Minerva Mendoza reúne en libro los rituales de San Agustín Loxicha
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

Minerva Mendoza reúne en libro los rituales de San Agustín Loxicha

En un libro, Minerva Mendoza Pérez reúne las prácticas con que los zapotecos de San Agustín Loxicha curaban sus males o se adelantaban a los presagios de sus sueños


Cuando los habitantes de San Agustín Loxicha padecían alguna enfermedad, pasaban por algún problema o habían tenido un sueño perturbador, acudían con los sacerdotes indígenas. Para ayudarles, estos efectuaban rituales en la ciénega, un sitio del que nace y brota el agua, pero del que también emana lodo. En ese sitio que combina dos elementos que según sus creencias dieron lugar a la vida, se ofrendaban flores, velas o copal, si se trataba de un caso o enfermedad relativamente sencillo de resolver. Por el contrario, si la situación era muy complicada, el ritual era más complejo.

“Si el sueño estuvo muy duro y anuncia la muerte de un familiar, entonces el ritual es el baño matinal con agua fría”, explica Minerva Mendoza Pérez, oriunda de esta población enclavada en la Sierra Sur de Oaxaca. En ese caso, añade, “el consultante se tiene que bañar tres, seis, ocho o nueve días con agua fría, según le indique el sacerdote, para ver si de esa manera no sucede nada en la familia”, es decir, si con ello se evade a la muerte.

CONOCIMIENTO ANCESTRAL

La profesora jubilada, quien ahora plasma esos rituales en el libro En el lugar que se encuentra a la espalda del señor, dice que los rituales han cambiado, pero siguen siendo parte de la cultura de sus ancestros y de la vida de varios como Arnulfo Antonio Ruiz (de la población de Llano Maguey). El asesor indígena, de casi 80 años de edad, le contaba a Minerva que con esos rituales los sacerdotes indígenas curaban o ayudaba a sus pacientes, en tiempos en que no había doctores ni medicamentos.

Ahora, expone la autora, los sacerdotes indígenas (los que mantienen los conocimientos de sus ancestros, como el calendario ritual de 260 días) hacen las ofrendas en sus propias casas. También, la ciénega ha dejado de tener la misma importancia de antaño.

Pese a esas modificaciones, la profesora jubilada intenta dejar un testigo de tales saberes y tradiciones, de lo poco que queda de su cultura, por medio de las páginas en que habla de los rituales, de la creencia en los sueños.

“La cultura de mi pueblo es muy importante y quiero darla a conocer. Aquí hablo de los rituales, acciones que los sacerdotes indígenas llevan a cabo para resolver un problema de enfermedad, de conflictos, todo lo que antes existía”, señala la autora, quien presentó su libro ayer, viernes, en la Biblioteca Francisco de Burgoa.

Con este volumen, antecedido por Loxicha, un tesoro de la cultura zapoteca, quien fuera docente por casi cinco décadas considera que ayudará para que “los jóvenes, los niños, tengan un material de investigación”. Y es que, refiere, la finalidad es el rescate de la cultura zapoteca y que esta prevalezca, aunque ello se torne difícil en la actualidad.

CIÉNEGA, EN EL ABANDONO

En el lugar que se encuentra a la espalda del señores un título que deriva de las palabras zapotecas Lo xis xa, que significan lugar espalda señor. ¿Y qué o quiénes están a la espalda del señor?, la autora responde que el lugar sagrado para los zapotecas: la ciénega, y con ella los rituales que se realizaban para hacer frente a los padecimientos o presagios de los consultantes.

Palemón Mendoza, hermano de la autora, señala que hace varios años, la ciénega estaba en el centro de la población, pero por el progreso del pueblo esa dejó de serlo. Por ello, sus habitantes buscaron otro nacimiento de agua, que actualmente es un charco que se ubica en la parte baja del panteón. Ahora, dice Palemón, es un lugar abandonado y que ha perdido el sentido que tuvo en la antigüedad.

“Hay cosas muy interesantes en nuestra cultura, que me faltaron plasmar en mi texto”, admite Minerva, quien se refiere a San Agustín Loxicha como la tierra de los sacerdotes indígenas que heredaron la cultura de sus antepasados, una cultura que aun con los cambios se intenta mantener.