El Festival Internacional de Cine de Guadalajara selecciona la ópera prima de Acelo Ruiz Villanueva
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El Festival Internacional de Cine de Guadalajara selecciona la ópera prima de Acelo Ruiz Villanueva

La ópera prima del oaxaqueño Acelo Ruiz Villanueva retoma la historia de la fuga de una cárcel, por parte de miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre


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El 22 de enero de 1976, seis integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, se fugan de la cárcel conocida como Oblatos, en Guadalajara, Jalisco. El escape de estos exguerrilleros, de una de las organizaciones disidentes del país, deja perplejas a las corporaciones policiacas. Hoy, a 45 años de aquella “acción victoriosa, esperanzadora, dentro de una serie de masacres, desapariciones y torturas”, es llevada a la pantalla, en el documental Oblatos, el vuelo que surcó la noche, que estrena el realizador Acelo Ruiz Villanueva (Oaxaca de Juárez, 1986).

“La película es el retrato de una generación vista a través de un evento, en este caso la fuga de la cárcel de Oblatos”, relata el cineasta que con su ópera prima compite por un premio Mezcal en la edición 34 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).

PLANTEA LA REFLEXIÓN

Pero a la par de esa competencia, su intención con el público es plantear la reflexión, el exponer “cómo para llegar a un país como el que actualmente vivimos tuvo que haber un proceso histórico muy profundo, que no solamente tiene que ver con la historia oficial, sino que tiene que ver con movimientos sociales, con gente que dio su vida en otros movimientos que han sido casi olvidados”.

Acelo Ruiz Villanueva, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), recrea este episodio de la Guerra Sucia en el país, durante la cual miembros de las guerrillas surgidas en los años70 eran torturados y desaparecidos.

Llena de suspenso, muy cinematográfica y emocionante es como el realizador describe a esta historia que conoció en 2014, a través de uno de sus protagonistas, (Antonio Orozco Michel, “Toño”). Él y Mario Álvaro Cartagena (“Guaymas”) “nos cuentan cómo organizaron la fuga, por qué luchaban y por qué luchan ahora”.

En 105 minutos, el largometraje se aproxima a parte de lo que fue la Liga Comunista 23 de Septiembre, surgida en 1973 en Guadalajara, Jalisco, durante el sexenio del expresidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). La organización, aglutinaba a diversos grupos disidentes, entre ellos el Frente Estudiantil Revolucionario, Procesos de Monterrey, el Comando Lacandones (a su vez con estudiantes de la UNAM y del IPN), y el Movimiento de Acción Revolucionaria.

Este sábado 9 de marzo, Oblatos, el vuelo que surcó la noche se estrena en el FICG 34. Para el director del filme, la participación es el inicio de un recorrido que se espera sea “largo y fructífero” por más festivales. Aunque está la posibilidad del premio, “el triunfo está en que la gente lo vea” y que aunque no reditúe ganancias ni se recupera la inversión, se “pueda conocer una parte de la historia que ha sido olvidada”.
En esta edición del festival, el realizador compite en otra sección, con otra producción suya, el cortometraje Historia de una aurora y dos ocasos (que retoma parte del conflicto social de 2006 en Oaxaca y que presentó como su tesis para graduarse como director, en el CCC).

EL DOCUMENTAL FRENTE A LA FICCIÓN

Acelo Ruiz Villanueva, quien se desarrolla como caricaturista y cineasta, se inclina por los documentales de crítica social, “que tienen que ver con los movimientos sociales, de izquierda, con la lucha contra el poder”.
Frente a la ficción, señala que el documental presenta “a personajes reales a los que les pasaron cosas reales y que viven consecuencias reales de los hechos en los que participaron fuera de la pantalla”. Y eso, desde su perspectiva, “genera una atracción y poder mucho más profundo que el de una ficción”.

TOCAR CONCIENCIAS, EL OBJETIVO

Ruiz Villanueva refiere que el documental tiene una capacidad de exhibición comercial muy pequeña. “Si para una película mexicana es difícil, para un documental sobre un movimiento de izquierda es algo más difícil”, apunta. Por ello, lejos del éxito comercial el reto del equipo de producción es poder tocar conciencias, “tocar el corazón de otro espectador, encontrar una resonancia de esta historia que tiene que ver con la recuperación de la memoria histórica”.


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