Premian a ganadores de la Bienal Rufino Tamayo
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Arte y Cultura

Premian a ganadores de la Bienal Rufino Tamayo

El certamen es visto como un ejercicio curatorial y de vigencia de un arte al que su impulsor no aplicó restricciones


Luis Hampshire, Francisco Javier Jiménez (Cisco Jiménez) y Silvia Mayoral Molina son los tres mexicanos que ganaron en la edición XVIII de la Bienal de Pintura Rufino Tamayo. Durante la ceremonia de premiación, efectuada la noche del pasado jueves en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, se destacó la labor de los autores, cuyas piezas fueron elegidas entre las 635 inscritas en el certamen y las 48 seleccionadas (pertenecientes estas últimas a 45 artistas).

Instaurada en 1982 por el artista oaxaqueño Rufino Tamayo (1899-1991), en colaboración con el Instituto Nacional de Bellas Artes, la bienal otorgó un premio de adquisición de 150 mil pesos a cada creador. Con ellos, las piezas de estos se suman a las 51 que desde 1992 resguarda el MACO. Además de que se mantiene la presencia de Tamayo en su estado natal, como lo indicó Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Tras la premiación, se inauguró la exposición alusiva al certamen, misma que estará en el MACO unos meses, previo a su itinerancia por diversos recintos del país durante el próximo año (entre ellos el Rufino Tamayo de la capital nacional donde concluirá).

En esta edición, Hampshire (Oaxaca, 1975) fue premiado por la pieza Metate ola chica; Cisco Jiménez, (Cuernavaca, 1969), por Doble arqueología, y Mayoral Molina (Ciudad de México, 1969), por la obra Rosalinda.

Junto a estos galardones, hubo cuatro menciones honoríficas, que correspondieron a Cristo Conel, por la pieza Los mismos viejos miedos; Catalina Gris, por Señor Rotoplas; Ángela Leyva, quien presentó Humores I, y Allan Villavicencio, autor de Ripped Spaces III.

Como representante del MACO, que ahora cuenta con 54 obras del certamen, la directora Cecilia Mingüer señaló necesario seguir promoviendo a la pintura y valorar el certamen como un ejercicio curatorial y crítico de este arte en el país. Por su parte, Ignacio Toscano, encargado del despacho de la Secretaría de las Culturas de Oaxaca (Seculta), resaltó la diversidad de lenguajes que manifiestan en vigor de este arte en el país, además de la colaboración entre sociedad civil e instituciones públicas en favor de las artes.

A decir de José Villalobos, representante del jurado, el certamen representa un diálogo entre un grupo de artistas, así como de tendencias y prácticas del quehacer pictórico. Pero también las diversas posibilidades en las que un creador, sin restricciones de técnicas, materiales, superficies o formatos, puede expresarse; aunque, claro, debe de haber un ejercicio pictórico.

“Rufino Tamayo, cuando habló de la pintura, solo impuso un término; dijo que es una bienal de pintura, no dijo si tendrían que usarse un pincel o una brocha, una escoba o pintar con una manguera o lo que sea. Tampoco que la superficie tenía que ser una tela, plástico o tabla, ni puso un criterio en términos de los formatos”, detalló Villalobos.

Basado en ello, consideró benéfica la posibilidad de la bienal, al conjuntar un grupo de artistas que reflexionan sobre estas consideraciones materiales y realizan un trabajo crítico, pictórico e interpretativo de sus piezas. Y eso también dio la pauta para que el jurado seleccionara de forma meticulosa sobre lo que se está pintando en la actualidad.

Las preguntas del jurado en torno a cuáles son las aspiraciones, preocupaciones y aficiones de estos artistas también le llevó a identificar que varios están indagando otros lenguajes desde lo pictórico, algunos tienen preocupaciones sociales y unos más proponen nuevos planteamientos estéticos.

“La bienal llega a ser en este momento un elemento fundamental para este país”, indicó Villalobos, quien al señalar periodos de crisis en México remarcó la pertinencia de esta.