“Nos faltan 43”, un altar frente a Santo Domingo
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“Nos faltan 43”, un altar frente a Santo Domingo

A pesar de que solo han pasado cuatro años la sociedad se ha olvidado de este suceso, dicen normalistas


“Nos faltan 43”, un altar frente a Santo Domingo | El Imparcial de Oaxaca

“Nos faltan 43”, tan breve, tan contundente, la frase recorre las calles de la ciudad y termina frente al templo de Santo Domingo de Guzmán, colocando una ofrenda en el filo de su atrio como confesando a este edificio de más de cuatro siglos que en el presente faltan 43 y aún hay miles preguntando dónde están.

Ellas son del primer año de la Escuela Normal de Educación Inicial, hace cuatro años, cuando la noche de Iguala cayó sobre México, cuando sus compañeros normalistas de la Normal Isidro Burgos fueron desaparecidos por grupos criminales y policías municipales, con la complacencia del Ejército, estaban por comenzar la preparatoria. Algunas escucharon la noticia, algunas otras no. Hoy sintieron la necesidad de marchar y de llenar las calles del Centro Histórico con otras frases breves y contundentes, como la que eligieron para portar en la playera del homenaje cívico de este 26 de septiembre: Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo.

Les quitaron el miedo y les enseñaron a cuidarse. Aceptan ser entrevistadas pero rechazan dar su nombre, hoy no son una, son un grupo. Un grupo que dice a pesar de las ausencias quienes sí están recuerdan y permanecen en la exigencia de que la verdad otorgue un poco de justicia.

“A pesar de que solo han pasado cuatro años la sociedad se ha olvidado de este suceso, marchamos para que no vuelva a pasar”, dice una de las manifestantes después de colocar las fotografías de Leonel Castro Abarca, de Jorge Antonio Tizapa Legideño, de César Manuel González Hernández y de los 40 estudiantes desaparecidos en Iguala. Hoy en el altar están colocados los rostros de 43 hombres que con ellas tenían un objetivo: estudiar. Detrás de las fotografías, una tortuga, el animal con el que se ha simbolizado el camino hacia la justicia en este caso, que la ONU ha llamado “el más emblemático de desaparición forzada en México”. La tortuga, como la justicia, “es lenta pero llegará”.

Las estudiantes normalistas saben, sin embargo, que el emblema de Ayotzinapa tiene detrás un ejército de impunidad, que la violencia –del Estado y de los grupos criminales, que son muchas veces una sola cosa- no se acaba ni se centra en los normalistas, ni si quiera en los estudiantes del país.

“Me da miedo que pueda pasarme algo semejante, pero no solamente como estudiante normalista, puede ser de cualquier otra institución, en el país se presentan miles de desapariciones pero no solamente son estudiantes, son niños recién nacidos, señores mayores, es una inseguridad muy grande la que se vive en nuestro país”, expresa otra de las manifestantes.

Si la inseguridad es tan grande, si los ataques del Estado contra maestros y estudiantes son, como dicen, cada vez más frecuentes, por qué seguir este curso ¿Por qué a sus 18, 19, 20, 21 años deciden ser normalistas en tiempos de Ayotzinapa? Simple: “porque queremos enseñar bien a los niños”.


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