Racismo vivido por Francisco Toledo
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Arte y Cultura

Racismo vivido por Francisco Toledo

En un año dedicado a las lenguas indígenas, y recién celebrado el Día Internacional de la Lengua Materna, el artista plástico recuerda su vida entre el español y el zapoteco


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¿Quién no ha sufrido discriminación o racismo? —Pregunta el artista plástico Francisco Toledo. Esa actitud, dice, no es nueva en el mundo, pero se ha externado como una forma de rechazo a los otros, aquellos que tienen color de piel “humilde” (como decía hace unas semanas), un aspecto distinto o porque hablan alguna lengua originaria.

Francisco Toledo lo sabe y lo ha vivido. “Es un sentimiento muy profundo en todas las culturas, un rechazo a los otros, no es solamente hacia los indios. También entre indios hay racismo; los juchitecos, de donde vengo, son muy muy racistas, son muy duros con las otras comunidades, despectivos, los tratan de inferiores”.

SUS RAÍCES
Hijo de padres zapotecos del Istmo, el artista plástico ha notado cómo incluso ese racismo afecta la educación y legado de los pueblos originarios.

“Nosotros fuimos migrantes, mis padres salieron de la zona zapoteca del Istmo hacia Chiapas, primero a Arriaga, ahí trabajaron un tiempo, después fueron al sur de Veracruz. Nos desligamos, digamos, de la lengua de los abuelos y de mis padres, por un fenómeno que se da de negar la lengua materna en la familia, en la casa”.

Pero esa negación, apunta, se ha fomentado en las escuelas y es resultado de una idea que hace parecer al español como propio de la civilización, mientras que a los idiomas originarios como parte de un supuesto atraso. “Mis padres dijeron: no, hay que civilizarse, hay que incorporarse a la civilización”.

ENTRE EL ZAPOTECO Y EL ESPAÑOL
De niño, Toldo observaba cómo solo entre ellos (sus padres) “hablaban zapoteco”. Esa fue su manera de convivir con una de las lenguas indígenas más habladas en Oaxaca, en una de sus variantes. Así, entre Veracruz y Oaxaca, escuchaba el zapoteco y el español, la primera, lengua que desde 2011 alienta a partir de un premio para la creación literaria.

“Yo oí las dos lenguas en casa, los abuelos casi no hablaban español y pasábamos temporadas en el lado oaxaqueño, en el Istmo, o si no los parientes iban a visitarnos al sur de Veracruz, a Minatitlán. Ahí hay una colonia muy grande de juchitecos, entonces también en la calle, en el mercado, en las escuelas, se hablaba zapoteco, a la hora del recreo”, recuerda el afincado desde hace varias décadas en la capital oaxaqueña.

FALTA MAYOR IMPULSO
En este, el año declarado por la Organización de las Naciones Unidas como el de Las Lenguas Indígenas, Toledo enfatiza en los aportes de los pueblos e idiomas originarios que han sobrevivido a la Conquista, pero a los que falta impulsar más.

“Hay instituciones, pero con muchas limitaciones. Ojalá que surja una nueva institución que pueda realmente ir a fondo”, externa, pues México es un país que debe gran parte de lo que es a los pueblos originarios. “Los que estaban aquí antes son los que marcaron la personalidad de este país”, pero, aclara, “tampoco hay que negar la contribución de la gente afro, españoles o comunidades italianas, chinos…”.