Una casa para las mujeres que migran a Oaxaca
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Una casa para las mujeres que migran a Oaxaca

Mujeres trabajando por mujeres: Luz de la Rosa encamina los proyectos de vida de las jóvenes, como directora de “La Prote”


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“Qué lejos estoy del cielo donde he nacido”, canta la estrofa inicial de la Canción Mixteca, considerada un himno a la nostalgia por los altos índices de migración interna y externa que presenta el estado de Oaxaca.

La migración de zonas rurales a la ciudad sigue siendo una constante y un fenómeno que también alcanza a las mujeres, quienes llegan a la capital, provenientes de todas las regiones de la entidad, para continuar con sus estudios de nivel medio y superior o conseguir un empleo para mejorar sus condiciones de vida.

Muchas de ellas, al llegar a la ciudad no cuentan con familiares o conocidos que puedan darles asilo, incluso algunas no hablan al cien por ciento el español, lo que les dificulta aún más su estadía y adaptación a la nueva dinámica a la que tendrán que insertarse.

Sin embargo, Protección a la Joven, A. C. es un lugar al que pueden acudir las mujeres que buscan principalmente continuar con sus estudios a solicitar apoyo. Esta casa brinda hospedaje y alimentación a jóvenes de escasos recursos que quieren continuar su formación académica, y además otorga un acompañamiento formativo integral, mediante la convivencia y la experiencia de cohabitar un espacio con la otra, como compañera.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

En Oaxaca, Protección a la Joven se funda en 1959, un 22 de agosto. Sin embargo, es un esfuerzo internacional, iniciado desde 1896 por León Genaud y Luisa Reynolds con el apoyo del gobierno suizo, para establecer una casa hogar para jóvenes de Suiza que laboraban y vivían en París.

Ante la utilidad que representaban estas casas, rápidamente se conformó la Asociación Católica Internacional al Servicio de la Juventud Femenina (ACISJF), que estableció más casas hogar y de apoyo para mujeres jóvenes migrantes en tránsito por toda Europa.

Es hasta 1949, cuando se abre la primera casa en la Ciudad de México, por iniciativa de la señorita Bertha Meyrán Millán, fundadora, al lado de Victoria e Isabel Martínez Gil, de la casa hogar en Oaxaca, a principios de los años 60.

En la capital, la casa ha tenido dos sedes. A sus inicios el espacio ofrecido a las jóvenes, principalmente indígenas y campesinas, era un anexo al templo de Las Nieves, pero para 1974 se establecería definitivamente en una casona del Centro Histórico, misma que ocupa hoy día, en la calle de Tinoco y Palacios.

En este espacio, más amplio, desde entonces se pudieron establecer talleres de secretariado, enfermería, economía doméstica, costura, corte y confección y cultura de belleza, para dar herramientas que pudieran servir a las jóvenes.

INTENTO DE DESPOJO

A pesar de la valía de la labor social que hace la casa, la ambición por la posesión del predio que ocupa el edificio representó una afrenta para la Asociación y las jóvenes que creyeron perder su hogar.

En noviembre de 2016, les fue entregada una orden de desalojo, que intentó aplicarse con violencia por parte de la Policía Estatal la madrugada del lunes 28 de noviembre, a nombre de un par de integrantes de la Iglesia Católica y funcionarios del Gobierno del Estado en turno.
Atrincheradas en su propia casa, lideradas por la maestra Luz de la Rosa, dieron a conocer el intento de despojo a la opinión pública.

EL ALMA QUE CONDUCE LOS ESFUERZOS

Licenciada en Letras Clásicas y Pedagoga por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), amante del teatro y la literatura, María de la Luz de la Rosa Hernández dirige desde hace cinco años la casa de Protección a la Joven de Oaxaca.

Nacida en el seno de una familia de mujeres que migran —primero su abuela originaria de Querétaro hacia San Luis Potosí, y luego su madre a la Ciudad de México—, experimenta en carne propia y profundiza en el fenómeno de migración que viven las jóvenes que llegan a la “Prote”, como de cariño le dicen a la casa.

Con su madre y tías hablantes del náhuatl como lengua materna, migraron a la ciudad y fueron víctimas de mucha discriminación y abuso laboral, ya tenía de forma inconsciente la semilla que germinaría en la empatía con la labor de Protección a la joven.

La maestra Luz —como es mejor conocida— es originaria de la Ciudad de México pero llega a Oaxaca en 1997 y conoce la casa gracias al grupo de Teatro al que pertenecía, que fue invitado a realizar funciones de una obra sobre migración, y con ello recaudar fondos.

Al ensayar la obra, una estudiante que habitaba la casa se acercó a Luz para preguntarle a qué se dedicaba. Al mencionarle que es maestra de español, especializada en enseñanza de extranjeros, le pidió ayuda para aprender la lengua, pues al ser hablante de mixe, le costaba trabajo ir al ritmo que le marcaba el nivel bachillerato que cursaba.

Es así como De la Rosa Hernández desarrolla un programa de enseñanza del español para mexicanos, hablantes de éste como segunda lengua, dando inicio a su travesía como voluntaria y colaboradora de esta institución, trabajando en el apoyo del desarrollo académico de las jóvenes y de habilidades para el estudio.

LA DIRECCIÓN

Con 22 años trabajando por encauzar los caminos de las jóvenes que llegan con sueños y aspiraciones a la capital de Oaxaca y buscando ayuda, dirige desde hace cinco años la casa, de la mano de licenciada en contaduría Elena Vela en el área contable, y la licenciada en enfermería, María de Jesús Alonso, como tesorera, todas ofreciendo su trabajo como voluntarias.

El reflejo de la historia de las mujeres de su familia y de alguna manera, de su propia vida, conduce la pasión con la que la maestra Luz orienta a las jóvenes, siempre buscando crear alianzas con profesionales voluntarios que ofrezcan sus talentos para beneficio de las habitantes de ese hogar.

Luz de la Rosa pasa tiempo con las mujeres que habitan la casa, conversa con ellas, escucha sus historias, les hace sentir su compañía y apoyo, comprometida para que obtengan las herramientas educativas y de vida para que se desarrollen y encuentren una buena forma de vida.

Protección a la joven es una iniciativa en favor de las mujeres indígenas, de escasos recursos o en situación de vulnerabilidad que deseen continuar con sus estudios, una labor a destacar en el marco del Día Internacional de la Mujer.