La condición femenina de María José Torres
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

La condición femenina de María José Torres

La fotógrafa ecuatoriana explora las experiencias de lo femenino, en cuerpos de sexos y culturas diversas


La condición femenina  de María José Torres | El Imparcial de Oaxaca

En una marcha por la legalización del aborto, en Ecuador, se observa cómo un grupo de mujeres externa su rabia con el puño arriba, los senos descubiertos, un pañuelo en el rostro y el torso con un número para comunicarse si se busca abortar en condiciones de seguridad. En la misma protesta, otras mujeres con vestimenta tradicional rezan y mandan bendiciones para que la lucha tenga eco.

“Para hablar de mujeres, no necesariamente se parte de una ideología como el feminismo”, señala María José Torres (Ecuador, 1989), autora de la imagen tomada en aquel país donde el aborto está permitido solo si el embarazo pone en riesgo la vida de la madre o si este es resultado de la violación a una mujer con discapacidad mental. Hasta enero pasado, la Comisión de Justicia analizaba incluir otras causales.

Como en estas experiencias, María José considera que el ser mujer y lo que implica se puede abordar de varias maneras, una de ellas desde la idea de “la feminidad como un lugar de enunciación”, en la que no se requiere tener cuerpo de mujer para hablar de las congéneres, sino vivir “la condición femenina para hablar de lo que se experimenta en la vida.

Consciente de que el espacio público resulta muy distinto según el cuerpo que se tenga: uno de mujer, de hombre o de transexual, la impulsora de Feminidades señala que en las experiencias también influye la educación. De esto último, explica que cada vez cambia, “pero generacionalmente, a las mujeres se nos ha ido criando mucho más como personas del interior, como de la casa, del resguardo, del cuidado”.

Motivada por el tema de lo femenino, vivido en los espacios público y privado, la fotógrafa formada en sociología y estudios latinoamericanos ha optado por llevar tales experiencias a la imagen, a partir de diversas personas y sus culturas, como las de México, Irán y Francia. El proyecto Feminidades es uno exploratorio y de largo plazo, con el que construye un acervo para plasmar la condición de mujer o lo femenino.

“No es que haya una mejor manera de ser mujer o una mujer que sea más libre porque sigue los parámetros occidentales, o que es menos libre porque usa velo”, apunta quien antes de dedicarse a la fotografía documental y artísticas, ejerció esta en el plano informativo, a la par que la escritura, en el diario nacional El Comercio, de su natal Ecuador.

De Feminidades, una de sus series fue parte de la exposición Realidades. Mirar que somos muchas, presentada en enero en el espacio cultural Mezontle, de la capital oaxaqueña. Sin embargo, el proyecto abarca varias vertientes, en donde también se muestran las diferencias de contexto y formas de lucha de las mujeres por sus cuerpos.

El proyecto abarca retratos de amigos, conocidos y de personas de diversas latitudes, además de autorretratos, con los que la artista indaga en “la energía femenina”. Torres, también impulsora de Maguazine – Artes Visuales y Humanidades ha seguido su proyecto en Oaxaca, ciudad a la que llegó en septiembre pasado para aprender más sobre fotografía y trabajarla desde una perspectiva más artística. A través de la fotografía digital y las exploraciones en lo análogo y el collage busca seguir este y otros proyectos que también se vinculan con la naturaleza.

A la par de Feminidades, desarrolla Estamos hechos de la misma materia, un proyecto que busca coincidencias de formas entre seres vivos que parecen muy distintos, como los árboles y el cuerpo humano, o los perros y las nubes.

“Con mi venida a Oaxaca me encontré con la fotografía análoga porque hay muchas posibilidades de volver a la fotografía química y laboratorios increíbles, con costos muy accesibles. En Ecuador, no ha sido así”, cuenta la autora que ha tomado talleres y cursos en el Centro de las Artes de San Agustín y el Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo.