Historia de un santero
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Especiales

Historia de un santero

La santería es una religión de origen africano, pero se esparció con el tráfico de esclavos africanos a Cuba, Haití, Panamá, principalmente


Historia de un santero | El Imparcial de Oaxaca

SHELLSEA VÁSQUEZ VELÁSQUEZ

Un grito desgarrador despertó a José Guillermo, la noticia que cambiaría el rumbo de su vida. Una noche de tragos con amigos y —en compañía de su primo—, José decidió irse a casa temprano; nunca se imaginó que esa sería la última vez que vería a un ser querido.

Minutos más tarde al llegar a su domicilio, con lágrimas rodando por el rostro de su madre, se enteró que habían matado a su primo.

¿SECTA, CULTO O CREDO?
La santería es una religión de origen africano y —a diferencia de lo que muchos piensan— tiene sus inicios en África occidental, en el pueblo de Yoruba, pero se esparció con el tráfico de esclavos africanos a Cuba, Haití, Panamá, principalmente, fue así como trajeron consigo su religión y creencias a distintas partes del mundo, como lo señala Alejandro Delgado en sus textos de El Gran Libro de la Santería.

La santería es una fusión entre el Catolicismo y la religión Yoruba. Existe una leyenda donde se relata que los españoles dueños de los esclavos africanos no permitían la práctica de su religión, y les enseñaron acerca de la Iglesia católica, lo que los españoles no se esperaban es que los africanos encontraran similitudes entre los santos católicos y los de Yoruba, o más bien creían que esos santos eran manifestaciones diferentes de sus propios dioses, así que de igual modo empezaron a rezarles a ellos, pero pensando en su religión tradicional, y de este modo lograron engañar a sus amos. Sin darse cuenta crearon esta religión en donde se encuentran mezclados elementos europeos y africanos.

UN DESTINO PINTANDO POR SANGRE
Pero la santería ya estaba en el destino de José antes del fatal suceso; un familiar que ya pertenecía a la religión, en una consulta le reveló “que el camino de él y un amigo de nacimiento, se iban a separar”.

Razón por la cual se realizó un Ebbó, (vocablo Yoruba, significa hacer), es decir, la acción que se hace ante una deidad para lograr una reacción de la misma. El Ebbó se realiza para acelerar la reacción que se busca.

En el caso de José, según lo marca la Santería y lo explica él mismo, si su familiar no hubiera hecho esto, “él también hubiera muerto”.

Después del velorio y entierro, José se refugió en la santería y su iniciación comenzó con la entrega de “guerreros”, en donde se le otorgan cuatro santos, y la pulsera de Orula, es el primer obsequio que recibe el novicio, quien hizo pacto con la muerte para que todos los santeros que lleven dicha pulsera, la muerte les respetará su vida.

LA INICIACIÓN
La siguiente ceremonia y la más importante para un santero —indica José— es la de “coronar santo”, en dicha ceremonia se te otorga un ángel de la guarda, este ángel te lo entrega un Babalao, similar a un sacerdote en el catolicismo.

Cuando coronas, introducen el santo en ti, esta ceremonia dura siete días y consiste en diversos pasos como ir al río, pedir permiso a los santos y un proceso secreto que sólo un pequeño círculo lleva a cabo.

“Un Babalao, por medio de un oráculo y una tabla, determina el nombre de tu ángel de la guarda, ya que la santería se rige por piedra y caracol, y así se comunican con los santos, mi ángel de la guarda es Obbatalá”, señala José Guillermo frente a su altar.

Los Orisha o “santos” son las deidades directas de Olodumare, dios único, omnipotente y creador del todo, (señor al que va nuestro eterno destino), es la manifestación material y espiritual de todo lo existente, para representar al dios Olodumare no se tiene altar, emblemas ni señales para representarlo, a diferencia de los Orishas, ellos sí tienen altares, bailes y ofrendas.

LOS SANTOS
OBBATALÁ: es el Orisha que representa la justicia, la salud, la pureza, la sabiduría, la verdad y la paz.

SHANGÓ: es el dios de la guerra, dueño del rayo, el trueno, el fuego, el baile y la música, expresada por los tambores Batá.

