Rinoceronte blanco la desaparición de una especie
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Columna

Rinoceronte blanco la desaparición de una especie

La extinción de las especies animales es un fenómeno que no se puede detener con medidas de último minuto, se debe combatir antes de que sea demasiado tarde


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¿Sirven de algo las campañas publicitarias que buscan informarnos del peligro que corre el medio ambiente? ¿Tienen algún efecto los proyectos que tratan de “hacer consciencia” en los pobladores del planeta sobre lo que pueden hacer para generar menos contaminación? ¿Ha avanzado en los últimos años nuestro conocimiento sobre los riesgos y daños que generamos al medio ambiente cotidianamente? ¿Es suficiente el saber la situación de riesgo que viven especies animales y vegetales para revertir la situación? ¿Realmente podemos hacer algo?

Antes de responder estas preguntas lee estos titulares publicados por la prensa internacional: 23 de noviembre de 2015: “Ya solo quedan tres rinocerontes blancos del norte en todo el mundo”; 24 de julio de 2017 “En diez años no quedarán cuernos de rinoceronte con los que traficar”; 27 de febrero 2018 “Imán, la última rinoceronte hembra de Sumatra en Malasia, no come ni bebe”; 2 de marzo 2018 “Empeora la salud de Sudán, el último rinoceronte blanco del norte que queda en el mundo”; 20 de marzo 2018 “Muere Sudan, el último macho de rinoceronte blanco del norte”.
Dos años y cuatro meses. Ese fue el lapso entre el momento en el que supimos que había en la Tierra únicamente tres rinocerontes blancos y la muerte de Sudán, el último macho. 28 meses tuvimos la información y no pudimos salvarla.

La primera razón por la que no se pudo salvar esta subespecie es porque para cuando la primera de las noticias mencionadas se publicó era ya demasiado tarde. Para noviembre de 2015 se registró la muerte de Nola, la única rinoceronte blanca del norte que vivía fuera de África. Entonces quedaban vivos solo tres rinocerontes, dos hembras y un macho anciano, Sudán, custodiados por guardias armadas en una reserva natural de Kenia. El macho era ya incapaz de aparearse.

Segunda razón, quizá para cuando estaba dictado el fin de la vida en este planeta de este animal aún no habías nacido. En 1960 había 2 mil ejemplares, en 1984 quedaban solo 15.

¿Realmente podemos hacer algo? La tercera razón por la que “no pudimos salvar” esta especie es que es un asunto criminal. No se debe a que tú y yo seamos malos, inconscientes, a que tiremos basura en las calles o a que desperdiciemos el agua, sino a que gobiernos corruptos o ineficaces permitieron, por acción u omisión, que se traficara con animales a los que criminales les ponen precio.
La muerte de los rinocerontes es un asunto del crimen organizado e incluso está contabilizado. En 2014 se alertó como el peor año de la cacería furtiva de este animal, con mil 215 capturados ilegalmente en Sudáfrica.

David Newton, director de TRAFFIC, una organización encargada de monitorear a especies animales salvajes, clarificó las responsabilidades sobre esta catástrofe: “La falta de políticas fuertes y de un liderazgo activo de todos los brazos del gobierno sudafricano, de sus vecinos de Mozambique y de los países clave de Asia permanecen como un serio impedimento para revertir esta situación”, expresó entonces.

La razón comercial de la explotación y el aniquilamiento de una especie es, por supuesto, el dinero: Un kilo de cuerno de rinoceronte tiene un valor en el mercado negro de hasta 46 mil e incluso 100 mil euros. ¿Quién los vende? En Estados Unidos el tráfico de especies salvajes es el segundo mercado más grande. ¿Quién los compra? Vietnam es el país que más importa marfil y cuernos de rinoceronte, pues curanderos les atribuyen poderes curativos para tratar la fiebre, enfermedades del corazón y hasta el cáncer, todas creencias absurdas.

Gran parte de la responsabilidad la tienen también gobiernos europeos, que hasta que conocieron las cifras de la crisis medioambiental, en 20014-15, quizá demasiado tarde, comenzaron a imponer normas para impedir el tráfico de animales.

El rinoceronte blanco es la mayor de las cinco especies que existen en el mundo, el cuarto animal terrestre más grande y el cuarto mamífero terrestre más pesado después de las tres especies de elefantes.

En el año 2000 había 500 mil especímenes de las cinco subespecies de rinocerontes. Del rinoceronte indio quedan 3 mil 500; del de Sumatra, menos de 100; del de Java, 58. Y de las dos especies africanas había 5 mil 500 del negro y 20 mil del blanco. Hoy solo hay dos del blanco.

“¿Soluciones?”, pregunta el periodista español Paco Nadal, que ha investigado a fondo la situación de los rinocerontes en cautiverios naturales de África. “Nadie las ha encontrado. Concienciar a los consumidores asiáticos de que el cuerno de rinoceronte solo es un placebo: no ha funcionado. Concienciar a la población africana de que un animal vivo en un parque nacional deja más que uno muerto: no ha funcionado. Cortarle el cuerno a los rinocerontes que quedan para que no tenga valor matarlos: ha paliado algo, pero tampoco erradica el problema. En algunos países, como Zimbabue o Botsuana, es legal disparar a matar si encuentran a un furtivo dentro de un parque nacional”.

Los países de Sudáfrica, Namibia y Botsuana han propuesto otra alternativa que podría acabar con el tráfico. Entre las reservas de las tres naciones hay hasta 40 toneladas de cuernos decomisados u obtenidos por muerte natural de rinocerontes que han pretendido sacar al mercado de forma programada pero, en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, los países europeos desarrollados y EU se han opuesto.

Hoy, la ciencia, el remedio al que rezan los humanos para curar su caos, es la única alternativa para salvar al rinoceronte blanco, la fertilización in vitro o incluso la clonación están siendo analizadas como opciones. Sin duda, era más fácil tratar de salvarlo cuando había 20 mil o 50 mil, hoy esperamos un milagro científico y nos queda la pregunta ¿Realmente podemos hacer algo o los males del mundo pasan frente a nuestros ojos como si viviéramos frente a una pantalla permanente?