Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Especiales

Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca

En 1974 fundó su carpintería en el corazón de la Central de Abasto, a un costado de la iglesia de Cristo Rey; narra cómo es el oficio, después de 47 años de experiencia trabajando con la madera.


  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca
  • Nacho y el oficio de la carpintería en Oaxaca

El oficio de la carpintería es uno de los trabajos más antiguos de la historia, no se tiene un registro exacto de cuándo y cómo inició, pero existen algunos registros antiguos de herramientas y artefactos que eran utilizados y se asemejan a los actuales para desempeñar esta labor.

El término “carpintero” se atribuye a las personas que trabajan con madera y alguno de los derivados de ésta. Por su parte, la palabra “carpintería” tiene dos variantes: una, del trabajo que se desempeña utilizando como materia primordial la madera, y por otro lado, el lugar donde se despeña este trabajo.

En Oaxaca se encuentra la Central de Abasto, un lugar lleno de folclor. En el corazón de este característico lugar, y a un costado de la iglesia de Cristo Rey, está ubicada la carpintería “SanMar”; con 47 años de existencia, el lugar es atendido por Ignacio Felipe Sánchez Martínez, quien a sus 68 años cuenta que gracias a su padre heredó el oficio.

Dejó de estudiar por el amor que encontró en las maderas, hacía lo que le gustaba y sobre todo, recibía unos “centavos”, así comienza a narrar su historia de vida para EL IMPARCIAL. Así que terminando la secundaria se dedicó de lleno al oficio que hasta la fecha le ha dado los recursos necesarios para subsistir.

“Nacho” —como lo conocen en el medio— recuerda con mucho cariño a su padre, quien le pedía continuar con sus estudios, pero la presunción de la juventud se antepuso y se aferró al oficio del cual nos comenta:

“No me arrepiento, soy carpintero a mucha honra. Me ha dado mucho este oficio y sobre todo el privilegio de servirle a muchas personas, de ayudar a mucha gente y preparar a muchos jóvenes que han venido aprender el arte de la carpintería y hoy tienen su propio negocio. La satisfacción más grande durante estos años de labor es mi taller y trabajo, amo mi trabajo, amo mi taller y antes de despertar, lo primero en que pienso es en mi trabajo”.

En 1974 funda su taller en la Central de Abasto, a un costado de la iglesia Cristo Rey. Unas láminas de cartón con petróleo protegían la madera, poco a poco se fue dando a conocer y se hizo de algunos clientes, quienes quedaban satisfechos con su trabajo y lo iban recomendando.

“Algunos de los carpinteros que hay en la capital aprendieron conmigo, con regaños, gritos, a veces hasta groserías, pero terminaron aprendiendo bien el oficio. Hoy tienen su propio taller, eso me ha dejado una gran satisfacción”, aseguró.

“Hay un detalle, yo aprendí sin herramienta eléctrica, mi padre no tenía cierra circular, taladro, no había nada eléctrico, todo lo aprendí a mano. Con la famosa cierra de ‘San José’ hacíamos maravillas, los cepillos y toda la demás herramienta era de madera, para cortar tablas todo era a mano, nada de maquinitas como ahora, que gracias a dios hay tecnología y facilita el trabajo.

“Lamentablemente con los avances de la tecnología, ya nada más aprenden a armar, no a fabricar, porque ya todo lo venden hecho. La cosa es aprender cómo acariciar la madera desde que la empieza uno a trabajar, hay que buscarle el hilo porque, decía mi padre, ‘a la madera se le busca el hilo y a los tontos la cara’. La madera también tiene un hilo, su cara, su trascara… hay que saberle”.

Con el paso de los años y la experiencia obtenida ha aprendido los peligros y mañas que se tienen en la manipulación de la madera, desde el cuidado a la hora de cortar limpiar o lijar, ya que al utilizar las máquinas hay madera que brinca o se parte y el riesgo es latente.

Al preguntarle si ha sufrido algún accidente en el trabajo, nos menciona que afortunadamente de un martillazo o una cortada no ha pasado; mostrando sus manos nos dice: “miren, gracias a dios estoy entero, hay quienes trabajando se vuelan los dedos”.

El oficio se ha convertido en una fuente de trabajo familiar, ya que uno de sus hijos decidió aprender el oficio y actualmente lo ejerce. En el mismo taller trabajan ambos, pero cada quien con sus clientes.

En este 19 de marzo se conmemora el Día del Carpintero en México y, como es tradición en el taller “SanMar”, este día no se labora, pues inculcado en la fe católica, hace una misa en la mañana y en la tarde convive con sus trabajadores, a quienes les prepara de comer para pasar el día fuera de las máquinas, maderas y el trabajo.

“En este que es nuestro día, yo les mando un saludo y un abrazo de todo corazón a todos los carpinteros, los viejos, jóvenes y a quienes apenas empiezan, y espero que tomen a dios en cuenta en este día, para que los ilumine y les bendiga su trabajo. Felicitaciones a todos los carpinteros de Oaxaca”, finalizó.


aa