Hay terreno fértil para las lenguas originarias: Nadia López García
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Hay terreno fértil para las lenguas originarias: Nadia López García

Percibe oportunidades, pero también algunas barreras en el ámbito editorial


Hay terreno fértil para las lenguas originarias: Nadia López García | El Imparcial de Oaxaca

Ganadora de la segunda edición del Premio a la Creación Literaria en Lenguas Originarias Cenzontle, la poeta oaxaqueña Nadia López García es la segunda joven en llevarse esta presea que otorga el gobierno de la Ciudad de México. Antes de ella fue el poeta guerrerense Hubert Matiúwàa.
La poeta bilingüe participó con su poemario Ñu’uvixo/Tierra mojada, escrito en lengua mixteca bajo el seudónimo de Ku’ u. Un jurado conformado por Irma Pineda, poeta zapoteca; Yásnaya Aguilar, lingüista mixe, y Juan Gregorio Regino, poeta mazateco, dio el veredicto para Nadia, quien hace unas semanas estuvo en la edición 37 de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca.

Nacida en Oaxaca en 1992, pero radicada actualmente en la Ciudad de México, la también traductora y pedagoga percibe oportunidades y reconocimientos para las lenguas originarias, aunque también la persistencia de algunas barreras en el mundo editorial. Tras su visita a Oaxaca, la poeta habla de su obra y cómo percibe la creación en lenguas indígenas.

¿Qué significa para ti el premio viendo que hay escritores como Hubert Matiúwàa, entre los emergentes, y las poetas Irma Pineda y Natalia Toledo, como algunas con amplia trayectoria?

El premio significa un reto y un aliento para seguir escribiendo. Irma Pineda me decía: hay que seguir trabajando, el que hayas ganado algo no significa que ya estés en un lugar, sino que tienes que seguir creando. Y justo pensaba en eso, que los premios significan un aliento en un camino que tratas de hacer en la escritura. Estoy muy agradecida porque es la primera vez que concurso y resultó ganador el poemario.

Hija de madre mixteca y padre de Veracruz, Nadia es una poeta que desde muy chica conoció la migración y una lengua materna distinta a la de su madre. Nadia nació en la Mixteca alta de Oaxaca, en La Soledad Caballo Rucio, Santa María Yacuhiti, Tlaxiaco. Aprendió el español y constantemente viajó a San Quintín, Baja California, donde su familia trabajaba como jornalera en los campos de cultivo de fresas. En su casa, nunca se habló el mixteco, en parte por la historia de su madre, quien sufrió por hablar una lengua indígena cuando iba a la escuela. “Ella nos contaba que la maltrataban hasta con golpes, porque no hablaba español; entonces lo que ella quería es que nosotros fuéramos profesionistas, estudiáramos la universidad y habláramos bien el español”.

No obstante, cuando Nadia cumple 15 años se interesa por hablar el idioma de su madre, a quien escucha platicar con las vecinas.

¿Te resultó complicado aprender el mixteco?

Es complicado, como toda lengua que aprendes, pero el mixteco tiene un reto más: que es una lengua tonal, glotal y nasal. Puedes decir una palabra y si no la pronuncias bien significa otra cosa (…) el mixteco es complicado, pero no imposible, por eso aliento a los chavos a que si no saben su lengua, que la aprendan.

Supongo que el pasar de hablarlo a escribirlo también implicó un reto…

Sí, porque nuestros pueblos han sido de tradición oral y por ejemplo de mis abuelas y tías, nadie lo sabe leer ni escribir. Y eso es otra cosa porque muchos somos analfabetos de nuestras propias lenguas, y el escribir implica meterte a estudiar el alfabeto, en el que dependiendo de la variante hay varios alfabetos.

Escribes en algunos medios, pero si te enfocaras en la cuestión de las editoriales, ¿cuáles son las oportunidades para los escritores en lenguas indígenas?

Hay terreno muy fértil para escritores en lenguas originarias dentro de editoriales que se dedican exclusivamente a lenguas originarias, como Pluralia Ediciones, pero si quieres publicar en otra editorial, en la que publiquen más autores en español, es difícil porque al menos desde la poesía he visto que incluso cuando hay lecturas con otros escritores en español y tú das tu poesía bilingüe, hay cierta barrera para entrar y eso tiene mucho que ver con el estatus de las lenguas y con el canon literario porque aprendemos desde la educación básica a que en la poesía, la narrativa, la dramaturgia hay un canon occidental prefijado, entonces cuando escribimos desde lenguas originarias esos cánones no son posibles. Por ejemplo, en el mixteco no es posible la rima porque todas las palabras terminan en vocal.

Sin embargo, Nadia piensa que con este premio las instituciones se han percatado de la importancia de las lenguas indígenas fuera de los lugares donde generalmente se asocia su existencia, en este caso en la Ciudad de México, gracias a la migración.

“Y eso, se debe mucho a estos grandes escritores como Natalio Hernández, Irma Pineda, Natalia Toledo, que empezaron a picar piedra desde hace mucho y que ahorita los que vamos empezando estamos gozando de esta apertura que hay”, abunda.

En cuestión de públicos, ¿es necesario hacer la traducción de los poemas? ¿Quiénes son tus lectores?

Hace poco platicaba con unos chicos de la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) y hablábamos de la traducción. Yo les decía que en realidad todavía no entendemos el bilingüismo de manera completa porque mucho se ha creído que el bilingüismo es autotraducirse, y creo que no. El bilingüismo es crear desde dos mundos distintos, que lo que creas en español es diferente a lo que creas en alguna lengua originaria… en su mayoría, son lenguas orales, y muchas veces los que están en las comunidades no leen sólo la escuchan. Entonces, si tienes un recital en la comunidad y es su variante, te van a entender, pero al menos yo, las lecturas que he tenido han sido en la ciudad de Oaxaca, San Luis Potosí y Ciudad de México y es gente que no habla la lengua (…) traduces el poema, pero siento que es una acercamiento a lo que dijiste en mixteco, no es completamente igual, porque hay cosas que son intraducibles. Lo que yo decía es que estás ante dos poemas, que uno se asemejaba al otro.

En su infancia, aunque no vivió en la Mixteca, Nadia tuvo cercanía a esta lengua por su madre. Más tarde, cuando llega a la región y convive con sus abuelas, bisabuelas y tías, se encuentra con una cultura ajena a lo que conocía, en donde le decían: “no te sientes así con tus piernitas abiertas”, “que tu falda cubra tu rodilla”, “no andes brincando o corriendo porque te ves mal, tienes que caminar despacio”. En el imaginario, añade que a la mujer mixteca se ve recatada, sumisa, algo que era parte de ser mixteco, de la cosmovisión. Se percata que ello era un mundo muy difícil y que aunque muchas no lo querían, no lo decían por miedo. Y eso le hace pensar que a la par de mantener la tradición es necesario verse dentro de un contexto cambiante.

Además de la lengua, tu creación habla de un empoderamiento de la mujer, por medio del erotismo, ¿cómo te aproximas a esta cuestión?
Empecé a leer mucho a Natalia Toledo, Irma Pineda y Mikeas Sánchez, y yo leía que escriben de una mujer libre de su cuerpo y demás, y yo decía: a mí me gustaría que eso pasara aquí. Empecé a escribir justo sobre el cuerpo y el erotismo pensando que la literatura nos ayuda a dibujar imaginarios y futuros posibles. Y decía que eso que escribo me gustaría que una mujer mixteca lo dijera en algún momento.


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