Viajar para vivir: Una invitación a encontrarse
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Viajar para vivir: Una invitación a encontrarse

En su primer libro, “Pata de perro” (también conocido como Alonso Vera Cantú) invita a los lectores a hallar el camino propio y animarse a viajar


Viajar para vivir: Una invitación a encontrarse | El Imparcial de Oaxaca

Viajar para vivir es el primer libro del trotamundos “Pata de perro” (Alonso Vera Cantú), quien antes de entrar a la universidad recorre Europa junto a sus amigos. Sin embargo, se siente insatisfecho y decide emprender otro rumbo. Así, se sumerge en una aventura que le toma 20 años y que ahora comparte -mediantes crónicas- en el volumen.

Recordando aquella frase de que para viajar se necesita ser monje o millonario, Pata se decide por lo primero. De esta forma, recorre los cinco continentes y nos comparte las razones por las que vale la pena salir y romper con lo establecido. También, para inspirar a los lectores a animarse a viajar, pues la actividad es una manera de encontrase a sí mismos.

Esta semana, Alonso Vera estuvo en la ciudad de Oaxaca como parte de unos proyectos de promoción del estado, uno de ellos comprende 10 entrevistas con personajes como los artistas Carlomagno Pedro Martínez y Amador Montes, así como el cocinero Manuel Baños, entre otros.

En entrevista, Alonso Vera nos habla de su libro y de lo que le ha representado el viajar por dos décadas, del ciclo que ahora comparte en Viajar para vivir:

¿Qué lecciones te ha dejado el viajar, una actividad que has hecho por 20 años?

Viajar tiene muchas bondades y ofrece muchas satisfacciones, que en un principio uno puede etiquetar de buenas o malas, pero siempre son buenas. El acto de viajar lo entiendo de dos maneras: una desde el punto de vista de descubrir quiénes somos y qué nos gusta hacer. Por el otro, como un acto con un potencial poco explorado o poco consciente porque con el acto de viajar -cuando lo hacemos con conocimiento de causa y eliges un destino, un restaurante, comprar una artesanía- estás patrocinando un estilo de vida, resguardando un oficio o devastando una reserva natural. Cada acto, cada decisión de consumo del viajero tiene un impacto tremendo y el individuo tiene el potencial de resguardar cosas que estén en riesgo o devastarlas.

Yo le tengo una fe ciega al acto de viajar, es adictivo, lo más enriquecedor, la manera en que me encontré y descubrí mis pasiones y a través del viaje soy yo.

Antes del viaje pensabas estudiar medicina, pero ya no se hizo, ¿cómo es que cambiaron los planes?

Pienso que sería mucho pedirle a cualquier adolescente tener la capacidad o experiencia para definir su camino de vida. El acto de viajar transformó lo que en un principio consideré mi camino, la medicina, porque me entusiasmaba participar del bienestar de la gente.

Viajar para vivir es tu primer libro, pero antes compartiste tus experiencias en otros medios, a través de una columna y un video blog

Empecé escribiendo, creo que en estos 20 años he publicado más de mil artículos en revistas especializadas en turismo y gastronomía, todas las del mundo, y siempre era un formato corto.

Es mi primer libro, no la primera vez que escribo, pero sí es algo novedoso para mí, totalmente doloroso y algo que no le recomendaría a nadie hacer, porque es tan placentero como doloroso. Fue un proceso que entendí, no te inspiras, te sientas a trabajar.

Hablas de hacer de la vida un viaje, pero ¿cómo costear estos viajes?

Es uno de los miedos iniciales. Hay una idea preconcebida de que para viajar necesitas dinero…

O ser monje o ser millonario…

Todo depende de la expectativa, si la expectativa es viajar y hospedarse en hoteles de lujo y simplemente ocio, sí se requiere dinero. Pero si realmente quieres viajar, descubrir, conocer, interactuar, lo que necesitas es curiosidad y ganas, y ahí es donde hago la distinción entre ser un turista y ser un viajero.

Se dice que viajar es más que llegar al lugar, se trata de habitarlo, conocerlo a fondo…

Es un proceso, yo me burlo mucho de mí en el libro, como compartir ese momento, esa etapa súper ingenua de inicio, de exploración, de aprendizaje, de ser independiente y valerme en cualquier situación y en esos encuentros que tuve la fortuna de experimentar con muchas personas, me fueron dando herramientas de supervivencia, animando a adquirir oficios que para mí tal vez eran ajenos.

He venido a Oaxaca varias veces y cada ocasión percibo una ciudad y estado diferente, hago una lectura diferente, no sé si más profunda o no.

Los peores momentos de mi vida han sido cuando he creído que he vivido y experimentado mucho porque esa soberbia te evita el gusto de lo sencillo.

Mi invitación es siempre a renovarse con ese sentimiento, no importa cuántos países, no importa cuántos lugares, no importan cuántos años, importa ahorita.

Sobre las personas con quienes has compartido, ?te costó en algún momento desprenderte de la compañía de alguien?
Al principio, uno se aferra a las relaciones, igual que a la vida; he detectado que mi medida temporal de desprendimiento es de tres meses; a los tres meses no extraño nada ni a nadie. Cuando te liberas del extrañamiento, si lo permites, sobre todo, te das cuenta de lo libre y lo ligero que puedes llegar a ser.

Te encuentras en la ciudad de Oaxaca realizando un proyecto, ¿de qué trata?

Ahorita estamos haciendo una producción doble: una es para Los secretos mejor guardados de México, una campaña de promoción turística para diseñar itinerarios que ofrezcan a los viajeros nacionales y extranjeros una manera similar de disfrutar los lugares en la manera en que yo los disfruto.

A la par, estoy produciendo la primera temporada de mi serie de televisión One way, como la evolución de un video blog que hice para National Geographic hace un par de años.

Quieres inspirar a las personas a que viajen, ¿cómo eliges y te preparas para tu siguiente destino?

Manteniendo un instinto, tengo capacidad muy trabajada para depurar. Puedo definir a mi gusto qué vale la pena, qué es auténtico, qué es respetuoso y qué no, y entonces. Me gusta mucho investigar, creo que todos los viajeros debemos investigar qué destinos, por qué motivos, qué situación viven (social, cultural, histórica, geográfica). Diseñar una ruta y luego echarla a andar.

¿Crees que algún día detendrás esta aventura de viajar?

Éste fue el episodio en el que cerré esa nostalgia. Creo que lo más sano para mí es estar en el momento, no tengo expectativas de nada. Lo que tengo son ganas de aportar y hacer del turismo una herramienta para el desarrollo y la dignificación, el resguardo y el entendimiento.

¿Cómo invitarías a los lectores a viajar?

Viajar es algo biológico, casi instintivo; hay a quien le da miedo, la incertidumbre genera miedo, pero la ansiedad que domina muchas de las vidas es una invitación, un llamado del propio cuerpo, esta ansiedad que hace poner en duda lo que estás viviendo. Yo invitaría más a los que sienten esa inquietud de explorar, porque les puede dar una herramienta, puede ser un compañero. Y quienes están en ese proceso de incertidumbre, de desesperanza, de no ver futuro, de sentir ansiedad, de necesidad de cambio… también es para ellos.

Hagan lo que les gusta hacer, y si no saben lo que les gusta, viajen, porque el viaje te da esa oportunidad de descubrir, de saber quién eres, cuál es tu pasión y ya que encuentras tu pasión es cuestión de dedicarte, de aferrarte y empeñarte y hacerlo hasta sus últimas consecuencias, sin miedos.


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