YEMAYÁ: es madre de todos los Orishas y un modelo de madre universal, protectora de los niños y mujeres embarazadas.

Reina del mar, fuente de toda la vida, diosa de la inteligencia, lo racional y la brujería.

OSHÚN: es la personificación de la intensidad de los sentimientos humanos, el amor, la espiritualidad, la delicadeza, la finura, la feminidad y la fertilidad. Es dueña del amor, la miel y el oro.

ELEGGUÁ: es el primero y el más importante de los guerreros. Se considera como el más temible de los Orishas, porque es el dueño del destino, lleva y trae lo bueno y lo malo que no se espera.

OGGÚN: es un guerrero que representa la fortaleza, el trabajo y la fuerza. Es el dios de las armas, las herramientas y su símbolo es el hierro. Vive en el monte y en los raíles del tren.

ORULA: representa la sabiduría, la inteligencia y la astucia que sobreponen al mal. Es el encargado de interpretar el oráculo del Ifa, porque tiene el poder de la adivinación.

OCHOSI: es el mejor de los cazadores y uno de los guerreros. Es el santo de las prisiones, la justicia y los perseguidos.

OYÁ: es la Orisha del cementerio, dueña de los vientos y del aire que respiramos. Es violenta y guerrera que combate con dos espadas, auxiliada por los muertos.

AGGAYU: Es un Orisha muy poderoso y violento. Es el padre de Shango y siempre se encuentra junto a él.

EL CAMINO POR RECORRER
Todos los santeros tienen a un padrino o madrina que se asemeja a un pastor del cristianismo, quien se encarga de guiar espiritualmente a todo aquel necesitado de orientación, de carencias espirituales, de falta de salud, entre muchos problemas que pueda existir en un ser humano. Para los santeros un padrino o madrina son quienes introducen y guían su iniciación, así como sus dudas y aprendizaje dentro de la religión, detalló José.

Dentro de la cultura Yoruba se cree que la esencia del Orisha vive en la cabeza de la persona, ya que es allí donde se realizan las ceremonias correspondientes a la iniciación.

Según explica el joven santero, la persona debe estar tres meses con la cabeza tapada porque como cuando nacemos el centro de la cabeza es sensible, es decir “la mollera”. El santero debe pasar por un proceso similar en donde no le debe tocar el sol durante esos tres meses, pasa por un proceso de sensibilidad aguda, que debe ser respetada no siendo expuesta a agentes contaminantes y perturbadores.

Al terminar los tres meses de haber coronado el santo, se hace un Ebbó para que el santero pueda destapar su cabeza y subir las mangas de su camisa que hasta ese momento debe usarse hasta las muñecas. Lo que no podrán hacer es cambiar del color blanco por el resto del año y sin ingerir alcohol, ya que es un proceso de purificación.

EL ÚLTIMO SACRIFICIO
El sacrificar animales como gallinas, gallos y palomas es un acto de respeto, donde se inicia la ceremonia pidiendo el permiso y la autorización del Orisha para lo que se va a realizar; posteriormente, se presenta el animal en puntos específicos del cuerpo de quien ofrece el acto.

Si el Ebbó (sacrificio) se está realizando por salud o para vencer una situación, se procede a limpiar el cuerpo de la persona que ofrece el sacrificio con el animal. Durante el proceso de ofrenda se realizan cánticos en honor a la deidad que va recibir la ofrenda.

El proceso, como en el que participó José, finaliza con la matanza, se pide la conformidad del santo. En el caso que la ofrenda sea de corazón, los participantes pueden consumir la carne del animal, de lo contrario se debe enterrar.

Los santeros tienen distintas formas de comunicarse con los Orishas, mediante rezos, ritos y la adivinación, en la cual se realizan ofrendas a sus santos, y dependiendo la ocasión se incluyen sacrificios animales, también se realizan posesiones por trance. Los santos son protectores de la raza humana, y se cree que uno de esos Orishas los escoge para ser una especie de ángel guardián, por eso es que se conoce que cada santero tiene un santo.

A sus 20 años, José Guillermo provoca curiosidad y misterio, ha experimentado la muerte, el dolor, la felicidad y el renacimiento espiritual, lo cual se refleja en su mirada de ojos profundos, que transmiten un don ancestral.