Futbol, patear el balón en otra dirección
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Columna

Futbol, patear el balón en otra dirección

El estadio de Luzhniki donde ganó la selección mexicana el pasado domingo costó 24 mil millones de rublos, 410 millones de dólares, dinero con el que algunos de los 20 millones de pobres que viven en Rusia pudieron obtener un techo o conseguir algo para comer.


Antes que un espectáculo de miles de millones de dólares o un deporte de élite, esencialmente el futbol es una actividad más para los seres humanos que consiste en patear un balón hacia cualquier dirección, puede ser una portería pero no es indispensable. También en vez de un balón puede ser una piedra o un bote y cuenta igual el gol. Esa actividad te puede llevar a convertirte en un astro como Leonel Messi, pero también puede ayudar a combatir la pobreza del mundo.

En el planeta 137 mil personas escaparon de la pobreza y este deporte ha comenzado a colaborar con ello. Diversas organizaciones han generado proyectos para que el futbol ayude a educar, a alimentar, a crecer y a divertirse a niñas y niños de comunidades marginadas. De estos proyectos Street Football World ha promovido que el juego sirva para ocho objetivos: la equidad de género, construcción de paz, integración social, educación, generación de empleo, mejoramiento del medio ambiente, liderazgo joven y salud.

Desde mujeres a las que se ha impulsado a participar en una cancha de juego en Camboya, para demostrar que tienen el mismo derecho a divertirse, hasta niños sirios refugiados en Jordania a los que les han permitido descansar del ajetreo de la guerra; estos proyectos han llevado a mirar el futbol de una forma diferente.

También hay cambios de juego decisivos. En el Mundial de Rusia, el primer jugador que ha promovido una causa para beneficiar a estas comunidades es el español Juan Mata, que ha mostrado cómo donar el 1% del salario de las “súper estrellas” del mundial puede cambiar la vida de miles de personas, su iniciativa se llama Common Goal, Objetivo Común.

“Deseo es que esto no sea algo puntual, sino que a partir de este comienzo, muchos otros futbolistas se sumen a este bonito proyecto con el objetivo de utilizar el incomparable poder del futbol para mejorar la vida de millones de personas alrededor del mundo. Estoy seguro de que será el principio de algo realmente grande”, aseguró el jugador español. A su iniciativa se ha sumado un seleccionado alemán, Matts Hummels, para quien la razón de colocar su sueldo en esta labor altruista, es para acercar a quienes los ven cada partido a través de la televisión, en un mundo que distancia a los futbolistas de las personas ordinarias a velocidades sorprendentes.

“En Europa, acabamos de alcanzar un récord de traspasos. A causa de esto, creo que muchos aficionados están empezando a sentir un distanciamiento con el mundo del futbol. Esperamos que, con la suma de más jugadores a Common Goal, podamos mostrar al mundo que el futbol tiene su corazón en el lugar adecuado”.

También se han creado decenas de versiones de competiciones mundiales. El Mundial de los sin Techo, de los cuales México ha ganado varios campeonatos, o el mundial de los niños de la calle, competencias para apoyar a Bancos de Alimento o para enviar ayuda humanitaria a países en extrema pobreza.

También hay otras experiencias como la de Mamadou Saliou, un hombre que salió de Senegal como inmigrante indocumentado para viajar a Barcelona, donde pensó que haría realidad su sueño de jugar en el equipo de Ronaldinho. A su regreso, tras conocer las condiciones de hacinamiento y marginación que enfrentan sus connacionales en las tierras españolas fundó Diandé África, una organización que tiene el objetivo de fortalecer la educación de los niños para que puedan tomar mejores decisiones sobre su vida.

Todos proyectos que pueden demostrar cómo el balón se puede patear en una dirección completamente distinta, hacia el lado donde los 22 que están en el campo pueden compartir con los billones que están fuera de él, aunque quienes se beneficien del show sigan queriendo ganar.


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