Contra la violencia, la poesía de Antonia Robles
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Contra la violencia, la poesía de Antonia Robles

La poetisa y compositora oaxaqueña comparte su más reciente libro: Húmeda luz


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Como “un poemario con un lenguaje exuberante y una sutileza muy especial, como con la que quisiéramos que nos tratara el sexo masculino”, así describe Antonia Robles Aragón su más reciente libro, Húmeda luz (Fontamara, 2015).

La poetisa y compositora oaxaqueña dice que su libro es de poesía amorosa y no erótica, como lo han calificado, pues aborda la relación conyugal. Y es que cree que es en la relación de pareja donde falta sutileza de la parte masculina.

Antonia Robles, (Nachihuí, Sola e Vega, 1958) piensa que a la mayoría de las mujeres les gustaría vivir sin violencia; sin embargo, reconoce que ésta es una práctica común en el hogar. De ahí que con su poesía invite a la armonía, para que la relación sea más espiritual que carnal, y se fomentne el respeto y la libertad en el diálogo.

“A veces, los esposos no te dejan expresarte; si dices alguna frase o emites algún sonido, te tratan como mujerzuela”, comenta.

Para Antonia, los hombres suelen buscar un tipo de placer en las calles, pero impiden que la esposa se exprese y tome la iniciativa; y aunque no se asume “tanto feminista”, muestra su desacuerdo en contra de la violencia de género.

Durante su estadía en la ciudad de Oaxaca, Robles Aragón habla de su libro y la lucha contra la violencia que abordaría en su próxima obra, la décima en su trayectoria, pues está convencida de que poetas y narradores deben expresarse contra la violencia y aportar para generar conciencia en la sociedad.

Antonia Robles Aragón es originaria de Nachihuí, Sola de Vega, pero desde los 14 años de edad emigró junto con su esposo a la Ciudad de México. La vena poética le acompaña desde el nacimiento y aun sin saber escribir comenzó a crear, aproximadamente a los seis años de edad. Para ella, la mayor felicidad era declamar frente al público lo que tenía en su mente o surgía de su corazón en ese instante.

Más tarde, los poemas sobre la carencia, la naturaleza y la vida los escribió sobre el patio de su casa, en la tierra. Su familia, recuerda, era de escasos recursos, pero eso no le impidió conocer la riqueza a través de los juegos, de la cosecha de la tierra, de treparse a los árboles para comer guayabas, de ir a nadar al arroyo o escuchar el canto del agua. Ahora, esas imágenes mentales han sido llevadas a la poesía.

“La naturaleza fue tan compasiva que nos proveyó de todos los frutos del campo, pero siempre había una pequeña añoranza por lo incierto”, refiere.

Antonia, que junto a sus hermanos se convirtió en huérfana de padre a muy temprana edad, vuelve a ese episodio de su vida a través de sus primeros poemas y El corrido de Tirso Robles, la canción que le compuso. Y aunque ya no vea a su padre, aquel que se asomaba por la cerca de carrizos cada vez que terminaba su temporada de migrante jornalero, lo mantiene vivo en sus versos.

De Antonia, el primer libro fue de poesía amorosa, se tituló Luces en la Penumbra (Época, 1992) y fue presentado en la Biblioteca Pública Central (ciudad de Oaxaca). Ahí se dio a conocer la autora, alentada por la periodista y promotora cultural Arcelia Yañiz.

En esa obra, uno de los poemas dedicados a su progenitor fue Diamantes encendidos, pieza que le recuerda a su primer taller en la Ciudad de México, cuando lo leyó frente al grupo y la maestra Aura María Vidales le dijo: “Antonia, ese poema déjalo como está, no le voy a meter mano, déjalo así y se va a publicar un día, tal y como está”.

A la Ciudad de México, donde reside y ha hecho su vida, Antonia ha sabido trasladar su faceta creativa a la música, mediante composiciones que fueron grabadas hace 20 años por los sellos RCA y Polygram Discos. No obstante, ahora resurgen como un canto de inconformidad por el rol que suelen asumir las esposas (se trata del tema Te vas a quedar en casa).

Los poemas y canciones son la forma en que se enfrentó a lo “opaco” de la urbe, para quitar lo feo y trasladar los paisajes de su pueblo a su realidad. Las creaciones de la oaxaqueña se han publicado no sólo en sus nueve libros, sino en diarios como El Financiero y El Universal, y las revistas Tinta Seca, Universo del Búho y Alforja y Cocodrilo Poeta.

Y aun con conflictos maritales por querer escribir y componer, ha defendido sus intereses, pues son algo que nunca dejará. “En ese sentido, gané la batalla”, subraya la autora que espera que otras de su género se impongan ante situaciones como las vividas por ella.


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