Oaxaca artesanal: la complejidad de un sector

Para tener un traje que lucir en su fiesta de 15 años, Claudia Vásquez Aquino tuvo que aprender a bordar como se acostumbra en varias familias de su natal Santa María Xadani, región Istmo de Tehuantepec. Pero crear con sus manos los bordados de flores característicos de su región, que ahora comercializa, no solo ha implicado pincharse una que otra vez con la aguja pequeña o mejorar la destreza con ganchillo. El regateo es uno de los males a los que se ha enfrentado, lo mismo que sus padres o cuñadas, integrantes todos de un taller familiar que vive de los bordados, y que ante las nulas ventas de un día no tendrá siquiera para comer.

Claudia es una de los más de 11 millones de personas dedicadas a la creación artesanal, cifra tenida al 2012 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Es, también, una entre los casi 13 millones de creadores en este rubro, estimado para 2017 por el mismo organismo, dentro de una población que en el territorio rebasa actualmente los 120 millones de habitantes.

En su familia, es de la tercera generación dedicada al oficio, uno que aprendió de su madre. En enero, Claudia visitó la capital del estado para ser parte de una de las cuatro expoferias que cada año organiza el Instituto Oaxaqueño de las Artesanías (IOA). Pero su estancia resultó en desilusión, por las bajas ventas que tuvo como varios de sus más de 200 compañeros participantes de la edición decembrina.

FRACASA EXPOFERIA

Pero a pesar de haber sido una de las temporadas que tiene más visitantes en el año, ¿a qué se debió el resultado? Ella cree que quizá fue el espacio, que impidió exhibir de manera adecuada la mercancía y que, por consiguiente no se logró atraer la mirada de los visitantes. En un área de dos metros de largo por uno de ancho, y por acuerdo entre los mismos artesanos seleccionados, compartió el puesto facilitado por el IOA con otra compañera, de ahí que el espacio resultara mucho menor.

A ello, suma el regateo, una práctica que notó no solo en turistas nacionales, sino extranjeros. Estos últimos, sin saber hablar el español, alcanzaban a preguntarle: “¿Es tu mejor precio?, ¿Ya lo menos?” Pero “si la gente local lo dice, ¿qué esperamos de la gente externa?”, se lamenta la artesana sobre una costumbre que también observó Alexander Juárez, presidente de la Comisión de Artesanos, creada para representar a los participantes de la expoferia ante el Instituto Oaxaqueño de las Artesanías.

“La mayoría de los compañeros casi no vendió como lo esperaba”, al menos no comparado con la expoferia hecha en julio de 2018, durante las fiestas de Guelaguetza. En eso coincide con Claudia, aunque, agrega, a ese problema se suma el de los vendedores ambulantes y los revendedores, pero en especial los últimos, que están “en el Centro Histórico, en el Andador Turístico, en los lugares más cercanos a Santo Domingo y en el zócalo”.

ESPACIOS COMPARTIDOS

De los 135 espacios (stands) de la última expoferia, la mayoría fueron compartidos, por lo que al final se estimó una participación de 235 o 250 artesanos/talleres, de varias regiones del estado. Esa fue una decisión que, el presidente de la Comisión de Artesanos recalca como propia de los artesanos seleccionados por el IOA y que, también, señala como factor de las bajas ventas.

Designada directora del IOA en julio pasado, Miriam Caraveo Cortés refiere que las ventas de la última expoferia fueron menores a las de años previos, aun con los poco más de 4 millones de pesos reportados por los artesanos, que también tuvieron que cerrar un día, para acatar el programa miércoles sin ambulantes implementado por la pasada administración municipal.

Con poco más de ocho meses en un puesto ocupado antes por Gabriela Solano Pino, Ana Vanessa Vásquez y María Esther Villar Otero, Caraveo ha tomado una dirección a la que hasta principios de año tiene registrados como tales a 2, 757 artesanos (cifra de enero), y que rebasa los inscritos en 2017, cuando se tenía a 700.

FALTA DECISIÓN DEL NIVEL FEDERAL

El instituto a su cargo aún está a expensas de las decisiones a nivel federal, que se prevé realicen luego de que el Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías (Fonart) pasara de la Secretaría de Desarrollo Social, Sedesol (ahora Secretaría de Bienestar) a la Secretaría de Cultura.

Sin embargo, en los poco más de 100 días del gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador, no se han definido las líneas de trabajo con tal dependencia. La nula actividad al respecto ha sido criticada, en un ambiente en el que la Secretaría de Cultura ha sido blanco por los cambios en uno de sus programas, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y en el que la plataforma de ventas online Amazon ya cuenta con un rubro para lo “hecho a mano”.

A la par de ello, el organismo estatal (IOA) ha tenido que sortear una áspera relación con los artesanos, distinta a la que se había tenido en administraciones pasadas, como las encabezadas por los gobernadores Diódoro Carrasco, José Murat, Ulises Ruiz y Gabino Cué.

“Nos hemos visto en la necesidad de pedir mesas de trabajo para poder hacer que las cosas vayan caminando, al final, lo que todos queremos es trabajar en equipo en beneficio de los productores”, ha explicado Alexander Juárez, presidente de la Comisión de Artesanos.

PLAGIOS, UNO DE LOS PENDIENTES

Aunque hay intenciones para proteger a las creaciones populares, estas no se han concretado. La presidenta de la Comisión de Cultura, Susana Harp Iturribarría, presentó a principios de mes un dictamen con proyecto de decreto para reformar los artículos 157, 158 y 160, y derogar el artículo 159, todos de la Ley Federal del Derecho de Autor. Con ello, se busca “eliminar la autorización tácita vigente de uso y aprovechamiento de las obras literarias, artísticas, del arte popular y las artesanías”.

En tanto, los plagios se mantienen como un riesgo por el que han pasado las creaciones de pueblos como Santa María Tlahuitoltepec, San Antonino Castillo Velasco y San Juan Bautista Tlacoatzintepec.

LOS ESPACIOS, NECESIDAD APREMIANTE

Con Chiripas, su marca de juguetes didácticos y artesanales, el taller familiar de Moisés Ruiz ha tenido reconocimiento en varias partes del país. “Con rescatar un juego, nosotros hemos alcanzado foros a nivel internacional” señala quien observa dos problemas: uno de ellos el de las artesanías piratas, que “aparte de que son chinas”, se venden en varias partes del país y se acomodan a cada sitio, tan solo con colocarles la leyenda “recuerdo de Oaxaca” (Sonora, Colima, San Luis Potosí o la ciudad y estado que se elija).

“Es una burla que se presenta por la ignorancia, o no; diría mejor que por la corrupción ¿Cómo entra un artículo chino a México?, ¿Por qué usurpan el nombre los estados de manera impune? Porque alguien lo solapa, alguien lo permite”, se pregunta el artesanos.

En el estado, dice, no solo hay invasión de productos chinos, sino guatemaltecos, peruanos, y que incluso se venden entre “los famosos triquis” ¿Cuál es la solución a esto, al menos por parte de compradores? Moisés dice que la información.

A ese problema, suma el de la falta de espacios dignos, que ya ha externado al gobernador del estado, Alejandro Murat.
“Si nosotros, los que representamos a Oaxaca, nos tienen hasta en la orilla, diría mejor que nos lleven hasta (la agencia) San Felipe, cerca del cerro”, ha comentado Ruiz al ejecutivo estatal.