La ex-hacienda Santa Teresa continúa de pie a cielo abierto
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La ex-hacienda Santa Teresa continúa de pie a cielo abierto

Permanecen inertes los vestigios de la vieja casona.


La ex-hacienda Santa Teresa  continúa de pie a cielo abierto | El Imparcial de Oaxaca

Texto: Joel F. Gálvez Vivar
Fotos: Karol Joseph Gálvez López

De gruesos muros, con una considerable altura, permanecen inertes como mudos testigos los vestigios de la vieja casona que fuese aposento de la grande e histórica Hacienda de Santa Teresa, permanece aún de pie resistiéndose a morir, a ser borrado del escenario actual, a pesar de la prisa y desmedido crecimiento de la mancha urbana en esta ciudad mixteca.

Gigantescas mansiones, extenso patio, en tanto, la capilla desapareció, acabose de manera paulatina, como cuando fuese invadido las extensiones de tierras de la ex–hacienda, por los propios medieros; cuyas limites se asientan más allá la conocida peña pastora, por el noreste, y por el sureste, hasta entroncarse con las tierras del poblado de Santa María Xochixtlapilco, municipalidad de Ñudee.

Medio kilometro arriba, aún permanece de pie con esplendorosa vista, mudo testigo de los acontecimientos de inseguridad y beligerancia del presente; igualmente opacada por el crecimiento irregular de la marcha urbana, el monumental y tradicional ‘chacuaco’ que en su apogeo arrojada senda humareda de las candelas de los trapicheros; era la época de oro de la gran Ñudee, que avanzaba esplendorosamente hacia la modernidad civilizada del siglo venidero.

Los sembradíos de caña de azúcar repletos cubrían las tierras de la entonces hacienda de Santa Teresa; eran tiempos de entrega a cabalidad, tanto hacendados, como cientos de mediaros trabajaban hasta entrada la noche de cada jornada; daban el mayor esfuerzo para hacer producir la tierra, de maíz, de trigo, de frijol, de calabacitas y uno que otras matas de amapolas que en aquella época los campesinos no lo conocían a ciencia cierta, ni siquiera se imaginaban lo que iba a llegar a ser a nuestros días; sino que lo utilizaban como ramos florales para el altar de los santos del templo del barrio, como de la propia capilla de la hacienda.

En tanto que, el corte de cañas eran demasiados, el trapiche incrementaba su ajetreo, el cansancio no se sentía sino que era más grande la emoción de los hombrecillos en producir más y más sacos de azúcar y algunos piloncillos de panela; el hacendado y los trabajadores y medieros se comprendían, cada cual en su posición, de patrón y trabajador; eran tiempos de sana convivencia, de explotación compartida, que si los gruesos muros de las paredes de la vieja casona, que se resiste a morir, pudiesen hablar, contarían a las generaciones de este noble pueblo de Huajuapan de León, lo que ocurrióse en cada instante en seno de la hacienda. Sin embargo, en nuestros días la macha urbana va creciendo desmedidamente sin que nadie pueda poner orden en las nomenclaturas.

Gratos recuerdos, como grandes leyendas e historietas que sobre la ex-hacienda de Santa Teresa se cuentan aún de manera oral; hoy los muros de la vieja casona siguen de pie a cielo abierto, a escaso medio kilometro del río mixteco, solo que ahora es conocida como colonia San Mateo, en memoria de Mateo Solana, propietario de las grandes extensiones de tierras que conformaban la Hacienda, pero en la época de oro, todo era conocido como Hacienda de Santa Teresa, orgullo fuese en la etapa de civilización y modernización de Ñudee hoy Huajuapan de León.

Mateo Solana y Gutiérrez y sus hermanos fueron los dueños de las grandes haciendas de Santa Teresa como la de El Carmen, fueron los de ésta familia los que prodigaron y dieron cobijo a cientos de familias campesinas de esta zona, dándoles trabajo y tierras para que sembraran en calidad de medieros, además de yuntas, semillas y muchas cosas, para que subsistieran, debido a que la época también fue muy dura para los hombres de campo.

Hoy día quedan recuerdos y una semidestruida casona como vestigios del valor y extensión que representa la existencia de una hacienda que hizo florecer los extensos campos de la gran Ñudee; incursionó la civilización, fuentes de trabajo, al arar las tierras, manos de cientos de campesinos que ahí obtuvieron su manutención y la de los suyos; la ex-hacienda de Santa Teresa es hoy una fortaleza de espíritu y de grandeza histórico cultural que vale la pena conservar para fomentar en la conciencia de las generaciones de este tiempo y la del porvenir el valor espiritual de la nobleza solidaria que aquí impero a pesar de las circunstancias difíciles que hacendados y medieros enfrentaron.

Preciso es volver la mirada a los campos de la ex-hacienda para fomentar cultura civilizada en la conciencia del hombre actual, para evitar la desmedida marcha urbana acabe con el raquítico pulmón ambientalista que rodea al río mixteca quedan; es oportuno poner orden y belleza en las nomenclaturas de construcciones actuales, con el propósito de conservar el espíritu de nobleza y humildad entre hermanos, como lo hiciese el hacendado don Mateo Solana y Gutiérrez y medieros en la época de oro del Huajuapan de ayer.