Sin reconstrucción por sismos en San Mateo del Mar
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Sin reconstrucción por sismos en San Mateo del Mar

La reconstrucción se vio interrumpida por los constantes sismos y lluvias, nadie quería construir castillos sobre tierra que continuaba hundiéndose


San Mateo del Mar celebró ayer la fiesta de su santo patrono, San Mateo Apóstol, sin iglesia para los rezos, sin mercado, sin autoridad municipal y sin sus hermanos de Santa María del Mar, la comunidad vecina con la que desde hace casi nueve años se mantienen divididos por un conflicto de tierras guardado en el cajón de asuntos sin resolver del gobierno estatal.

En esta comunidad mareña no ha concluido el remolino de afectaciones, previas y posteriores al sismo, que fue apenas el corolario de una secuencia de pugnas y conflictos naturales y sociales. Tres días antes del 7-S un grupo de pobladores de la agencia municipal de Huazontlán secuestró a cuatro menores de 18 años para exigir que se les reconociera como autoridades. Hace dos semanas el fenómeno de mar de fondo inundó la población nuevamente.

La reconstrucción en esta comunidad tardó hasta los primeros meses del año, pues los constantes sismos, las lluvias y el temor de los pobladores a que se generara un tsunami impedían que alguien quisiera, o pudiera, empezar a colocar castillos sobre tierra que se seguía hundiendo.

De acuerdo con los datos de la Sedatu fueron destruidas por completo 814 viviendas, de las cuales 342, 42%, tienen un avance menor al 25% en su reconstrucción y esa no es la peor estadística, se calcula que al menos 100 personas recibieron tarjetas de apoyo de Bansefi vacías.

“Hay gente que recibió su tarjeta, pero sin dinero, son varios, no llega su dinero, es difícil, cómo van a reconstruir su casa, hay como más de 100 gentes, vienen a reclamar acá pero cómo podemos decir que no llega gente para levantar otro censo”, expresa Fabián Quintanar Salomón, alcalde municipal, un cargo destinado a la organización y coordinación de celebraciones rituales pero que desde hace más de un año funge como representante de la comunidad.

El 3 de septiembre de 2017, la elección extraordinaria generó una ruptura. Gelasio Silva, originario de la agencia de Huazontlán demandó que se le reconociera como autoridad, y desde entonces se llevó al gobierno municipal.

“Aquí no llega ni un apoyo del gobierno. Para hacer reconstrucción es un poco difícil, la iglesia católica no se ha construido, el panteón municipal tampoco, está desbaratado, el mercado tampoco, por qué, porque no hay obras, por qué no hay obras, porque no hay dinero, así, así es lo que estamos viviendo aquí”, expresa el alcalde.

-¿Qué otras necesidades tiene la comunidad?-El agua, aquí no hay agua potable, tengo una cuñada que trabaja en el centro de salud, dice que hay muchos casos de cirrosis hepática, eso puede ser por la contaminación del agua.
Por las lagunas hay un pozo, es agua dulce, algunas personas la hierven, pero algunas personas así se lo beben, claro que a la larga causa enfermedades –responde doña Yareni mientras se cubre en la sombra de los árboles que rodean la derruida iglesia.

“También la inseguridad, hay mucha inseguridad, por lo mismo que el presidente municipal está en Huazantlán, ahí están llenos de policías, aquí no, aquí no va a haber policías, a lo mejor hacen un recorrido en el día, pero la inseguridad no es de un ratito, es de todo el día toda la noche. Su esposo es integrante del comité de la iglesia de San Mateo Apóstol, que hoy reina en la máxima celebración del pueblo.

En el mercado municipal esperan también una respuesta. Las locatarias presentaron ante el gobernador Alejandro Murat una solicitud para que la estructura fuera derribada y se construyera una nueva obra, no obstante el gobierno les informó posteriormente que sería rehabilitado.

“Vino, entró, recibió un documento firmado por puras locatarios, nosotros nos quedamos con copia, lo firmó, pero ahora dicen que va a ser reconstrucción, las paredes del mercado se partieron, también el piso, el arco del techo se separó, por eso estamos diciendo que se haga un mercado nuevo”, señala Josefa Jarauta, quien antes del conflicto postelectoral fungía como regidora de mercados y que hoy vende barbacoa frente al acceso principal del inmueble que lleva cerrado ya un año. Para ella como para la mayoría de los pobladores de este municipio el sismo se llevó el tiempo que se destinaba al problema político.

Hoy los pobladores se dividen entre el agradecimiento al gobierno “que ayudó, aunque sea un poco”, y la preocupación porque hay poco trabajo, poco dinero y el otro conflicto que mantienen, con Santa María del Mar, les ha cerrado el lugar que era su principal fuente de sustento, la bocabarra. San Mateo era un centro comercial de venta de pescado en el Istmo. Desde Tehuantepec, Xadani y Juchitán venían a comprar pescados, camarón, huevos de tortuga, se conseguía también huachinango y “una que otra langosta”.

