Teresa Rodríguez : si algo tenemos, son cantantes de ópera
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Arte y Cultura

Teresa Rodríguez : si algo tenemos, son cantantes de ópera

La directora de orquesta y de ópera dirige el sexto programa de la OSO, y se acompaña de los intérpretes Jessika Arévalo, Alejandra Gómez, José Andrés Carrillo y Salvador Rivas


Teresa Rodríguez (Coahuila, 1954) dice que “si algo no aguantaba en el Conservatorio (Nacional de Música) era a los cantantes”. Y sin embargo, lleva 40 años trabajando con ellos; 17 de los cuales han sido con su asociación civil Artescénica. Es como si se tratara de un karma, uno que —no obstante— le abrirá las puertas del cielo.

“La beba”, como le dicen sus pupilos, ríe cuando habla de esto y es inevitable que también lo hagan Jessika Arévalo, Alejandra Gómez y Salvador Rivas, tres de los estudiantes con que ha compartido entre cinco y nueve años de labor, ya sea como docente o directora de las piezas que presentan en conciertos.

Este fin de semana, la ocasión que los reúne es el sexto programa de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca, con quien presentan varias óperas los días viernes 19 (a las 20 horas) y domingo 21 de octubre (a mediodía), en el Teatro Macedonio Alcalá. Con ellos, también estará el tenor José Andrés Carrillo, conocido de Rodríguez.

Sea o no un “karma” que habrá que seguirle por más tiempo, Rodríguez sabe que en el canto, en general, hay terreno fértil; lo mismo que en la ópera, al menos en la formación de talentos que empiezan su andar y a los que ha buscado acompañar para pulirlos, para formarlos “desde chiquitos”. Lo que no hay, sin embargo, son las oportunidades para que se desempeñen, apunta quien dirige el Taller de Capacitación Operística de la Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano (SIVAM).

“El país en general tiene voces increíbles, a cualquier lugar que usted vaya va a encontrar una voz de la que le van a decir: tenemos una voz espectacular”, expresa. Para Teresa, si algo tenemos en México, más que cornos y trombones o “couches”, son cantantes de ópera. “Hay un cornista o trombonista de aquí en Berlín, pero hay 20 cantantes mexicanos cantando por todo el mundo” y esos, añade, son muy queridos.

“Sí le puedo decir que en México no hay voces muy profundas, eso se da más bien en lugares fríos (Rusia, Noruega, Alemania), por allá se dan las voces más cavernosas, aquí se da el lírico, que es el que cobra más”. Ante esta declaración, sus pupilos no hacen más que afirmar lo dicho.
Alejandra Gómez, por ejemplo, cuenta que en el mundo han sido aceptados por su timbre, el color y la calidez de la voz, lo mismo que por la musicalidad, esa que “dicen que tiene que ver porque el mexicano es muy alegre y tiene una cultura muy rica”.

Claro que eso tampoco es gratuito ni se da por hecho. Detrás de esa aceptación hay un talento y habilidades que parten de un trabajo muy profundo, explica Teresa Rodríguez.

“Aquí el problema ya no son ellos, sino que no tenemos teatros o espacios culturales para que se desarrollen”. Es importante, añade, que en cada estado se cuente con recintos y oportunidades para la ópera: “Ahora necesitamos que nos inviten a cantar”.

Pero, ¿cómo han de darse esas oportunidades? Rodríguez dice que eso depende de los gustos de quien lleve las riendas del gobierno.

“La cultura de este país funciona principalmente dependiendo del gobierno y este funciona dependiendo de lo que le gusta al gobernante. Depende mucho de cada uno, no hay un partido específico que apoye a la cultura. Me han tocado 17 años que ha dependido mucho de la persona que le atrae o no este tipo de cultura”, explica sobre su experiencia en Coahuila, donde por 17 años presume de haber traído a los mejores maestros para este “arte completo”, retador y complicado, en el que hay que cambiar drásticamente.

Este fin de semana, Teresa y los solistas invitados harán un recorrido por gran parte del repertorio tradicional y con algunas cosas nuevas, como Florencia en el Amazona. Para el público que ya conoce de ópera, habrá diversión asegurada, explica Salvador Rivas; en tanto, para quien asista por primera vez, confiesa que será un gusto saber sus reacciones.

Para el recital, han traído sus mejores armas, comenta Jessika Arévalo sobre un “programa muy impresionante, de fuegos artificiales”, en el que los asistentes conocerán el potencial de quienes parecen ser “hijos de un mismo vientre”.