Consejos para decirle a los niños que los Reyes Magos no existen
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Consejos para decirle a los niños que los Reyes Magos no existen

Puedes hacerlo de la mejor forma posible.


Consejos para decirle a los niños que los Reyes Magos no existen | El Imparcial de Oaxaca
Foto: Internet

¿Los Reyes Magos existen?

La pregunta que todos los padres temen… Explicarlo sin que los niños se sientan desilusionados…

Puedes hacerlo de la mejor forma posible. Sin que suponga perder la ilusión y la magia…Por eso, hemos elegido un par de versiones de cómo explicar este “misterio” de forma que ellos lo entiendan y se conviertan en cómplices de esta tradición para los que aún son pequeños…

Decidir el momento es difícil, cada niño madura en un tiempo. Nuestro mejor consejo es mantener la ilusión todo el tiempo que puedas. Comparte tus dudas con otros padres. Su experiencia y consejo te serán muy útiles. Recuerda que los Reyes Magos son en realidad un símbolo de amor. El objetivo de esta tradición es hacer felices a los niños y seguirá vivo en el corazón de los pequeños que siguen creyendo.

Cómo explicar que los Reyes Magos en realidad no existen

Hemos elegido dos cuentos, uno un poco más realista y un segundo cuento más fantástico que prolonga la duración de la magia un poco más de tiempo:

Primer cuento para explicar que los reyes magos no existen:

“Somos los Reyes Magos.
En realidad, lo importante no es que seamos Reyes ni Magos. Lo importante es que somos unas personas que te quieren, que saben cómo sientes y cómo es tu corazón.

Sabemos tantas cosas de ti como tus padres: que te apasiona el fútbol, que te gusta madrugar, que eres un gran flautista, que escribes cuentos sobre dragones, que tienes una profe hueso que se llama Lola, que te gusta hacer bizcochos y empanadillas dulces, que conoces el secreto del cocinero, que tienes una especie de segunda familia en Francia, que tienes un amigo que se llama … (y otro…, y otro…) y una amiga que se llama…

Sabemos que te esfuerzas en hacer bien las cosas, que intentas no pelearte con tus hermanos (aunque a veces, con Sergio, no lo consigas) y que muchas veces ayudas a papá y mamá. Y sabemos que ya tienes … años y… algunos meses más.

Sí, ya eres mayor. Y, por eso, ha llegado el momento de compartir contigo nuestro SECRETO. Cuando un niño deja de ser niño y se convierte en hombrecito, está preparado para guardar nuestro secreto sin decírselo a sus hermanos menores o a otros niños que no lo saben.

Sí, pocos saben la GRAN VERDAD… y, para conocerla, hay que ser capaz de guardar el gran MISTERIO DE LOS REYES MAGOS sin decírselo a los demás. Y es el momento de que lo sepas tú.
Nuestro gran secreto es que… nosotros existimos únicamente en el corazón, en el corazón de todos los papás y mamás del mundo.

La verdad es que no existen los Reyes Magos como personas… pues no podrían vivir eternamente. Los que ponen tus juguetes por la noche mientras tú duermes son… ¡tus papás! Sí, son tus padres.
Y te ponen juguetes porque creen que durante todo el año te has portado súper bien, porque creen que eres un buen chico, un buen hijo, un buen hermano, un buen amigo, un buen nieto, un buen alumno, un buen dibujante, un buen lector, un buen estudiante…en fin, un niño que se merece que sus papás le demuestren lo orgullosos que están de él.

Tu papá y tu mamá son felices porque tú existes, porque tú eres su querido hijo y no un niño cualquiera. Tus padres son felices porque disfrutan de ti, de tu inteligencia, de tu cariño, de tu manera de ser. Tienes la virtud de hacer felices a todas las personas que te quieren y eso…eso se merece una sorpresa tan grande como la de creer en los Reyes Magos.

Tu hermano fue el primero en conocer nuestro secreto, pero tu otro hermano es aún pequeño y por eso no podemos hacerle participar de este gran misterio. Hay que guardar el secreto. ¡Es una gran responsabilidad! Tú, que sí lo conoces, debes ayudarnos a mantener en él la ilusión cada año que ponga sus zapatos bajo el árbol. Cuando sea tan mayor como tú, los Reyes Magos nos encargaremos de escribirle una carta también a él. Contamos contigo para que no se lo cuentes. Le dejaremos creer en los Reyes Magos unos años más.

Un beso enorme de los Reyes Magos y de papá y mamá.”

Segundo cuento para explicar que los reyes magos no existen:

“Una vez un hijo preguntó a sus padres: Papás, ¿existen los Reyes Magos? Los padres de Juan se quedaron mudos, mirándose, intentando descubrir el origen de aquella pregunta.

-¿Y tú qué crees, hijo?

-Yo no lo sé: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque vosotros no me engañáis; pero, como los niños del Colegio dicen eso…

-Mira, hijo, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…

-¿Entonces es verdad?- cortó el niño con los ojos humedecidos-.Me habéis engañado!

-No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen, respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Juan.

-Entonces no lo entiendo, papá.

-Siéntate, cariño y escucha esta historia que te vamos a contar:

-Cuando el niño Dios nació, tres reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los reyes, Melchor, dijo:

-¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

-¡Oh, sí! Exclamo Gaspar-.Es una buena idea, pero es muy difícil hacer esto. No seremos capaces de poder llegar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

-Baltasar, el tercero de los reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó: Es verdad, sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito… Y el niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el portal:

-Sois muy buenos, queridos reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿Qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

-¡Oh, señor!-dijeron los tres reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros
regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

-No os preocupéis por eso – dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?-preguntó Dios.

-Sí, claro, eso es fundamental, asintieron los tres reyes.

-Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

-Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje, respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

-Pues decidme, queridos reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los tres reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, Yo, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Y cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contaran esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños también harán regalos a sus padres en prueba de su cariño.

Cuando acabaron con su explicación Juan se levantó y dando un beso a sus padres les dijo: Ahora sí que lo he entendido todo, papás. Y estoy muy contento de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.”

No perdáis nunca la magia y la ilusión de este día. Esperemos que os sean útiles y os deseamos ¡Feliz día de Reyes!


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