“Antes por costales pescaba la gente, ahora son tres medidas, cuatro, se bajó el trabajo de Dios, porque él lo multiplica, Dios da el pescado el agua, sin él no somos nada”, expresa doña Josefa.

“Casi no hay trabajo, todo se escaseó, el camarón, porque aquí se dedican a la pesca, debo tener paciencia, hoy voy a vender 100 pesos, 50 pesos”, dice don Jerónimo mientras coloca una lona con la que cubrirá su puesto de “cositas”, chanclas, plásticos.

Él no recibió el apoyo completo del gobierno federal para la reconstrucción. “No se completaron los 120 mil pesos, hasta 90 o hasta 80, no nos dijeron nada, pero no fue culpa de ellos, fue la fuerza de la naturaleza, no es culpa del gobierno, ya nos apoyó un tanto”, expresa.

 

La separación de los mareños: “fueron los eólicos”

El mar es un elemento inseparable de esta comunidad, lo lleva en el nombre y en la historia, en los rezos, en la comida, hombres y mujeres llegan hasta el mar vivo, a las costas, al lugar donde Oaxaca se vuelve tierra continental, para pescar o para recoger un litro de agua que ayude a preparar un remedio medicinal. Es también desde 2009 motivo de una pugna inconclusa, postergada, infinita como muchas otras en el estado.

Reina Gutiérrez Luis se enorgullece en decir que fue la primera mujer que fue elegida en un cargo en el cabildo de San Mateo del Mar, era regidora de Hacienda cuando estalló un conflictos que enfáticamente, asegura, se generó por una causa: los eólicos.

Los pobladores de Santa María del Mar iniciaron el conflicto para controlar un lugar sagrado Wüx Leam, un sitio donde la empresa Preneal, hoy Mareña Renovables, ubicó un proyecto de generación de energía eólica.

“Precisamente en ese lugar donde ellos querían que se colocaran los aerogeneradores le pertenece a San Mateo del Mar, es un lugar sagrado, ahí es donde pasa el aire más fuerte, creo que hicieron convenio con la empresa y querían proteger ese lugar para ellos, por ese motivo hubo esa bronca”, relata reina.

Antes del bloqueo, ambas comunidades eran hermanas, “la gente de aquí iba allá a la fiesta, tenemos familiares en Santa María del Mar, ahijados, padrinos, y ahora cómo los vamos a ver, yo tengo familia y no la he visto, ellos no pueden venir para acá ni yo puedo ir acá, se murió una prima mía y no pude ir a verla porque no nos dejan pasar, cuándo se le va a dar solución a esto, quién sabe”.
1928.

La fecha la pronuncia don Martín con clara rapidez y seguridad. 1928. La mención del año detona la mención de su edad, 90 años. Lo ha visto todo, lo había visto todo, excepto esto. El sismo fue inédito. “Nunca he visto así como el que pasó ahora, en un lugar por Baja California vi una vez, pero no tan fuerte como aquí, yo estuve en Mexicali, ahí vi que pegó, pero no como ahora.

“En Oaxaca no había visto nada tan fuerte”, dice don Martín, quien aún recuerda el momento en que la tierra se movió más fuerte de lo que lo había hecho en cualquier momento de su vida. “Yo me caí, cuando iba afuera dije, mejor me siento, me lastimé el brazo, el dolor todavía no pasa”.

Tampoco reclama la falta de apoyo de las autoridades. Pasaron las personas del censo y dijeron que su casa estaba bien pese a las grietas que señalaba, algunas anuncian que hay separación entre paredes. Las últimas semanas las ha dedicado a supervisar cómo se retira el techo de una de las habitaciones que aún está llena de escombros, entre eso y atender la tortillería que ha sido su empleo pasa su tiempo, sobre el que bromea y dice que es poco.

“Se está acabando la fuerza, se está resbalando el pie para el pocito. Mi compañera me dejó, pero ya la voy a alcanzar”, dice con gracia sobre su viudez.

 

También el arte viene del mar

Desde hace 20 años encontró la forma de aprovechar de otra forma el mar. La pesca fluctuaba como el oleaje, al alza y la baja, a veces había a veces no y la alternativa estaba en eso que tiene un valor solo cuando el ser humano se lo da: el arte.

“Somos pescadores, cuando no encontramos camarón, pescado, sacamos los caracoles, si no traíamos pescado ni camarón hacíamos cadenitas”, nos cuenta don José Luis Ponce, mientras muestra un grueso libro en el que fue incluido como maestro artesano de Oaxaca.

Su pieza principal son las cortinas de caracoles, que adorna con figuras de delfines, sirenas y peces, lleva el mar a otro plano, al de su interpretación. Con estaspiezas, que tarda entre una y dos semanas para elaborar, ha solventado el gasto diario de su familia mientras continúa la reconstrucción de su casa, una de las más adelantadas de la comunidad.


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