Cuando los chocholtecos cuentan su historia
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Arte y Cultura

Cuando los chocholtecos cuentan su historia

A través de una exposición de textiles, parte del legado de estos pueblos va de la memoria al museo, para visibilizar a comunidades que se han confundido con las mixtecas


Cuando los chocholtecos  cuentan su historia | El Imparcial de Oaxaca

“Que la gente no se olvide que estamos aquí, que los pueblos chocholtecos todavía estamos vivos y que trabajamos bastante para que nos vean”.

Con estas palabras, la bióloga Yesenia Mora alza la voz junto a sus hermanos de otras comunidades que habitan en una parte de la región Mixteca de Oaxaca, y que por ello, como coincide el historiador Édgar Mendoza García, han sido confundidos con los mixtecos.

Desde Tamazulápam del Progreso, de donde es originaria, la también investigadora ha venido a la capital del estado para ser parte de la apertura de la exposición Dixrikoö ndie ndachoo ndie dsua xädeNgigua–Ngiba (Recuerdos del telar de los pueblos chocholtecos), en el Museo Textil de Oaxaca. La muestra que está de marzo a junio nace de la iniciativa de Mendoza, como una forma de mostrar y recuperar el legado de los pueblos chocholtecos. En ella, se observan las creaciones que aún sobreviven en las tierras accidentadas de la Mixteca Alta, que van de los 1, 100 a los 2, 850 metros sobre el nivel del mar, y en donde el clima frío a templado ha dado pie a características propias que se observan en las lanillas, cotones y otras prendas de lana confeccionadas desde el siglo XVI.

“Estamos trayendo (prendas) para que conozcan el trabajo que hicieron nuestros abuelos tejiendo la lana, haciendo las cobijas, las lanillas (lienzos largos de lana) que usaron, y que hoy, en este espacio que nos dan, ustedes contemplen estas prendas de uso común allá en nuestra tierra”, explica Gil Heriberto Santiago Cruz, un profesor jubilado originario de Santa María Nativitas. A este municipio, uno de los 11 en los que se habla o ha hablado la lengua chocholteca (según el Instituto Nacional de Antropología e Historia), Mendoza García lo señala como uno en los que hasta mediados del siglo pasado era especialista en la elaboración de sarapes, jorongos y lanillas.

Al igual que Nativitas, otro de los pueblos importantes de artesanos que distingue Mendoza es Tepelmeme Villa de Morelos. De ahí, la artesana Laura Aidé Abrego López se ha sumado a una iniciativa de recuperación de saberes textiles, a través de la confección de cotones. En su caso, intenta seguir con un oficio que a través del telar de pedal ejercía su padre, y que ya se había perdido, al menos en la familia. “Veía cómo lo hacía mi padre, pero nunca pusimos atención”, cuenta la artesana sobre el tejido que hasta hace varias décadas, recuerda, se hacía a partir de la lana obtenida de los borregos comprados para tal fin.

ESTÁN, PERO SON “INVISIBLES”

Yesenia Mora, de Mente Creativa Consultores, es una joven originaria de Tamazulápam del Progreso y se considera “chocholteca”, un pueblo del que se siente orgullosa cuando habla de él, y del que quisiera que otros se sintieran igual. Aunque proviene de una comunidad que como varios considera ha sido invisibilizada (por estar en la misma área que los mixtecos), aboga porque en el exterior se conozca y reconozca la existencia de los chocholtecos.

Con esa idea, desde 2016, y tras su regreso a la comunidad de la que emigró, ha emprendido una investigación para tener las respuestas a sus preguntas, pues las que tenía “no encajaban”. Además de que varias manifestaciones de la cultura chocholteca, aunque estaban, eran casi “invisibles” ante los ojos de los demás.

Es así como inició sus indagaciones sobre la música, los textiles y las danzas de esta zona. Fue en ese proceso en que coincidió con la iniciativa del historiador Édgar, quien desde hace varios años quería realizar una muestra de textiles, por las piezas de su propia colección y otras que fue reuniendo con más familias.

En su caso, explica, la investigación era con la intención de “llegar a la Guelaguetza”, pero eso ha quedado en segundo plano y sus pretensiones actuales son otras. Por ejemplo, realizar una publicación en torno a la vestimenta, para lo cual trabaja con la Universidad Tecnológica de la Mixteca.

“Estamos también documentando y capacitando a las mujeres para que retomen la actividad (artesanal)”, también en la revitalización de la lengua, explica la joven que para recrear una prenda usada por las mujeres chocholtecas buscó el apoyo de un artista plástico: Germaín Martínez. Con él logró pintar las blusas de manta que portaron algunas de las asistentes a la exposición abierta el pasado viernes en el Museo Textil.

Basado en una prenda del siglo pasado, y que aún se conserva, Martínez empleó una hoja para lograr los tonos verdes. En tanto, para los rojos y naranjas ha usado el tomatillo, una especie de fruta que se da de forma silvestre y que ahora ha cultivado en su casa. Con ello, recreó la blusa en la que se observan flores de amapola.

“Había que trabajar en eso, en visibilizar nuestra cultura, y creo que durante esos años, que van para cuatro de trabajo en la región, hemos trabajado en la oralidad, con doña Maximina. A partir de sus relatos hemos reconstruido prendas como las que visten Dani, Rosita y Luis. También hemos trabajado con don Luis, en la recuperación de la lengua y su revitalización. Con Javier hemos trabajado algunos aspectos de música para difundir nuestra cultura”, apunta Yesenia Mora sobre este trabajo que por lo pronto ha visto la luz a través de una exposición de textiles.


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