Plácido Merino, el pintor que retrata los cuerpos vacíos de la morgue
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Arte y Cultura

Plácido Merino, el pintor que retrata los cuerpos vacíos de la morgue

En una visita al estudio de Plácido Merino, conversamos sobre el cuerpo inerte como modelo y su próxima exposición “Morgue”.


Plácido Merino, el pintor que retrata los cuerpos vacíos de la morgue | El Imparcial de Oaxaca

Un artista visita la morgue en busca del contacto cercano con la muerte, en busca de la presencia de un cuerpo sin vida para ser retratado. No ha visto morir a ninguno de sus seres queridos pero conocerá la muerte a través de los cadáveres que narrarán para él su propia finitud.

Se trata de Plácido Merino, cuyo proceso pictórico parte de involucrarse con el modelo y con las emociones, pues como artista le interesa conocer a profundidad aquello que plasmará en pintura. En su más famosa serie, Sombras, lo hace a partir del modelo quien, en sesiones psicoanalíticas de diván, le contaba su historia para que él interpretase su parte más obscura -su sombra- llevándolo hasta la catarsis.

En otro de sus proyectos, Little Shadows, Merino expresaba con el pincel, las impresiones de aquellas sesiones con sus modelos, como un análisis personal del autor a partir de la interpretación de lo que se revelaba para sí en las Sombras de sus retratadas. En este nuevo proyecto, Merino ha partido de un modelo sin vida.

“Cuando empecé a ir al INCIFO -Instituto de Ciencias Forenses- me dejaron ir al anfiteatro a trabajar con los cuerpos que no tuvieran una identidad porque yo lo que quería era que no la tuvieran para que no pudieran decirme nada acerca de ellos”. Plácido Merino

El desafío que Plácido buscaba enfrentar era descubrir qué pasaría en sus retratos psicológicos si su modelo no le diera información para realizarlos. Sólo entonces se daría cuenta, en sus investigaciones, de cómo funciona ese proceso cuando el discurso es un relato que atraviesa al artista. En su práctica ha clasificado dos tipos de modelos: inertes y vivos.

Y en los modelos vivos están los comunicantes y los no comunicantes como los animales que son incapaces de expresar y construir verbalmente un relato propio, a diferencia de las personas. Pero al tratarse de un modelo inerte el artista sólo puede interpretar un cuerpo a partir de lo que ve, refleja e imagina.

Plácido no había tenido un encuentro directo con la muerte de ningún tipo, ni siquiera había visto el cadáver de un familiar.
Al llegar al INCIFO, en un primer recorrido por las instalaciones se halló sorpresivamente frente a su primer cadáver, una silueta con piel de tonalidades púrpuras, casi ennegrecidas con tintes más verdes que rosados.

Al describir ese instante cuenta que fue para él como ver una momia, al cuerpo se le caía el cabello mientras lo bañaban, se trataba de una mujer pero ya no tenía ojos, y la carne que había perdido su color le daba un aspecto deforme con el rostro “chupado”.

Plácido confiesa que se quedó frío ante esa aparición, dejó de mirar como artista por un instante y su primer conflicto se presentó como humano, pues la muerte es una certeza pero al sentir su presencia alrededor, todo deja de existir y sólo queda un silencio brutal que conduce a un vacío. Como si él también en ese momento hubiera sentido que algo se escapaba de su cuerpo.

Al preguntar, le contaron que ese cuerpo se encontraba ahí en espera de unas personas que acudirían a reconocerlo, deseando que se tratara de su familiar desaparecida. En la mente de Plácido había una pregunta ¿qué reconocen de un cuerpo en ese estado?.

En su siguiente visita, Merino fue testigo de una autopsia y los doctores le invitaban a acercarse mientras le mostraban el corazón, el cerebro, y los órganos acomodados en el interior de un cuerpo sin nombre.

Plácido, al ser un artista en contacto directo con sus emociones, comenzó a notar que automáticamente al ver el cuerpo lo dota de una identidad. “Y si fuera…”, “¿qué le habrá pasado?”, “seguro tenía hijos” y otros pensamientos consumados en frases inevitables que comienzan a entretejerse para formar historias.

Quien trabaja en una morgue trata de no hacer justamente lo que Plácido estaba haciendo: involucrarse emocionalmente con el cadáver.

Plácido entró sin un escudo de defensa y durante dos meses de visitas se enfrentó de frente a la muerte. Desde luego, al artista no se le permitió entrar con cámara fotográfica o de video, así que parte del proceso creativo constituía que antes de entrar y al salir del anfiteatro al terminar la autopsia grababa en audio sus propias reflexiones, cómo se sentía, lo que había visto, y los colores y sensaciones que al ser descritos se convirtieron en una memoria emocional.

Cuando un cuerpo llega al INCIFO es porque está en investigación, o llegó al Ministerio Público sin identificación y nadie lo ha reconocido en más de 10 horas después del siniestro; ahí permanece otro período de tiempo y si nadie lo reclama lo llevan a la fosa común. Así que lo que Merino estaba observando eran muertes violentas a causa de un delito o de indigentes que fallecen en el anonimato.

