Poj Suun, el “duende son”
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

Poj Suun, el “duende son”

La música tradicional, parte de ella la de chirimía, es difundida por cinco músicos que esperan que la juventud se interese en mantener las tradiciones


Poj Suun,  el “duende son” | El Imparcial de Oaxaca

En Santa María Tlahuitoltepec, la música de las bandas filarmónicas es muy conocida y difundida. Sin embargo, a veces se deja de lado otra que también es parte de la tradición del pueblo “ayuuk”, la de las chirimías que los músicos mayores comparten en las fiestas patronales o en los velorios. En medio de esta disyuntiva, donde otros géneros y sonidos han atraído el interés de los nuevos intérpretes, un ensamble se ha dedicado a trabajar para compartir los sones y ritmos que espera retome la juventud.

Poj Suun (que del mixe al español se traduce como “Duende Son”) es el nombre del grupo conformado hace tres años en las montañas de la Sierra Mixe, ubicada al noreste de Oaxaca, en una zona alta que incluso rebasa los mil 800 metros sobre el nivel del mar. Ahí, entre el frío que cala los huesos, surge la música de estos intérpretes autodidactas.

Marciano García González, guitarrista, vocalista, ejecutante de armonía y flauta; Julio Hernández Núñez, bajista; Misael Jiménez, violinista, y Jesús García González, en el requinto y laud, son los integrantes del grupo que también construye sus instrumentos, como la flauta, además de componer piezas inspiradas en la vida cotidiana y los relatos de la comunidad.

“Nosotros tocamos pura música tradicional ayuuk, puros sones”, dice Marciano, quien junto a su hermano Jesús y su tío Julio comparte el gusto por la música, una expresión esencial en los pueblos mixes que además se dedican al cultivo de papa, maíz, frijol, café y cítricos.

“La música es vida, para nosotros eso nos alimenta diario, cuando no hay música nos sentimos tristes”, expresa Julio Hernández, bajista del ensamble y quien dice que lo principal es lograr “que los jóvenes se integren, para darle importancia “primero a lo de nosotros, del contexto cultural”.

Con ese objetivo es que Poj Suun abre sus presentaciones con la chirimía, como lo hizo la semana pasada en la ciudad de Oaxaca, a donde fue invitado para un concierto por los seis años de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.

Hecho esto, sus composiciones se nutren de varios instrumentos, como el bajo o la guitarra, que llevan a los sones por otros rumbos, pues “así se va agrandando la música, y eso es bueno”.

Los sonidos de la flauta de carrizo, del tambor “indio” colocado en el suelo o puesto al hombro, el del bajo eléctrico o el del violín, no están peleados para estos músicos, sino que pueden convivir, a través de los sones.

“De repente cuerdas, de repente carrizo, así lo estamos combinando, y luego la voz”, cuenta Marciano. Él resalta que la agrupación lleva tres años de trayectoria y se ha presentado en varias festividades o actos de su natal Tlahuitoltepec. También, que cada uno se ha involucrado en otros proyectos musicales, como bandas filarmónicas, pero siempre con las ganas de ser mejores y de experimentar.

LA VIDA COTIDIANA Y LA MÚSICA

Poj Suun cuenta con un disco, en el que ha plasmado varios temas creados a partir de las vivencias en la comunidad, de los relatos y la tradición. El campo, las anécdotas que parecen irreales, entre otros, han dado pie a temas en los que la letra corre a cargo de Marciano y la música de parte de su hermano Jesús o de los demás integrantes.

En una de sus composiciones, el ensamble habla de recorrido para sacar el aguamiel que se usará en el pulque. También de la anécdota vivida por el padre de Marciano y Jesús, y que dio pie al nombre del grupo.

Según relatan los músicos, su padre se quedó dormido en el camino rumbo a otra comunidad. “Entre sueños, llegó un duende (poj) y empezó a hablarle, pero mi papá estaba dormido, y eso parecía muy real”, comparte Marciano.

QUE LA CHIRIMÍA  SE MANTENGA

“Nosotros estamos acostumbrados a que la banda filarmónica siempre ha existido, pero a veces se descuida un poco la música de chirimías”, expresa Marciano, autodenominado como el “duende mayor”. Ante ello, señala que parte de su labor es para que no se pierda la chirimía”, pues han observado que en la comunidad sólo es ejecutada por los músicos de edad avanzada.

La chirimía, detalla, siempre ha estado presente en las festividades, en los novenarios o fiesta patronal, pero, “los jóvenes como que no han tenido la iniciativa de entrarle, de que se animen a tocar en las festividades; les da un poco de pena”.

De ahí el deseo de Poj Suun (que en su grupo también incluye a intérpretes más jóvenes) porque “los muchachos, los jóvenes, se motiven para que ellos mismos puedan construir sus instrumentos”.