En Juchitán, llueve sobre mojado
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En Juchitán, llueve sobre mojado

“Lo importante es que seguimos con vida”, dice Don Mariano con resignación, uno de los sobrevivientes del sismo de 8.2 grados


En Juchitán, llueve sobre mojado | El Imparcial de Oaxaca

Lluvia que va y viene, cálida como la de cada otoño en Juchitán; que corre por las calles encharcadas de la heroica ciudad del general Charis Castro.

Lluvia que dificulta la difícil tarea de olvidar por un momento que tu casa ha sido derribada y que sigue temblando. Lluvia incapaz de hacerle perder a doña Alba el cariño por sus nietos y por su hija.

Lluvia que no le arrebata a don Mariano la calma y amabilidad con que pronuncia la frase lugar común más fuerte del mundo: “lo importante es que seguimos con vida”.

Juchitán convive con el desastre natural y el humano. Con tuberías de 10 o 15 pulgadas que fueron nuevas hace más de 60 años. No sabemos aún si el Plan DN-III-E tiene un apartado que incluye reparar el insuficiente sistema de drenaje de esta ciudad de calles bloqueadas con cuerdas que evitan, o intentan evitar, que pasen los mototaxis a altas velocidades.

Anegar las principales calles de esta ciudad es tarea fácil para una lluvia sencilla que cae a las tres de la tarde y dura, con interrupciones, hasta pasadas las cinco. Bastan los primeros minutos para generar chorros que corren por Morelos, por Independencia, por Aldama, calles que avergonzarían a los héroes por llevar sus nombres.

En Juchitán llueve sobre mojado, sobre el escombro, sobre el zócalo donde quedó derruido el palacio municipal.

Llueve sobre la 16 de Septiembre, donde una fila de edificios espera ser demolida por un trascabo. Quizá sea la última lluvia que caiga sobre decenas de edificios inhabitables que siguen de pie tras el sismo del 7 de septiembre o 7-S.

¿Por qué a los sismos nadie les pone nombre como a los huracanes? ¿Es porque es innecesario? ¿Es para permitir que algún día llegue el olvido? ¿Porque lo que se nombra es más fácil que se recuerde?

Citlali y Jair

Citlali carga a Jair, su hijo, y a la hermana de Jair. Jair sonríe, tiene dos años. En 32 años, los mismos años que pasaron desde 1985 hasta 2017, tendrá 34. Alguien, quizá su hijo, le preguntará ¿Ya habías nacido en el temblor de 2017? Jair responderá entonces que sí, pero poco o nada podrá contar ¿o será su primer recuerdo de vida que cuando era niño durmió una vez bajo una lona en un terreno enfangado? Quizá contará todo aquello que le cuenten sus padres. Quizá más que recuerdos contará historias que le contaron. ¿Cuándo dejará de contarse este sismo? ¿Cuánto tiempo pasará para que deje de ser el tema del día? ¿Cuándo quedará enterrado? ¿Cuándo dejará de ser noticia el sismo que sacudió Juchitán?


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