El niño que quería ser Vincent Price
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Columna

El niño que quería ser Vincent Price

Se ha convertido en uno de los directores, productores y escritores más populares y lo conocemos como el creador de excéntricas historias


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En una aburrida y calurosa ciudad de California, Estados Unidos, en la que no pasaba mucho y donde todos los días parecían ser iguales, nació en 1958 un niño que crecería introvertido, con pocos amigos y gustos peculiares. Pasaba sus días alimentando su imaginación con historias de terror y películas de monstruos. Hoy lo conocemos como Tim Burton y es un creador de excéntricas historias.

UN NIÑO OCUPADO

De cuando era niño se dice que tuvo más proyectos que amigos, pues cuando no estaba leyendo una historia de terror estaba grabando películas con su cámara casera. Sus compañeros de clase y vecinos creían que era muy raro, pero eso a Tim nunca le importó; se concentró en imaginar y crear los personajes que más tarde conoceríamos en sus películas de adulto.

Dibujar era uno de sus pasatiempos y, a su estilo, lo hacía muy bien, eso lo ayudó a ganar una beca en animación en el Instituto de Artes de California. Poco tiempo después los estudios Disney lo contrataron como dibujante, pero no entendían sus dibujos ni sus historias. También dibujó en proyectos de otros directores en los que no podía opinar mucho, sin embargo, no se rindió y logró hacer dos cortometrajes.

VINCENT Y FRANKENWEENIE

Sus héroes eran los escritores Edgar Allan Poe, autor del cuento de terror El gato negro y Mary Shelley, autora de la novela Frankenstein, y el actor de películas de terror de los años 50 Vincent Price, así que les rindió homenaje en sus dos primeras películas cortas.

EXTRAÑOS PERSONAJES

Tim ha hecho muchas películas por encargo, pero siempre ha encontrado la forma de sacar a la luz a sus creaciones, como Beetlejuice (1988), el fantasma al que puedes invocar nombrándolo tres veces para pedirle ayuda pero que, más que ayudarte, podía meterte en más problemas. O El joven manos de tijera (1990), quien no entiende el mundo de sus vecinos, que lo juzgan y se aprovechan de su apariencia.

Tal vez el personaje de Burton que más identifiques sea Jack Skellington, el rey de la Ciudad de Halloween, que intenta robarse la Navidad en la película El extraño mundo de Jack (1993). Muchos piensan que la dirigió Burton, pero no fue así, lo hizo su amigo Henry Selick, basado en la historia que Tim escribió e ilustró.

También les dió vida a otros personajes como Sweeney Todd, el barbero demoniaco de la calle Fleet (2007) o el genial Ichabod Crane, de La leyenda del jinete sin cabeza (1999).

DEL LIBRO A LA PANTALLA

En su proceso creativo, Burton toma lápiz y papel para empezar a trabajar sus películas. Primero hace anotaciones, garabatos y borradores en un cuaderno hasta que poco a poco se convierten en lo que vemos en las salas de cine.

De sus cuadernos han salido dos libros: La melancólica muerte de Chico Ostra (1997) con poemas ilustrados por él mismo, y El arte de Tim Burton (2009), que recopila los primeros dibujos y anotaciones de todos sus proyectos, incluyendo los que no han logrado proyectarse en pantalla.


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