Feria de la Biodiversidad, la feria del ‘rey criollo’
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Feria de la Biodiversidad, la feria del ‘rey criollo’

Productores de maíz nativo se reúnen para generar alianzas, CONOCER y preservar granos endémicos


Feria de la Biodiversidad, la feria del ‘rey criollo’ | El Imparcial de Oaxaca

En La Ventosa, en el Istmo de Tehuantepec, hay una variedad de maíz capaz de resistir vientos superiores a 100 kilómetros por hora, se llama zapalote chico, le dicen “el rey del Istmo”, se agacha cuando llega el viento y se levanta cuando parte; en San Antonio Nduayaco, en la Mixteca alta, otra variedad crece casi sin agua, en una zona en donde las precipitaciones pluviales son las de climas semiáridos, escasas; en San Cristóbal Honduras, Coatlán, la variedad que se encuentra es el cocoxle, no son granos sino varas, como las del trigo, es el tipo de maíz que precedió al de las mazorcas.

Se le llama perla, sangre de Cristo, conejo, chalqueño, olotillo, bolita, negro, rojo, pinto, teocintle, criollo… se llama biodiversidad, riqueza natural conservada por las comunidades. Son decenas de nombres y variedades de maíz nativas de Oaxaca que se reunieron ayer en Unión Zapata, una de las comunidades que custodia –junto a su cabecera, Mitla, y Yagul- uno de los lugares del mundo con los registros más antiguos del cultivo, las cuevas de Guilá Naquitz.

El sexto festival de la Biodiversidad compartió las experiencias de productores de decenas de comunidades que encuentran en el cultivo de este grano su casi única fuente de alimentación y subsistencia. Había manos que cosechan calabazas de 10 kilos, algunas dignas de ser fotografiadas por Tina Modotti, había ajonjolí, amaranto de tres colores distintos, chayotes de un kilo a 20 pesos, amole, guías, jamaica, muchas otras flores, raíces y frutos, pero el rey de la feria era criollo y estaba echado sobre petates.

Ahí estaba don Humberto Pérez, proveniente de Valle Nacional, habitante del Cerro del Metate, con las mazorcas amarilla, blanca y roja o “sangre de Cristo” que le da su tierra, dos hectáreas en las que produce dos toneladas. No hay diferencias más que el color, una da tortillas amarillas, la otra “cafecitas”. Él asegura, tiene cinco distintos tipos de actividad: sembrar maíz, cacao, café, calabaza y camote dulce.

Estaba también Carolina Cruz Cruz, una mujer proveniente de Santa María Natividad, que produce también en su traspatio un maíz a cuyos granos llama “perlas” que le dan para comer.

Banco de semillas

En Oaxaca hay 35 razas diferentes de maíz, todas ellas han sido identificadas en proyectos de colaboración por parte de la Universidad Chapingo y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap).

Ambas instituciones cuentan con un banco de germoplasma que resguarda 5 mil granos de cada raza, a partir de los cuales se monitorea la germinación, las características del grano, las distintas frecuencias en las que completa su ciclo de cosecha y su potencial de producción. El objetivo principal de estos bancos es el conocimiento de las razas de maíz nativo que hay en el estado y su conservación.

“Sembramos y caracterizamos cada colecta, la mayoría de las siembras se hacen en terrenos de agricultores, ellos califican cada colecta y seleccionan qué materiales se pueden incrementar, llevamos al banco una muestra pero el trabajo está en las comunidades, los agricultores seleccionan los mejores maíces y los distribuyen, el fin no es lucrativo”, explica el ingeniero Humberto Castro, director del centro regional de la Universidad Chapingo y encargado del proyecto Maíz Chapingo Oaxaca.

El banco además tiene la función de proporcionar granos a productores de razas que cuentan con baja frecuencia de producción. En la cosecha, el agricultor reintegra las semillas recibidas.

Comunidades modelo

Entre las comunidades con las que participa la Universidad Chapingo ha identificado a las que representan un modelo a seguir, por la variedad de maíces que pueden producir, por su trabajo colectivo y por el manejo sustentable de la fertilidad de los suelos, es decir, que se conserven sin fertilizantes.

Una de esas comunidades modelo es Jazmín Morelos, Santiago Apoala, en la mixteca. Crescenciano Jiménez Cruz, coordinador del proyecto de mejoramiento en la siembra del maíz, explica que antes de recibir la asesoría desperdiciaban tierra y la producción era insuficiente. En cuatro años pasaron de producir una tonelada en media hectárea a dos. La técnica de siembra ha superado la falta del recurso vital, el agua. Al maíz que se siembra se le llama cajete y se introduce en la tierra a través de una vara que permite encontrar la zona que guarda la humedad, aproximadamente a unos 35 centímetros de profundidad. El maíz crece prácticamente sin lluvia.

Bancos comunitarios

Entre los proyectos de conservación de especies vegetales nativas destacan además los bancos de semillas comunitarios, de los cuales Oaxaca contaba hasta ayer con 10, cinco financiados por el Inifapy cinco por la FAO. A municipios como San Pedro Comitancillo, San Andrés Cabecera Nueva, Santiago Yaitepec y San Miguel del Puerto se suma el de Unión Zapata, que servirá para un doble propósito: resguardar las semillas de tomate, ajo, cebolla, garbanzo y maíz -principales cultivos de la comunidad- y promover el turismo.

“Tenemos muchas variedades de animales en nuestro territorio, dos variedades de venado, rojizo y cola blanca, tenemos chachalacas, lince, lo sabemos porque hay cámaras de fototrampeo, tenemos un museo comunitario, tenemos la cueva de La Paloma y la de los Machines, lo que queremos es incentivar el turismo, seguir avanzando en nuestra comunidad”, asegura Lucio Grijalva, representante del comisariado de Bienes Ejidales.

El turismo, subraya, se hace necesario como fuente de ingresos porque el campo sigue siendo mayoritariamente de temporal y para autoconsumo. En Unión Zapata hay 144 agricultores, la mayoría, asegura, viven al día.

La diversidad

  • 10 bancos de semillas existen en Oaxaca que resguardan:
    • 5 mil granos de maíz de cada raza
    • 35 razas diferentes de maíz existen en la entidad