La cara de las cosas o cómo los zapotecos llaman a los colores
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La cara de las cosas o cómo los zapotecos llaman a los colores

En el zapoteco de Juchitán, decir blanco como lo que está muerto o azul como el cielo “limpio” son ideas presentes al hablar del color


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El poeta y lingüista juchiteco Víctor Cata dijo hace unos días que si le preguntaran a un zapoteco del Istmo de Tehuantepec cómo se dice la palabra “color” en su idioma, diría “color”, como en español. Sin embargo, aunque se carece de un vocablo equiparable al término, hay palabras que hablan de cómo es la “cara” de las cosas, es decir, de cómo es su superficie (para referirse a su color). Y eso, agregó, era bien sabido desde el siglo XVI por fray Juan de Córdova.

Sin embargo, Cata también señaló que para hablar del color el juchiteco Eustaquio Jiménez Girón ofrece un nombre arcaico vinculado con la pintura. Asimismo, que los zapotecos de Teotitlán de Valle usan una frase que se traduce en “ser como una flor, tener todos los colores de todas las flores”.

El pasado viernes, el poeta Víctor Cata habló de su participación en la traducción de los colores al idioma zapoteco para generar materiales didácticos, presentados ese mismo día.

En el patio del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, expresó que “el hecho de que se haya perdido el nombre para el color, no significa que los zapotecos no conocieran los colores”, pues fray Juan de Córdova llegó a registrar aproximadamente 14 términos:

“Grana encendida, blanco, negro, ceniciento o bruno, grana colorada, amarillo, azul oscuro, azul claro, verde, verde claro, morado, encarnado, leonado y el color gris llamado algunas veces como parda, rusia, parda y blanca como gallina de la tierra”.

Asimismo, que a estos colores se les podía anteponer otros términos que aluden a la tierra o el agua, dependiendo del estado de las cosas (sólido o líquido).

Algunos de estos colores -explicó- aún se recuerdan en Juchitán y tienen que ver con lo muerto, lo crudo, las mucosidades, los árboles o la ceniza, los zanates machos y el cielo “limpio” (sin nubes).

No obstante, hay otros colores que aún se usan y cuyos términos no aparecen en los documentos. Por ejemplo, el “anaranjado” (nabiguiti) y que se asocia al fruto del naranjo o la calabaza.

Además de ello, existen colores como el amarillo (naguchi) que en sus diversas tonalidades tienen un vocablo distinto, asociado a árboles o incluso el esperma. Esta última vinculación, detalló Cata, ha hecho que el término se pierda y sólo sea usado esporádicamente.

Para el material presentado este viernes en el IAGO, el poeta y traductor dijo que se retomaron términos de la información recaba por Juan de Córdova.

Sin embargo, señaló que hay nombres de ciertos colores que se perdieron o que son difíciles de interpretar.

La edición y publicación de los materiales didácticos en zapoteco, como una lotería y una ruleta de los colores o un rompecabezas de números, se realizó entre el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), y la Asociación Amigos del IAGO y del CFMAB, con algunos apoyos de la Cámara de Diputados de la República.

Daniel Brena, director del CaSa, indicó que esto es parte de un trabajo mucho mayor en el que se busca apoyar la revitalización de las lenguas a través de materiales didácticos, publicaciones, talleres de lectura y apoyo a la creación.

“Una de las grandes solicitudes de maestros que trabajan en comunidades es que no hay materiales didácticos, juegos ni libros de la misma manera que hay materiales en español. Para ello, trabajamos en conjunto para identificar juegos y materiales que podrían ayudarle”, explicó.

Para la creación de los materiales, hubo colaboración entre lingüistas, traductores, diseñadores y con personas en las diferentes comunidades que ayudaron a validar los prototipos y para saber cómo continuar y perfeccionar tales recursos.

A la presentación de estos juegos y materiales asistieron también Hazam Jara, director de producción artística del CaSa y quien ha sido el diseñador de los materiales didácticos; Natalia Toledo, poeta e impulsora del proyecto El Camino de la Iguana, y Francisco Toledo, artista plástico que ha impulsado éste y otros proyectos en pro de las lenguas indígenas en Oaxaca.


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