Michel Pineda: a Juchitán le faltan sus espacios culturales
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Arte y Cultura

Michel Pineda: a Juchitán le faltan sus espacios culturales

A poco más de un año de los sismos de septiembre de 2017, la comunidad y aliados trabajan en el rescate de sus bibliotecas, acervos y recintos


En Juchitán de Zaragoza se puede hablar de un antes y un después de los sismos de septiembre de 2017. Y aunque la reconstrucción se mantiene a poco más de un año de los eventos, hay varios sitios simbólicos de la comunidad que esperan ser atendidos. En medio de ello, el vacío generado por la contingencia ha buscado ser llenado con las actividades culturales desarrolladas en los albergues, mercados, campamentos y demás sitios de resguardo de la población.

Michel Pineda, gestor cultural y actualmente director de Cultura del municipio más afectado en Oaxaca por el sismo del 7 de septiembre pasado, narra que “a Juchitán le faltan sus espacios culturales”. También aquellos de convivencia o de encuentro para el culto, como la parroquia de San Vicente Ferrer.

En el municipio, hay al menos tres recintos culturales severamente dañados: la Biblioteca Guadalupe Hinojosa y la Gabriel López Chiñas, así como la Casa de la Cultura (fundada en 1972 por un grupo que encabezó el artista Francisco Toledo). Si bien, lo primordial fue atender a los damnificados, Michel explica que tan pronto se dieron las condiciones, se comenzó con el rescate y salvaguarda de los bienes de tales espacios (libros, documentos, obras de arte, entre otros), que ahora se encuentran en el Teatro de la Ciudad o en la Casa de la Cultura (en esta última sólo el acervo de arqueología, de alrededor de 3 mil piezas).

Tales acciones, que condujeron al salvamento y resguardo de más de 30 mil volúmenes y piezas, fueron encabezadas por Pineda. Este jueves y viernes, como parte del XVIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, la labor del ahora funcionario será reconocida, especialmente por la atención al acervo bibliográfico de las dos bibliotecas dañadas por los terremotos del año pasado.

“Fue una labor que no sólo encabecé yo, sino fue un esfuerzo de las bibliotecarias, gente de la dirección de cultura, de voluntarios para poder rescatar todo este material”, expresa Michel, quien prefiere hablar del reconocimiento a una acción colectiva y en condiciones desfavorables.

“Es un reconocimiento para toda la gente que ayudó y casi puso en juego la vida porque los edificios estaban por colapsar, nos tocaron réplicas dentro de las bibliotecas y mucho del acervo tuvimos que desecharlo, debido a que generan hongos y estos son contaminantes”.

Pineda refiere que si bien se salvaron más de 30 mil volúmenes y piezas hubo que desechar un aproximado de 5 mil ejemplares (entre títulos únicos y repetidos). Asimismo, que en estas acciones se ha contado con el apoyo de migrantes, amistades del extranjero, organizaciones, fundaciones y demás entes. Por ejemplo, para la recuperación y habilitación de una casa tradicional, que ahora opera como biblioteca provisional, han contado con la colaboración de Fondo Ventura, que mediante la campaña Tejamos Oaxaca donó mobiliario. En tanto, el artista Francisco Toledo aportó el piso y Fundación Porrúa donó libros. El estudio de arquitectura Roots estuvo a cargo de los trabajos.

En cuanto a los tres inmuebles (las dos bibliotecas y la Casa de la Cultura), se mantienen los trabajos de recuperación, aunque hasta ahora el que lleva un avance del 50 por ciento y se prevé vuelva a habilitarse en diciembre próximo es la Biblioteca Guadalupe Hinojosa (para la cual colabora la Fundación Alfredo Harp Helú).

LA IMPORTANCIA DEL PATRIMONIO

Hablar del rescate y salvaguarda de lo material (ya sean libros, piezas de arte, documento u otros) es remitirse a la historia de este pueblo zapoteco, señala Michel, quien resalta la conformación de los acervos de la mano de artistas, poetas y demás personajes interesados por la cultura de la ciudad.

“Pensamos que Juchitán empieza a contar de antes y después del sismo su historia, y hay que salvar todo eso que pudimos tener al alcance”, subraya Pineda sobre un proceso que ha ido a la par de la reactivación cultural, con actividades que intentan ser “un bálsamo para esto tan terrible que nos pasó” y acciones para “que estos espacios vuelvan a florecer, a crecer y a generar este dinamismo que se necesita”.