Se burlan ambulantes de las autoridades de Oaxaca

El ambulantaje en el zócalo capitalino no desapareció como se había anunciado, sino que simplemente se replegaron a los pasillos, situación que generó inconformidad entre capitalinos y comerciantes formales.

“Nos parece una burla que nos digan en las noticias y en las redes sociales que los comerciantes informales se van del zócalo, aunque sea por unos días, pero en realidad nada más se escondieron”, afirma Leonor Pacheco, encargada de una céntrica farmacia.

Y es que desde su opinión, las organizaciones que mantienen el control del ambulantaje en el Zócalo, Alameda y calles a la redonda, no pueden perder el negocio que les reditúa miles de pesos.

“Ninguno de esos vendedores paga luz, cuotas obrero–patronales, Infonavit, mucho menos impuestos, pero eso sí cuentan con concesiones de los gobiernos y permisos especiales”, lanza.

Expone que basta con recorrer la Plaza de la Constitución para darse cuenta del engaño a la ciudadanía, tanto de la autoridad municipal como de las organizaciones y sus líderes, pues no se levantaron los puestos.

“Para quienes cargamos con los impuestos y hostigamiento del gobierno es una situación inaceptable, pero luego viene la persecución o las agresiones de los propios ambulantes”, expone.

Ayer desde temprana hora, decenas de puestos informales se colocaron junto a las jardineras del Zócalo capitalino y sobre la calle de Flores Magón, Bustamante y Las Casas como normalmente lo hacen.

Incluso, la organización 14 de Junio marchó por calles de la capital hasta el palacio municipal para mantener una reunión con funcionarios capitalinos y “tratar el tema de la distribución de espacios y tregua con motivo del aniversario de la ciudad”.

Otros transeúntes criticaron la falta de cumplimiento de acuerdos por parte de las organizaciones que manejan el ambulantaje en el primer cuadro de la capital y ahora principales plazas como Zócalo, Alameda, Santo Domingo, Andador Turístico, entre otras.

Demandaron a las autoridades municipales poner orden en las calles del Centro Histórico, dado que se registra un crecimiento desmedido y ninguno cuenta con un censo real, lo que es aprovechado por las organizaciones para saturar de puestos las calles.