“Tenemos que luchar por nuestros sueños”: Diosa Centéotl 2019
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“Tenemos que luchar por nuestros sueños”: Diosa Centéotl 2019

Lilia López Hernández fue elegida como Diosa Centéotl 2019. Ella soñaba con bailar en el auditorio Guelaguetza representando a su ciudad, Loma Bonita, sueño que alcanzará en esta edición, con…


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Lilia López Hernández fue elegida como Diosa Centéotl 2019. Ella soñaba con bailar en el auditorio Guelaguetza representando a su ciudad, Loma Bonita, sueño que alcanzará en esta edición, con el título de diosa.

“Fue muy rápido todo, tuvimos muchas piedritas en el camino, algunas personas no estaban de acuerdo con que yo fuera la representante de Loma Bonita, pero al final me inscribieron en el último día”, dijo la diosa.

La mujer afro mexicana, de 41 años, madre soltera y vendedora de alimentos típicos, habla con orgullo de su tierra, Loma Bonita, que, dice, no es Veracruz sino Oaxaca.

“El objetivo es mostrar lo que Loma Bonita ha hecho durante tantos años y que la gente no lo logre entender, porque dicen que es Veracruz, pero no es cierto, somos Oaxaca”, argumentó López Hernández, “somos afro descendientes, y no es porque seamos negritos u oscuros de piel, es porque lo llevamos en la sangre y lo traemos en el ritmo”.

Sin poder explicar lo que sintió en el momento de ser elegida, se dijo feliz y orgullosa de poder representar a su tierra, en donde se sienten orgullosos de ella. Sus dos hijas son felices y ahora solo piensan en ser las próximas elegidas como diosa Centéotl.

“Me dije, me conformo con al menos pisar el cerro, con eso estoy más que satisfecha, ya de ahí me eligieron para ser la representante del municipio y voy por primera vez a la Guelaguetza como diosa y a bailar”, explicó la originaria de la Cuenca del Papaloápam.

Un sueño recuperado

Lilia soñaba con bailar desde muy pequeña, cuando su padre tocaba y ella se movía al ritmo de la música, “desde los cinco años bailaba, desde siempre quise estar en la Guelaguetza, no se me había dado la oportunidad”.

Sin embargo, el tiempo pasó y como pasa a muchos, el sueño se fue perdiendo, “de repente como que perdí la esperanza y la ilusión, pero por azares del destino volví a la tarima y volví a hacer lo que era”.

En su adolescencia, Lilia bailaba en un grupo de danza, que con el tiempo se desintegró. Hace algunos meses se reencontraron y el grupo comenzó de nuevo, igual que el sueño de la diosa Centéotl.

Sus hijas quieren ser las próximas

Aún con la emoción de ser elegida diosa Centéotl, Lilia señaló que fue “la verdad una emoción que no te puedo explicar, no pude ni llorar, no porque no lo sintiera, porque creo que la emoción era tan grande, que no puedo explicar lo que sentí en el momento”.

Al ser madre soltera, es padre y madre para sus hijas, quienes a decir de la Diosa, están felices y ahora ellas sueñan con ser las próximas.

“Después fue el tiempo de preparación, en donde tuvo que colocar ideas, pues hablamos lo que vivimos el día a día, no fuimos a inventar nada que no fuera cierto”, explica López Hernández.

Con un nudo en la garganta

“Me siento con un nudo en la garganta”, dice Lilia mientras ríe, “loma Bonita está presente en la Guelaguetza y va con diosa”, afirmó con orgullo hacia su pueblo, su gente y su historia. Aseguró que mucha gente está feliz por ella, aunque también hubo momentos de duda.

“Las mujeres de Loma Bonita tenemos amor a nuestro pueblo”, y es por eso que Lilia nunca se rindió, “nunca es tarde, aunque les digan que no puedes, nadie tiene el derecho de decirte que es lo que puedes o no puedes lograr, está en uno, en que uno quiera”.

El nudo en la garganta regresa siempre que se imagina, como lo ha hecho desde hace mucho tiempo, bailando en el auditorio Guelaguetza. Nunca olvidará ese momento cuando le dijeron que calificaron y nunca olvidará cuando la nombraron Diosa.

Agradecida con la vida y con Oaxaca

“Estoy muy feliz pero también estoy muy agradecida con toda la gente, hasta con aquellas personas que no confiaron en mí”, señala Lilia, pues hubo quien no quiso que se postulara para Diosa.

Buscaban a alguien más joven, pero eso ya no importa ahora, pues asegura que esas personas también influyeron para que su esfuerzo fuera mayor, pues al decirle que no podía, las fuerzas renacieron para demostrar que sí podía.

“Quiero agradecer a mi Dios, que sin él no somos nada, y a todo la gente que me haya dicho una palabra de aliento”, mientras pide que, “amen a sus raíces y nunca se presenten en un lugar y permitan que les digan Oaxaca huarachudo, no, somos oaxaqueños y a mucha honra y con mucho orgullo”.


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