del helicóptero, a los agentes que participaron, revisar la bitácora de vuelo y todo lo que pericialmente sea necesario para demostrar la responsabilidad”.

Explica que lo mejor hubiera sido que la Marina hubiera admitido su participación en los hechos como producto de un error o una confusión y esto lo hubiera entendido la familia, pero negar su participación como lo ha hecho para “salvar” su prestigio ha sido un terrible error de estrategia.

Y añade: “Efraín, su esposa, sus tres hijas y una sobrina, no representaban ningún peligro para el helicóptero que sobrevoló la ruta donde ocurrió la agresión a la familia”.

Ante la falta de apoyo médico, el traslado de las dos niñas lesionadas y de Efraín Rojas lo hizo una mujer que pasaba por el lugar en su vehículo y auxilió a la familia llevándola al Hospital General, y finalmente a Efraín Rojas lo recogió una ambulancia de la Cruz Roja, luego de las insistentes llamadas.

La familia se encuentra en una etapa de duelo muy difícil con el agravante que el gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ni siquiera les llamó, y al contrario, apoyó la versión de la Marina. Hace unos días, devastado por la muerte de su hija, su sobrina y su esposa, Efraín Rojas Santos, acudió en camilla a la funeraria para despedirlas.


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