Crónica: "En Oaxaca vivimos en una olla…"
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Crónica: “En Oaxaca vivimos en una olla…”

Magdalena todavía no entiende de dónde sacó fuerzas para colocar costales de arena en los accesos de su vivienda ubicada en uno de los fraccionamientos construidos en zona de riesgo…


Crónica: “En Oaxaca vivimos en una olla…” | El Imparcial de Oaxaca

Magdalena todavía no entiende de dónde sacó fuerzas para colocar costales de arena en los accesos de su vivienda ubicada en uno de los fraccionamientos construidos en zona de riesgo en Santa Cruz Xoxocotlán.

La casa marcada con el número 22 del andador Belagui esquina con Cosijopí de la unidad habitacional Itabani, todavía muestra las huellas del agua estancada.

Sentada en una silla de metal, la mujer de unos 60 años relata las penurias vividas la tarde del domingo, primero para colocar costales que impidieran el paso del líquido, y luego sacar la que brotaba por las alcantarillas.

Como en todo desastre y en la víspera de un Proceso Electoral (2018), en donde se elegirá presidente de la República, senadores, diputados federales, locales y presidentes municipales, la educadora de profesión, muestra las fotos de los funcionarios que los visitaron.

Jóvenes de tez blanca, camisa blanca impecable y zapatos caros no querían ensuciarse y buscaban un espacio no inundado, pero eso era imposible, ahora sí que les van a costar caro los votos, dice con una amplia sonrisa.

Recuerda que hace cuatro años, las lluvias fuertes de la temporada provocaron los mismos daños, sólo que en esa ocasión el agua no les dio tiempo de sacar nada.

12: 45 horas.

“Sabemos que en parte tenemos la culpa por comprar en un lugar en donde se inunda o que era caudal del arroyo, pero por qué las autoridades municipales de Xoxo permitieron construir un fraccionamiento en la cañada”, cuestiona.

Y continúa su queja:

“Fíjese son como 200 familias las que vivimos en una olla y nadie viene a ver cómo se corrige el fallo de construcción para darle salida al agua, pero eso sí, con la desgracia vienen como carroñeros”, lanza.

Doña Magda como le conocen en ese andador de uno de los asentamientos ubicados en zona de riesgo, no aceptó la despensa que le llevaron, porque no quiere compromisos con nadie, sólo pide el urgente desazolve del drenaje.

Y no es para menos, desde la cochera, el olor de aguas negras que inundó la sala y la cocina es penetrante a mediodía.

El vecino, no fue a trabajar y se esmera en sacar el agua que no logró retirar la noche y madrugada del domingo, ahorita está solo, pero el domingo su familia se solidarizó con ellos y entre seis, armados con jaladores, cepillos y escobas, le dieron batalla a la madre naturaleza.

Pero como siempre, ellos salieron perdiendo.

La postal no es diferente en el fraccionamiento vecino Las Águilas, ahí hombres y mujeres trabajan afanosamente en colocar los costales de arena en los accesos, así también ocurre en el fraccionamiento que hace honor a su nombre: Los Cantaros.


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