Francisco Toledo, desde 4 miradas
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Arte y Cultura

Francisco Toledo, desde 4 miradas

Los poetas Natalia Toledo y Víctor Cata, Daniel Brena (director del CaSa) y Alejandro de Ávila (director del Jardín Etnobotánico hablan del trabajo del artista y promotor cultural, que hoy cumple 77 años de edad


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Francisco Toledo (Juchitán de Zaragoza, 1940) puede percibirse en más de 100 formas y facetas, como lo ha hecho en su última exposición pictórica y escultórica titulada NaaPia’ (Yo mismo), presentada en mayo de este año en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.

Sin embargo, y aunque la muestra permite conocer su aporte a la plástica del país, sus ideales y luchas, la figura del artista que hoy cumple 77 años de edad es percibida en otras tantas formas por quienes lo han conocido y trabajado con él.

Natalia Toledo, por ejemplo, lo percibe como su padre, a quien ve en las fotografías que conserva de su niñez: “Yo de niña y él de jovencísimo; como soy la primera hija, los dos nos vemos muy jóvenes caminando en la arena del mar del Istmo, comprando, comiendo o simplemente posando en el parque de Juchitán con otros niños de la Séptima Sección y algunos parientes míos”.

Pero también como la persona con quien ha trabajado en proyectos relacionados con las lenguas indígenas.

Daniel Brena, director del Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) resalta el trabajo en la conformación de instituciones y recintos culturales, como también lo ve Alejandro de Ávila, director del Jardín Etnobotánico. El poeta Víctor Cata percibe el beneficio que sus acciones han dejado en otras generaciones que suceden al artista y la labor para revitalizar las lenguas indígenas.

Asimismo, hablan del impacto de sus acciones y lo que pasaría en Oaxaca en caso de que él se retirara de su labor como promotor cultural. A continuación, las reflexiones de cada uno sobre el trabajo del artista.

NATALIA TOLEDO

Cuando veo todas las cosas que hicimos en conjunto, con otros, por supuesto, me da mucha alegría y siempre pienso que ojalá vengan muchos años donde podamos seguir colaborando a favor de lo que nos interesa en esta vida. Esta coincidencia de compartir cultura, compartir lengua y estar preocupados en dejar un trabajo; por supuesto que el trabajo es principalmente de él, yo soy una simple colaboradora, pero me gusta muchísimo la posibilidad de colaborar con alguien tan inteligente, tan sensible, que además que siempre que empiezas un proyecto con él te empieza a regalar libros con relación al tema. Uno sale más enriquecido que cuando entró cuando trabaja con Toledo y eso lo saben todos los que alguna vez han tenido la fortuna de trabajar con él.

Hay gente que se interesa en las cosas, pero siempre con un fin político, con un fin económico, y en este caso es el trabajo de un artista al servicio de su comunidad, de las comunidades oaxaqueñas y mexicanas.

Y esa es la gran diferencia, que es por amor, por pasión, por un compromiso, por lo que él mismo lo dice: porque yo hago las cosas sin pensarlas mucho. Y eso es muy importante; ¿Qué pasaría? En principio no habría ese artista con tantas propuestas y tan lleno de energía, caminando por las calles, caminando por los proyectos, caminando junto a los que merece uno acompañar en la vida, apoyando a gente que lo necesita, apoyando a los grupos más frágiles. El mundo, creo yo, se quedaría sin esos colores que él le imprime a la vida.

DANIEL BRENA

Desde hace muchas décadas, el maestro Toledo ha tratado de que la cultura y el arte estén cerca de la gente y lo ha hecho en lugares donde normalmente no era común en ese momento, como en los 70, en Juchitán, tener una colección como la que vemos ahora en el CaSa y hace 30 años en Oaxaca, donde no había biblioteca de arte de este tamaño, no había un museo de arte contemporáneo, no había un lugar donde exponer fotografía ni verla ni compartir ni talleres.

Ahora (está) el Centro de las Artes que está en San Agustín, afuera de Oaxaca y que apoya mucho a la comunidad. Todo esto ha ayudado a que Oaxaca se vuelva una manera en que los ciudadanos y las personas buscan y trabajen los programas a través del arte.

Una de las cosas que veo ahora es que es bien común ver a la gente que está haciendo un trabajo, pero además hace otra cosa creativa, como escribir, como pintar, todas las disciplinas que ha impulsado el maestro.

Él es el gran impulsor de todo y afortunadamente hay una visión bien clara de qué es lo que ha permeado y que ha encarrerado a todas las instituciones, entonces todas las instituciones han trabajado con esa visión, primero las que él fundó y también otras que han surgido que no son tal vez parte de la familia Toledo, pero que han surgido con esa visión. Afortunadamente, tenemos muchísima infraestructura cultural que viene ya con esos objetivos y no estamos empezando de cero.

VÍCTOR CATA

Conocí al maestro Toledo en la década de los 80 en Juchitán, no lo conocí físicamente, conocí la labor que hizo en la Casa de la Cultura de Juchitán, de dotarla de libros, de impulsar la recopilación y publicación de obras significativas para la historia y literatura zapoteca del Istmo.

Esa labor que él realizó en los 70 en Juchitán redundó en toda esta generación de la que formo parte, porque nosotros nos alimentamos de esa Casa de Cultura que él creó, de los libros que él dejó allá y posteriormente conocí su obra ya no a nivel local, sino a nivel internacional o nacional y veo que su preocupación sigue latente.

Su preocupación es el zapoteco de Juchitán porque en el idioma -creo yo- ve a sus padres, pero también un lazo afectivo hacia la lengua y la cultura zapoteca porque también tiene una hija juchiteca.

La labor que él está haciendo en favor de las lenguas indígenas es determinante y es importante porque estamos en un tiempo donde las instituciones educativas solamente están haciendo una labor, pero no en terreno de letras, nada más un terreno de escritos y de leyes, pero no un terreno práctico, de estar generando material didáctico, de estar dando talleres, de estar impulsando la creación de más y más textos y que parece como un granito aislado, pero no, es un trabajo como una piedra fundamental para realizar más labores.

La labor que él está haciendo en Oaxaca es de llamar la atención sobre la riqueza lingüística que tenemos, su labor es fundamental para sensibilizarnos a todos, para que no perdamos nuestra lengua, no perdamos nuestra cultura porque es herencia, lo que nos hace ser oaxaqueños o mexicanos. En caso de que él ya no estuviera, se vería mermado ese esfuerzo de estar impulsando.

ALEJANDRO DE ÁVILA

En efecto, el maestro Toledo es nuestro santo patrón, es una persona a quien veneramos, lo queremos, pero lo veneramos porque es un ser que hace posibles cosas que sin él no pasarían. Yo lo he atestiguado.

Yo conocía a Oaxaca desde niño, mi familia es de acá, pero yo me vine a vivir a Oaxaca en 1984, él todavía no estaba acá. Y su llegada significó un cambio radical, perceptible, se notaba porque empezaron a surgir las instituciones culturales que ahora damos por sentadas: el IAGO, el MACO (Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca), el Centro Fotográfico, una biblioteca para invidentes y después el Jardín Etnobotánico, el CaSa fue el más reciente.

 


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