Oajajaca Stand Up se abre paso en la comedia
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Oajajaca Stand Up se abre paso en la comedia

Si nadie se ríe, no pasa nada, señala Juan Pablo Ibarra, uno de los integrantes del colectivo que se fundó hace un año en la ciudad de Oaxaca


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En marzo de 2018, Juan Pablo Ibarra Farías hizo su primera rutina de stand up. En aquella intervención en la ciudad de Oaxaca habló sobre política. Las elecciones para la presidencia del país estaban próximas, así que optó por contar chistes sobre el PRI (Partido de la Revolución Institucional). “No cayeron muy bien”, así que dijo otros, ahora sobre Morena, “y cayeron peor”. Lo abuchearon durante los 10 minutos que estuvo tras el micrófono.

Aunque su primera experiencia fue pésima, Ibarra se bajó muy contento del escenario. “Te das cuenta que no te mueres”, afirma a poco más de un año de seguir en el stand up y luego de vivir varios minutos de “extrema incomodidad”. El camino tras ello no ha sido siempre benevolente, pero Ibarra dice que aún sin risas de parte del público, con sus nervios y el sudor frío, nunca se ha bajado del escenario. “La experiencia te curte”, afirma.

Juan Pablo Ibarra es uno de los integrantes de Oajajajaca Stand Up, una propuesta que define como comedia de autor y que se hace de pie ante el público, similar a uno de los intentos de El Joker en la reciente película homónima.

Junto a Rodrigo Hernández, director de La Locomotora foro escénico, Core Ruiz y otros comediantes, fundó esta iniciativa, a raíz de un taller con Javier Barria, comediante de Veracruz.

“Se nos ocurrió que para darle seguimiento a este taller con Javier Barria. Él nos puso en la cabeza lo de stand up. Yo a JP (Juan Pablo) no lo conocía, llegó y dijo: ‘yo, la neta, quiero hacer stand up, y no sé de nadie’. Ni yo. Entonces nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo y surgió la idea, así nació Oajajajaca stand up, el mejor club de comedia de Oaxaca, porque además es el único”, recuerda Hernández, quien hizo una única rutina en el año.

Y fue Juan Pablo el encargado de seguir proyectando Oajajajaca stand up hasta lugares inimaginables. “Nos hemos metido a hacer comedia en pulquerías, ya tuvimos un conato de bronca en alguna presentación. Ya fuimos a Ocotlán, a Zaachila”, expone Ibarra. Una de las últimas participaciones del colectivo fue en la 39 Feria Internacional del Libro de Oaxaca, con un espectáculo sobre los derechos sexuales de las y los jóvenes, mismo que reconocen “con gran éxito”.

Aparte de estas actuaciones, cada jueves hay una sesión de micrófono abierto en Palo Mocho, un recinto de la ciudad de Oaxaca, en donde “quien quiera” puede “subirse cinco minutos al escenario, probar su rutina y practicar juntos”. De eso se trata, añade Juan Pablo.

El stand up es “la comedia de autor”, de pie. Juan Pablo Ibarra encuentra una semejanza con El Joker. “Es justo eso lo que él está intentando hacer y después se convierte en otra cosa. Es más o menos el camino que pienso seguir, pero sin maquillaje, no me voy a esconder. Si podemos causar anarquía, adelante”, bromea. El stand up es subirse al escenario, “decir tonterías, practicarlas, afianzarlas y hacer reír”, agrega.

“Hay a quien le gusta el sencillo, quien dice que la risa no tiene por qué tener mensaje y es sano reírse por reír, hay quien cree que la risa tiene que tener mensaje y no solo hacer reír, sino reflexionar. Yo creo que hay cabida para todo y es lo que intentamos hacer”, externa Juan Pablo, quien aunque incursionó con chistes sobre política y no tuvo buena respuesta, no ha desistido en el tema; incluso, ha añadido la filosofía a su propuesta.

Además de sus integrantes, Oajajajaca ha tenido como invitados a otros exponentes como Jaime André Bretón, “que tiene un humor muy ácido”, y a Marcela Lecuona, que se caracteriza por una comedia que aborda a “asuntos de mujer”, a veces “más cachondón, más coquetón y menos pesado, más amigable”. Ella estuvo hace una semana en La Locomotora, el foro con el que colabora este colectivo de comediantes.

En un año, de parte del micrófono abierto han vivido de todo, con ocasiones en las que “literalmente” solo está Juan Pablo como intérprete y asistente. Otras, con llenos y risas cada 20 o 30 segundos, y unas más sin una pizca de risa ni la atención del público, reconoce Ibarra.

“Nos ha tocado de todo, pero diría que la respuesta ha sido muy buena. Aunque mucha gente todavía no entiende o no conoce el stand up y por eso nos ha costado, pero en cada show tenemos más público”.

Es como una labor de “picar piedra”, apunta Rodrigo, quien recuerda estos inicios con el de otra iniciativa: el foro escénico La Locomotora, para el que generar y mantener públicos ha sido una constante lucha.

“Con las primeras presentaciones de Oajajajaca creíamos que simplemente con que estuviera el público ya se iba a reír, pero muchas veces este no está en esa dinámica y hasta se saca de onda”. Por eso, Rodrigo considera que es necesario que los asistentes vayan, como a un concierto, con la idea de ver a los intérpretes y su propuesta. Y pagar por ello.