Los abuelos Ernesto y Margarita
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Los abuelos Ernesto y Margarita

Esta maravillosa pareja se considera abuelos muy consentidores


Las personas hablan de las 7 maravillas del mundo; Chichén Itzá, la estatua Cristo redentor, el Coliseo Romano, la gran muralla China, las pirámides de Egipto, en fin; cosas materiales. Para Ernesto Pérez Matos una de las maravillas más importantes de la vida, es tener un nieto.
“A lo mejor en nuestra vida tenemos 7 o más maravillas, la primera es haber nacido, la segunda el haberme casado con Margarita, la tercera haber tenido a mi hija Yetsi, la cuarta haber tenido a mi hijo Ernesto, la quinta a lo mejor el nacimiento de Memito, la sexta de Lían y la séptima de Yeidi mi otro nieto, esas para mí son las 7 maravillas de la vida” comenta.

Esta maravillosa pareja se considera abuelos muy consentidores, ya que piensan que a los hijos Dios los dio para tener la oportunidad de educarlos y guiarlos, a los nietos el de consentirlos; ya que eso les da la oportunidad de poderles demostrarles su amor. El doctor, un hombre serio de pocas palabras se muestra muy entusiasmado al hablar de sus nietos, resalta que cuando su hija le dice:
– Papá, ahí te voy a dejar a Lían y a Memito para que los consientas un poquito, un poquito ¡eh!, él le contesta:
-Hija a ti te toca educarlos, a mí me toca consentirlos como tú. Nunca podré exagerar como abuelo con tus hijos, mi función es quererlos, apoyarlos, guiarlos, apapacharlos, la educación, pues te ayudo un poco pero ese es tu problema (las risas se hacen presentes en el momento).
Preguntando qué fue lo primero que les vino a la mente cuando se enteraron que serían abuelos por primera vez, ambos contestan:
-Una emoción muy grande, le dimos gracias a Dios por ese regalo (las lágrimas no se hacen esperar y caen en el rostro de Margarita Meixueiro), fue un regalo precioso, algo que no nos esperábamos, me emocionó por mucho tiempo, soñando que pudiera tener mi hija, un hijo tan maravilloso como ella (ofrece disculpas por sentirse un poco melancólica).
El abuelo Ernesto por su parte responde que:
-Efectivamente yo recuerdo que estaba parado afuera de su casa con mi hija y me dice:
-¡Papá estoy embarazada!, entonces sentí una gran alegría dentro de mí, porque esperábamos una nueva vida en nuestra familia y la manera en como ella me lo dijo fue con tanto cariño y con tanta alegría, me la trasmitió. Por eso, para mí, enterarme que sería abuelo fue una cosa maravillosa.
Quiero darle gracias a Dios de que tengo a dos nietos varones aquí en la ciudad de Oaxaca y otro nieto en Pensilvania, Estados Unidos, porque jugar con un niño en sus distintas etapas, me hace recordar mí infancia. Con la llegada de mis nietos, pude nuevamente, hacer vivir la época de mi niñez y ponerme a la altura de esa edad tan maravillosa.
A Memito por ejemplo, me gustaba pasearlo en su carriola, ya que le gustaban mucho sus carritos, entonces, lo paseaba en uno; y él recuerda con mucha alegría todos esos recorridos porque era una actividad muy gratificante. Desde muy pequeñito a Memito le gustaba ir a dar la vuelta, salir a jugar. Lían era de otra manera de ser, a él le gustaba andar en bicicleta, brincar, correr y yo puedo decir con mucho gusto que por lo menos le dedicaba una gran parte de mi tiempo, tal vez más de una hora al día para estar con ellos en todas sus actividades de juego y sobre todo, sus tareas.
El abuelo Ernesto cree que ese es uno de los secretos para mantener una conexión con los nietos, entender la individualidad y diversidad de cada nieto, respetar que cada uno es diferente y adaptarse a ello.
Mientras Memito era el niño que se subía a su carrito y teníamos que acompañarlo hora, hora y media dando vuelta, Lían era un fanático de las plantas, cuando era pequeño tenía un invernadero y entre las anécdotas que puede contar es que decía:
-¡Mira abuelo!, esa planta nada más sirve para dar oxígeno, ¿por qué no siembran en la calle o en cualquier otro lado, una planta que además de dar oxígeno, de una fruta para que la gente lo aproveche?
El matrimonio Pérez Meixueiro, con 50 años de casados, ha sido un matrimonio muy estable y eso les ha permitido reflejar muchos valores a sus hijos y nietos, pero, ¿Cuáles son esos valores? ellos comentan: primer valor es el respeto, respeto a Dios, a la gente, al medio ambiente y a la familia, el amor; aunque creo que en ese último se basa la familia. Para la pareja, su amor de abuelos no está completo, pues, falta el pequeño Yeidi, aunque tratan de ser unos abuelos actualizados y estar en contacto con el pequeño y de alguna manera acortar esa enorme distancia y hacerle sentir a su nieto, que la distancia no es impedimento para sentirlos cerca.
El abuelo Ernesto se las ingenia para establecer esa conexión a distancia con su nieto, nunca en sus video llamadas de chat, falta la historia del pajarito chismoso que le cuenta al abuelo, toda la rutina de Yeidi. “Le digo que hay una pajarito que me cuenta todo lo que hace, cuando juega soccer, cuando va a la escuela, etc, y él, firmemente cree que el pajarito trae toda la información y me responde:
-Sí, creo que ya lo vi.
“Pienso que el jugar con los niños es una de las mejores actividades que se pueden hacer, si pueden ser actividades que sean físicamente donde está presente el nieto, que bueno, yo juego con ellos fútbol, tanto que en la casa, hicimos un campo de futbol, quitamos flores, arreglos, todo para que mis nietos pudieran tener una cancha, también jugamos en los columpios” comenta.
Para ambos, ha sido una bendición jugar con esos dos niños, que ahora ya están creciendo.