Blah blah!, crea un disco (casi) autobiográfico
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Blah blah!, crea un disco (casi) autobiográfico

El trío surgido en Veracruz toma al jazz como el pretexto perfecto para escribir algo propio, para experimentar con la batería o para adentrarse en un círculo musical


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Abraham Díaz, Charly Rodríguez y Santiago Von llegaron al jazz desde distintos puntos, tanto geográficos como musicales. Los intérpretes coincidieron en la Universidad Veracruzana, clave en la escena del jazz que, al menos entre la juventud, es muy habitual en Xalapa.

Con 40 o 60 “chavos tocando jazz”, haciendo sesiones o en recitales de este género, Abraham veía un compromiso musical que ha sido en parte lo que ha alimentado a Blah Blah! jazz trío.

El ensamble formado por este oaxaqueño y sus compañeros ha sentido el empuje de una comunidad “entusiasta de hacer algo de calidad”, al grado de motivarlo a crear su propia propuesta. Desde 2012, aunque con otro bajista como uno de sus fundadores, Abraham y Santiago (Ciudad de México) han seguido un camino al que ahora se suma Charly (de Michoacán) y del que se desprende el primer disco del trío, llamado igual que este.

“Queríamos crecer, poner en práctica lo que veíamos en la escuela y explorar esta combinación de grupo, que es muy reducida y no tiene instrumento armónico, que es generalmente lo que hay en un grupo de jazz”, narra Santiago, saxofonista.

Los inicios del trío se dieron también en la exploración de las formas, de la escritura de piezas propias, algunas de las cuales se encuentran en el disco publicado en febrero. El álbum muestra el crecimiento del trío nombrado así por un profesor, pero que a sus miembros agradó por referirse a una conversación musical que busca expandirse.

“El proyecto ha ido creciendo con nosotros, alrededor de nuestras carreras, que llevamos también como individuos, pero siempre nos terminamos encontrando en el grupo y los resultados están cambiando, son diferentes cada vez que nos volvemos a encontrar”, ahonda Santiago, quien sigue su formación en Amsterdam.

El disco Blah blah! jazz trío reúne ocho temas, siete de ellos compuestos por los miembros del grupo y uno por el saxofonista y compositor Arodi Martínez, a quien consideran esencial en el andar. Con temas que recuerdan el haber sido “intrusos” en una casa a la que fueron a ensayar y otros que dejan “hablar” a sus anchas a la batería, el trío comparte creaciones para conciertos o hechas por la misma necesidad de tocar algo nuevo.

Teniendo como centro a la llamada JazzUV, Charly, Abraham y Santiago crearon el álbum a raíz de la conexión tenida en el verano del año pasado, en un concierto en el que coincidieron y conectaron naturalmente.

Cada una de las canciones recuerda situaciones y experiencias personales o en colectivo. De ahí ese tinte “medio autobiográfico”, pues cada uno ha llegado al jazz desde distintas necesidades: la de crear, de experimentar con la batería o por querer ser parte de una especie de círculo musical.

EL JAZZ COMO PRETEXTO

Los integrantes de Blah blah! jazz trío se conocieron en Xalapa, Veracruz, en donde este género musical se ha tomado como pretexto para hacer música. “En realidad, el jazz a lo que te lleva es a la creatividad del momento, en cuanto estás ejecutando la música”, señala Charly, quien en la creatividad ha encontrado también la libertad.

“No quiero decir que no arregles; sí, pero con más libertad de decir lo que quiero, encontrar mi propio discurso, que es lo que te puede llevar a hacer las composiciones porque te abre un campo muy grande para poder poner ahí tus ideas. El jazz es el pretexto para poder decir lo que pienso a través de lo que toco”.

Abraham, que nació y vivió en Oaxaca, recuerda su acercamiento a la música en un contexto del que es “imposible decir que no estás conectado con la música tradicional. Sin embargo, sabe que también hay otras influencias. “Al jazz llego porque una vez que me decidí estudiar música quería profundizar en el conocimiento de la batería, pero cuando quieres estudiar batería en México, las opciones son reducidas”. Por eso, cuando fue invitado para estudiar en JazzUV no se lo pensó, pues era el sitio idóneo para profundizar en la batería.

“Digamos que fui descubriendo el jazz conforme fui conociendo más mi instrumento. Con eso descubrí que mucho de la batería viene del jazz, es un instrumento que se crea a propósito de la historia del jazz”.

Otra historia es la de Santiago, que desde casa conoció todo tipo de música, en un ambiente ecléctico con muchos discos de jazz.

“Me daba mucha curiosidad cómo es que funcionaba la escena del jazz y que todos los músicos se conocían entre ellos. Era como: quiero ser parte de ese círculo en algún punto de mi vida. Empecé a estudiar saxofón, también me enteré del JazzUV por el festival que tienen. Decidí ir y de ahí empezó una cuestión más seria hacia el jazz”, expone.

Así, entre mezclas de objetivos, de necesidades y orígenes, los miembros del trío comparten una propuesta que en el contexto actual convive con varios géneros y estilos disponibles “a un clic”.

Con el jazz como una música que “se alimenta de muchas culturas, de muchas voces, del dolor, de situaciones duras de la vida”, Bla blah! Jazz trío pisa un escalón más en su trayectoria, uno en el que el género es el pretexto perfecto para saber lo que quieren sus miembros y hasta dónde pueden llevar este género.