Al construir una interpretación propia de quiénes eran esas personas, Plácido comenzó a ponerles un rostro conocido.

El resultado de esas visitas es una serie que compone la muestra Morgue, una manera simbólica en la que “mata” a miembros de su familia a partir de la pintura.

Para poder “matarlos” Merino, como pintor y de acuerdo a su filosofía en torno al arte, debía saber qué es la muerte, conocerla y mirar un cuerpo por dentro, entender una muerte violenta y anónima, conocer la sangre en su color y olor.

Esas múltiples experiencias son investigaciones tan plásticas como sensitivas porque al no haber una sesión donde el modelo cuente su historia, para conocerlo como un cuerpo Plácido partió de todo lo que sus sentidos percibieron al hallarse frente a él. De lo que olió, del sonido del serrucho mutilando la carne, de las voces de quienes realizan la autopsia platicando sobre política y fútbol, del estímulo visual producido por los flashes de la cámara que registra el proceso que se realiza sin emoción, de manera práctica casi mecánica, como transcurre cualquier día en la morgue.

En este proyecto, Plácido Merino realiza también un análisis de la razón por la cual quiere matar de manera simbólica a sus familiares.
Plácido no pierde la línea psicológica que ha guiado su producción artística, porque en un inicio su acercamiento a la morgue fue al darse cuenta de que ya había trabajado con modelos pero no se había enfrentado nunca a un cuerpo vacío sin información, pero que también alguna vez estuvo vivo y tuvo un discurso propio.

Lo que le resultó más interesante es enterarse de que al ser atropelladas o asesinadas las personas no se consideran muertas en un sentido estrictamente legal, es hasta que alguna autoridad los declara muertos que lo están. Antes de ese proceso se encuentran un estado transitorio en el cual no están vivos, pero aún no están muertos a los ojos del sistema.

“Yo me preguntó entonces hasta qué punto es importante que alguien te declare vivo también. Si yo te pinto y te doy una identidad, ¿estás vivo?” Plácido Merino.
Esa inquietud pictórica lo condujo a una reflexión a través del poder de la pintura y el retrato, pues si al objeto la pintura lo convierte en sujeto cuando lo personaliza, lo conoce y crea un vínculo con algo vivo, qué pasa cuando al interpretar un cuerpo, le das un nombre y una imagen, así como una identidad que quizá no es la que tenía antes pero sí es un relato inserto en la realidad? ¿Qué tan potente puede ser esa identidad ficticia que lo devuelve al plano de lo real?

Por otro lado, existe una parte de la psicología que habla acerca de cumplir las fantasías, cuando la fantasía se vuelve realidad y se producen los goces. Es decir, que yo puedo tener como fantasía desearle el mal a alguien, desear que se muera y de repente se cumple esa fantasía y fallece.

¿Qué pasa entonces cuando la fantasía se cumplió? No hay una satisfacción sino culpa. ¿Es la obra de Plácido una serie de fantasías cumplidas?

Al estar parado frente a aquellos cuerpos vacíos, Plácido experimentó una negación al saber que si sus seres queridos murieran en la calle, terminarían sobre la mesa de esa misma morgue y el proceso de su autopsia sería el mismo que estaba observando. El cadáver sería abierto y se les arrebatará también el nombre y la identidad.

Ante todas esas capas posibles de lectura e interpretación, el hecho es que su serie se compone de retratos de muertos, y cuando el público se enfrente a ellos quizá no percibirá que se trata de la familia del autor y se enfrentará entonces a la misma experiencia que él tuvo al pensar que “podría ser alguien que conozco” o incluso “podría ser yo”.

Ese shock de quienes nunca antes se han enfrentado a la muerte, o el recuerdo doloroso de quien la ha visto arrastrarse hasta poseer el cuerpo de un ser amado serán algunas de las posibles reacciones que Morgue provoque.

Esta vez, Merino presentará un análisis emocional suyo a partir de lo que ha visto, si en Sombras -su serie anterior- se trataba de que la modelo retratada contara su historia y a partir de ella Merino materializara sus sombras y sus secretos más profundos de los traumas y deseos conscientes e inconscientes en un retrato tan erótico como oscuro. Esta vez, sólo es Plácido quien habla.

En su obra la muerte no es sangre, es tan cruda como se debe abordar la pintura en un conocimiento absoluto de lo que se retrata de manera íntima, conceptual y emocional. Para Plácido Merino, pintar es entregar tu vida, tu cuerpo y tu alma en el papel. Es por eso que el autor nos incita a mirar un cuerpo vacío que se llena a partir de uno mismo, uno que el propio autor ha llenado de su realidad.

Así, entre el miedo y la conmoción visceral que nos provoca mirar un cadáver, las pinturas de Merino revelarán la fragilidad y la pasividad de la descomposición como reflejo del tiempo que se agota. Aunque lo cierto es que ninguno de sus cuerpos parece descansar en paz.

Cultura Colectiva te invita a la inauguración de Morgue de Plácido Merino el próximo 21 de febrero a las 19:00 h. en la Galería Málaga Arte Contemporáneo.

Conoce más de su obra en su sitio web placidomerino.com y cuenta de Instagram @placido.merino.


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