Ventana Fotográfica: 1X300
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Arte y Cultura

Ventana Fotográfica: 1X300

Un disparo a conciencia, suave, lento, comedido, midiendo milímetro a milímetro los rayos de luz y sus sombras, las ausencias diáfanas de las paredes pobladas de vacío


Ventana Fotográfica: 1X300 | El Imparcial de Oaxaca
Sin título. Fotografía de Berenice Guraieb ©

El marco de la puerta a la izquierda es el que marca la pauta de la estampa y hace que se vea todo, incluso lo que no se ve. Es el recuadro desde donde uno/donde una se asoma a la fotografía, tras recorrer de puntillas el pasillo de un hotel cualquiera, de un hotel de paso, de un hotel a la vuelta de la esquina, de un hotel sencillo con moqueta en el piso para borrar todas las huellas habidas, hasta dar por casualidad con una recámara abierta de par en par y camuflarse tras el ojo de quien se asomó efectivamente por el umbral y, antes de preguntar cualquier cosa a la mujer del fondo que aparece en cuclillas (¿viste mi perro,?, por ejemplo), optó mejor por disparar —no las balas tan en boga en estos tiempos— sino el clic de una cámara en blanco y negro.

Un disparo a conciencia, suave, lento, comedido, midiendo milímetro a milímetro los rayos de luz y sus sombras, las ausencias diáfanas de las paredes pobladas de vacío, los puntos del ganchillo que cual mapa de flores y estrellas envuelve la cama y, finalmente, los ensueños de ella, mirando lejos hacia dentro, con sus ojos de iguana, antes de cambiarse y tomar corriendo calle abajo, ataviada con su larga falda de olanes y del Istmo.

Ya no mediaron palabras: la mujer-iguana se esfumó de inmediato dejando en su lugar un aroma a ciruela, y la fotógrafa con su cámara en las manos retornó sobre sus pasos en el pasillo, sin hacer ruido, atenta a cualquier ladrido de su perro extraviado y, en el fondo, también, a la espera de una señal, de una señal cualquiera, que la invitara desde afuera a salir también ella corriendo tras el viento por la puerta del deseo.