Siegrid Wiese: no voy a prostituir mi obra por dinero
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Arte y Cultura

Siegrid Wiese: no voy a prostituir mi obra por dinero

En su nueva exposición, Evidencialismo Caribe, la artista mezcla emociones personales con un llamado a la conciencia para proteger a la naturaleza


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Lo primero que hace al llegar a su estudio es quitarse los zapatos y calzarse unos “crocs” verdes. Usualmente, Siegrid Wiese (Ciudad de México, 1980) prepara café, pero en esta, una tarde lluviosa de junio, lo omite.

Se lo han prohibido. Lo demás, sigue su curso habitual, en un rincón que se salva del bullicio y ajetreo propios de una ciudad volcada en el turismo y en la que ha radicado prácticamente toda su vida. El ambiente urbano desaparece aquí; en cambio, la naturaleza intenta colarse con las ramas que asoman por la ventana o las gotas de agua que chocan con el cristal de la ventana. También, con los cuadros de óleos y cerámica en los que la autora recrea su experiencia en Puerto Morelos, Quintana Roo.

En los últimos tres años y medio, Siegrid ha ido y vuelto de aquella ciudad peninsular. Su última estancia fue de seis meses y ahora busca transmitir lo vivido a través de cerámicas, acrílicos, óleos, que lo mismo sirven para hablar de sus emociones. Evidencialismo Caribe, su más reciente exposición en Oaxaca de Juárez, se extiende a un llamado a la conciencia, al respeto por el medio ambiente.

“Es mi experiencia de vivir en el caribe mexicano, en Puerto Morelos, rodeada de los cenotes, del mar, la selva, es esa serie mezclada con emociones personales”, describe la artista plástica. En este trabajo, habla —además— de lo que ha hecho en 10 años y nombrado, pretensiosamente, como evidencialismo, una especie de “corriente artística” propia, pues aunque le llamen surrealista no se identifica del todo con esto último.

Con el evidencialismo, Siegrid muestra lo que está pasando en el mundo, con las personas y consigo misma, con la energía que percibe. “Que al final eso es el arte, ves la historia del arte y ves cómo vivían, ves qué está pasando políticamente, con la religión y todo”, apunta. Pero lo suyo va más por lo emocional y la energía.

Ahora, ese testimonio de la actualidad se inclina por los problemas ambientales, por la pérdida de manglares y otros seres vivos en Puerto Morelos, ciudad a la que dedicó la exposición Vibes Grand (2017). Su intención es “prender conciencia de lo que está pasando allá”, y alzar la voz por lo que señala como “una matanza horrible”. Una que le impidió fluir como artista y en cambio la orilló a hacer “cosas muy oscuras, muy negativas”, pero que al final dio para la serie que presenta a partir del próximo sábado 29 de junio en la galería Arte de Oaxaca.

PINTAR POR UNA NECESIDAD EMOCIONAL

Ya sea entre penumbras o con escenas más esperanzadoras, Siegrid procura que su obra sea lo más apegada a lo que dicta su inconsciente. “Vendo poco y a veces no tengo nada, nada más para pagar la renta, pero no voy a prostituir mi obra por dinero”, dice tajante quien se inició en las artes desde lo abstracto, bajo la guía de Nicias Aridjis, en el Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo.

“Yo no pinto por dinero, pinto por una necesidad emocional y pretendo dejar algo, aunque sea un poquito, que veas que no tienes que casarte con una figura ni con un estilo, incluso”.

En Oaxaca, donde considera que hay generaciones con propuestas que le dejan muy asombrada, también se da mucho la repetición, especialmente entre artistas que “ya se sienten consagrados y tienen un estilo” del que no pueden salir porque “dejan de vender”. “Y no hablo a sus espaldas”, aclara, pues lo ha comentado con algunos en quienes ve con tristeza este estancamiento. “Pero también entiendo que hay artistas que tienen otras prioridades, que no tienen un compromiso con el arte, sino con la gente que les ayuda, con lo económico”.

En sus cuadros, son constantes las figuras relativas a mujeres o a monstruos. En todos, dice, esas mujeres u hombres, son ella. “Creo que todos mis cuadros son autorretratos, aunque no haya personajes”, agrega la autora que admira el trabajo de otras como Remedios Varo o Leonora Carrington, y que puede partir de lo que le causa leer un libro o convivir con alguien para pintar algo. Pero no pensado en ello o para ello.

Siegrid desconoce si su obra tenga “un estilo marcado”, aunque sí una voz que la hace sentir ella misma. “Creo que si ves un cuadro mío lo sabes, aunque no sea el mismo personaje cambiado de color, que eso pasa mucho en Oaxaca, son cosas diferentes, pero sí puedes identificarlo. No sé si por los rostros, las manitas”.

Hallar esa voz, recuerda, no fue fácil, pues en sus inicios desconocía hacia dónde dirigirse. Con Nicias Aridjis encontró la guía, lo mismo que el disfrute de la pintura, del empastado, del cuidado de la composición y del buen uso de los materiales.

Su acercamiento a la pintura surgió con lo abstracto, con las enseñanzas de Nicias. Sin embargo, la admiración por el trabajo de este le hizo caer en una propuesta que no parecía propia, sino de “una niciesita”. De ahí que ese “ruido” y la necesidad por saber dibujar la ayudaran a comenzar algo propio, las sesiones de dibujo que ha mantenido por más de una década.
Ahora, la creadora del festival Erótica remarca que tiene una voz, “aunque todavía sigo buscando”.