Gráfica de Oaxaca, fenómeno y reflexión
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Arte y Cultura

Gráfica de Oaxaca, fenómeno y reflexión

Una exposición curada por Deborah Caplow se adentra en las artes que reflejan “las raíces culturales de la región y una conciencia del arte y la política globales”


Gráfica de Oaxaca,  fenómeno y reflexión | El Imparcial de Oaxaca

En la gráfica contemporánea de Oaxaca hay influencias de la estampa mexicana, la que desde finales del siglo XIX y durante el siglo pasado se mostró en los grabados de José Guadalupe Posada y las pinturas o piezas que inspirados en este generaron figuras como Diego Rivera, José Clemente Orozco y los integrantes del Taller de Gráfica Popular, TGP (del que es más conocido Leopoldo Méndez).

Para la curadora e historiadora del arte Deborah Caplow, el quehacer actual se ha nutrido y es heredero de ello. Aunque, añade, tiene una particularidad propiciada por otras influencias. Por ejemplo, el arte indígena (o arte popular) y el legado de Rufino Tamayo, Rodolfo Morales y Francisco Toledo, además de darse a partir, muchas veces, de una formación en los talleres y escuelas de arte fundados hace unas décadas (a través del Taller Rufino Tamayo, los programas de artes gráficas en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca o por la creación de bibliotecas como el IAGO).

El movimiento político-social de 2006, vivido en la capital del estado, ocupa un lugar especial en este devenir que la investigadora ha reunido en la exposición El arte gráfico contemporáneo en Oaxaca, en curso desde el pasado sábado en la planta baja del Centro de las Artes de San Agustín, CaSa (avenida Independencia, sin número, barrio Vista Hermosa, en San Agustín, Etla).

Con alrededor de 200 grabados, placas, carpetas, esténciles, entre otros objetos, la exposición reúne el trabajo de más de una centena de artistas. Hay piezas autoría de los pioneros y maestros hasta aquellas de quienes a partir del 2006 forjaron un tipo de arte vinculado (como lo hiso en su momento el TGP) a las luchas sociales y momentos álgidos de la historia local, nacional e internacional.

Esta es la primera gran exposición del arte gráfico desarrollado en Oaxaca, principalmente el de la capital y municipios conurbados, ya que abarca una amplia diversidad de temas, técnicas, soportes, materiales y formatos de un quehacer que ha dado pie a la existencia de más de 90 prensas y alrededor de 40 talleres (a la vez colectivos de arte o galerías) en la región de Valles Centrales, principalmente.

La muestra, que se presenta como parte de los festejos por los 30 años del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) se da en su momento, explica la curadora. Ella, que ha desarrollado otros proyectos en torno a la gráfica mexicana y de Oaxaca, destaca la valía de esta en un ambiente para el cual hay decenas de talleres y constantes exhibiciones, pero siempre reducidas a un grupo.

El arte gráfico contemporáneo en Oaxaca es para Caplow ejemplo de “un fenómeno sin paralelo”, pues los artistas “trabajan en un ambiente reminiscente de alguno de los tiempos más dinámicos en la historia del arte”. Ya sea en xilografía, litografía, esténcil, serigrafía y demás, hay “trabajos de gran calidad que reflejan al mismo tiempo las raíces culturales de la región y una conciencia del arte y la política globales”.

Pero su realización también desata otras cuestiones, como la participación de las mujeres en un arte colectivo que en tiempos del TGP, según explica la investigadora, las hizo ocuparse de tareas menores. De los más de 100 artistas de la exposición actual, precedida por una similar (pero de “maestros oaxaqueños”), solo 12 (quizá 15) son mujeres. Pero es “mucho más que antes”, señala Caplow, quien percibe que “cada día hay más” mujeres involucradas en este arte.

De entre las autoras que congrega la exposición están: Soledad Vásquez, Dulce Aquino, Beatriz Rivas Palacio, Edith Chávez, Yoshi Nakagawa, Daniela Ramírez, Gabriela Morac, Evelyn Vázquez y Argelia Matus, la mayoría nacidas en el estado y otras que radican en la entidad desde hace varios años.
Sus obras representan también la intención por mostrar lo creado por mujeres, así como un trabajo en colectivo que ha dado lugar a los talleres Hoja Santa, espacio Panoplia y Guindá.

¿En el arte gráfico actual se ha encontrado una fórmula y es posible que esta sea usada para vender o que sea presa de lo mismo que critica? Esa es otra interrogante que se plantea en torno al arte gráfico. “Es posible”, comenta la curadora, quien desde los años 90 y especialmente a partir del 2006 ha estudiado más a fondo la gráfica de Oaxaca.

“Es un peligro porque los artistas han caído a veces en estereotipos porque si las cosas se repiten se pierden un poco”. Pero en medio de esta posibilidad y dilema para un artista comprometido, que al vender bien se adentra más en la dinámica capitalista, Deborah destaca la calidad de los grabados que se encuentran en las calles, como recuerdo de lo vivido en 2006, cuando la ciudad se convirtió en una especie de lienzo y fue tomada, de manera simbólica por al arte.

A la calidad de las obras, Caplow suma la complejidad de temas, como los abordados en dos imágenes en la exposición, que tratan de la situación de la prensa en México o aquellas que acompañan denuncias y exigencias más recientes (sobre la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa o la lucha contra el maíz transgénico).

“(Las obras) son mucho más complejas que las imágenes de 2006; han avanzado un poco, (muestran) más experiencia a más de 10 años de desarrollarse en ese oficio”, apunta la investigadora que además ve un desarrollo de las artes gráficas en medio de un ambiente de colaboración y creatividad.