La sal podría marcar tu vida para siempre
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Salud

La sal podría marcar tu vida para siempre

Comprueban que el consumo excesivo puede causar graves patologías en el humano


La sal podría marcar tu vida para siempre | El Imparcial de Oaxaca

Mucho se escucha sobre el cuidado de la alimentación y las conductas nocivas; sin embargo, poco conocemos sobre las consecuencias del uso excesivo de sal .

La dieta occidental está muy ligada a hábitos en los que es usual consumir sal de mesa en exceso.

La abundancia de este condimento puede provocar daños en la flora intestinal y efectos secundarios que comprometen la vida humana, tales como enfermedades cerebrales y cardiovasculares. Es la conclusión a la que llegó un estudio de talla internacional publicado por la revista Nature y elaborado por un equipo de científicos.

El establecimiento de las probables consecuencias se dio a raíz de experimentos con ratas de laboratorio. Estos animales fueron seleccionados por tener características similares a los seres humanos.

Los 39 investigadores de Alemania, Bélgica y EU alimentaron a los roedores con comida que contenía dosis elevadas de cloruro de sodio o NaCl, el nombre científico de la sal de mesa. Posteriormente, tomaron muestras de los excrementos y fueron analizados.

El resultado fue una reducción importante de bacterias ‘Lactobacillus murinus’, encargadas de fermentar glúcidos y transformarlos en ácido láctico. Esta situación puede desencadenarse en patologías como hipertensión y encefalomielitis autoinmune, enfermedad en la que el propio sistema inmunológico agrede al cerebro y médula espinal. Este mismo hallazgo fue corroborado en humanos.

¿Qué comer cuando todo ‘es malo’?

Nos expresamos sobre la comida de forma negativa: lo que no debemos comer, de lo que nos arrepentiremos después, lo que es malo, peligrosamente tentador y no saludable.

Los efectos de esa actitud son más traicioneros de lo que podría causarnos cualquier cantidad excesiva de “mala comida”. Al preocuparnos por la comida, convertimos momentos de comodidad y dicha en fuentes de miedo y ansiedad. Además, cuando evitamos ciertos alimentos, solemos consumir mucho más de otros para compensar.

Todo esto sucede bajo el disfraz de la ciencia. Sin embargo, una mirada más profunda a la investigación detrás de nuestros miedos alimentarios nos devela que muchos de los alimentos más satanizados, de hecho, no nos hacen daño. Si nos vamos a los extremos, por supuesto, nuestras decisiones nutricionales sí pueden dañarnos; sin embargo, esta lógica es aplicable en ambas direcciones.

Tomemos como ejemplo la sal. Es verdad que si la gente con alta presión arterial consume mucha sal, puede sufrir problemas cardiovasculares, como infartos.También es verdad que la sal se usa en exceso en los alimentos procesados. Sin embargo, el estadounidense promedio solo consume un poco más de tres gramos de sodio al día, lo que de hecho es la cantidad ideal para la salud.

Consumir muy poca sal podría ser tan peligroso como ingerir mucha. Lo cual es cierto para la mayoría de la gente que no sufre de presión arterial alta. No obstante, los expertos continúan recomendando un bajo consumo.

Muchos de los doctores y nutriólogos que recomiendan evitar ciertos alimentos no explican apropiadamente la magnitud de los riesgos. En algunos estudios, la carne roja procesada en grandes cantidades está asociada con el aumento del riesgo relativo de desarrollar cáncer. El riesgo absoluto, sin embargo, casi siempre es muy pequeño. Si como una porción extra de tocino al día, todos los días, mi riesgo en la vida de presentar cáncer de colon subirá un poco menos de la mitad del uno por ciento. Incluso así, es debatible.

Sin embargo, nos hemos vuelto cada vez más propensos a aceptar las razones para evitar ciertos alimentos. Cuando el pánico del día se disuelve, encontramos otro donde enfocar nuestros miedos. Satanizamos las grasas. Después el colesterol. Finalmente, la carne.

En años recientes, el gluten se convirtió en el enemigo para algunas personas, incluso cuando el trigo representa casi el 20 por ciento de las calorías que se consumen en todo el mundo, más que cualquier otro alimento. Menos del uno por ciento de la gente en Estados Unidos sufre de alergia al trigo y menos del uno por ciento tiene la enfermedad celíaca, un trastorno autoinmune que obliga a los enfermos a abstenerse de ingerir gluten. La sensibilidad al gluten (el padecimiento que provoca que muchos estadounidenses se abstengan de comerlo) no está bien definido y la mayoría de la gente que se autodiagnostica no reúne todos los requisitos.