Crónica: ¡Nos vamos a congelar!
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Crónica: ¡Nos vamos a congelar!

Insuficiente albergue para familiares de pacientes en el Hospital Civil; medio centenar de personas de varias comunidades sufren los estragos de las bajas temperaturas


Crónica: ¡Nos vamos a congelar! | El Imparcial de Oaxaca

La capa de ropa y cobijas no logran contener el temblor en sus manos, producto de los dos grados centígrados de sensación térmica que se siente en la ciudad de Oaxaca.

Junto a Rigoberto, su menor hijo, el hombre de unos 45 años espera la alta de su esposa, internada desde hace dos días en el Hospital Civil Aurelio Valdivieso, producto de una apendicitis aguda.

La banca metálica de la sala de espera del nosocomio público se encuentra al aire libre y en temporada invernal, la espera es mortificante.
De nada sirven los tres módulos enviados por el DIF para guarecer a las más de 50 personas que están obligados a cuidar de sus familiares, a lo largo del día en condiciones complicadas.

“No me puedo alejar mucho tiempo, porque me llaman las enfermeras y si no nos reportamos, no le dan la atención a mi esposa, mi hijo no es mayor de edad y no puede pasar y aquí se queda conmigo”, dice mientras lo arropa.

El sol apenas se asoma, pero la sensación térmica en la sala de espera del Hospital Civil dependiente de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) es casi de cero grados, “nos vamos a congelar si sigue el frío”, sostiene el niño de 10 años cuyo rostro apenas sale de las cobijas.

El hambre, frío y el estrés por lo delicado de la salud de su esposa Guadalupe lo tiene cabizbajo y agazapado en uno de las esquinas de la extensa, pero abierta sala de espera.

Con angustia relata que para entrar a las carpas es muy complicado, pues la preferencia es para las mujeres, adultos mayores y menores de edad, pero el niño de complexión delgada y corte a rape, no alcanzó lugar la noche anterior.

En el sitio el panorama es desolador, una pequeña jardinera se ha convertido en zona de camastros a la intemperie.

Los familiares de los pacientes se cubren con plástico de las bajas temperaturas, doble cobija y cartones con periódico para no quedarse helado, relata Adrián, joven proveniente de Santos Reyes Nopala.

“Nos tocó lo peor del frío, no nos trajimos cobijas porque en el pueblo hace un pinche calor pero aquí, ya nos sentimos morir, a las carpas no entran todos y si te vas a los rincones los policías se encabronan y te paran”, relata con molestia.

El ir y venir de gente en la sala de espera es vigilada celosamente por el guardia de seguridad privada, quien a la vez sirve de administrador del albergue invernal; “esas personas son las que luego dicen quien sí y quien no entra y el frío aquí afuera está de la ching…”, afirma.


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