Huellas de la Memoria en Juchitán de Zaragoza
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Arte y Cultura

Huellas de la Memoria en Juchitán de Zaragoza

La muestra estará disponible hasta el 31 de julio en la biblioteca popular Víctor Yodo de la séptima sección


Este 11 de julio se realizará la inauguración de la exposición Huellas de la Memoria creada por la organización HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), que agrupa a los hijos de víctimas de la desaparición forzada en México.

Esta exposición itinerante ha viajado a Europa y Sudamérica, se presentará del 11 al 31 de julio en la Biblioteca Popular Víctor Yodo, en el marco de los 40 años de la desaparición forzada de Víctor Pineda Henestrosa, profesor, dirigente campesino, luchados social y deportista, que el 11 de julio de 1978 fue subido a un vehículo oficial del Ejército Mexicano y hasta el momento se desconoce su paradero.

“El 11 de julio se cumplen 40 años de la desaparición forzada de mi padre, Víctor Pineda Henestrosa conocido como Víctor Yodo y desafortunadamente no hemos tenido ni una respuesta por parte del Gobierno, porque sí hay una responsabilidad del Estado, ya que hubo testigos que él fue detenido y desaparecido por elementos del Ejército Mexicano”, detalló la poeta Irma Pineda Santiago, hija del desaparecido líder de la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI).

Huellas de la Memoria consta de una serie de calzados de familiares de desaparecidos donde en la planta se graba alguna frase emotiva o que cada familiar decidió poner pensando en la persona desaparecida.

LA HISTORIA

El 11 de julio de 1978, Víctor Pineda Henestrosa, integrante de la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) fue bajado de su vehículo en una de las calles de Juchitán por elementos del onceavo Batallón de Infantería con sede en Ciudad Ixtepec, quienes lo subieron a una unidad oficial del Ejército Mexicano, siendo la última vez que lo vieron en la ciudad, desde ese día se encuentra desaparecido.
Cuando detienen y desaparecen a Víctor Yodo, deja a su esposa, Cándida Santiago Jiménez y dos hijos, Irma, una niña de cuatro años de edad y Héctor, un niño de apenas un año.

Aquel 11 de julio, según recuerda Cándida Santiago Jiménez, de inmediato, militantes de la COCEI, así como familiares y amigos, encabezaron manifestaciones y huelgas de hambre para exigir su presentación con vida. También realizaron bloqueos carreteros y tomas de oficinas de embajadas en la Ciudad de México. Muchas de las protestas de la COCEI fueron reprimidas.

EL SECUESTRO Y DESAPARICIÓN

Cándida Santiago y también activista de la COCEI, cree que el motivo del secuestro de su esposo fue la manera en que éste apoyaba a los pobres, campesinos, obreros y pescadores.

“Mi esposo era el asesor del Comisariado de Bienes Comunales, además apoyaba en gran manera a los campesinos, los pescadores que querían formar una cooperativa y obreros de la fábrica de cal, pienso que esa fue la razón por la cual fue secuestrado”.
“Todos los que acudían a él los apoyaba, aún por alguna enfermedad, se preocupaba por los humildes, por la clase trabajadora y precisamente por esa labor, el gobierno y los ricos terratenientes propiciaron su secuestro, ya que él era una persona honesta y recta, no se vendió ni cayó en juegos de nadie”.

Los testigos de los hechos informaron que los secuestradores llegaron “en una combi naranja”, que eran seis soldados y a base de golpes bajaron al coceísta de su auto para llevárselo con rumbo desconocido. A partir de ese momento, se inició su búsqueda sin lograr resultados positivos.
Se procedió a la denuncia ante el agente del Ministerio Público, presentando los testigos, pero no se investigó nada, mientras tanto se organizaban huelgas de hambre en las instalaciones del kiosco del Parque Central Benito Juárez, ubicado frente el palacio municipal, para posteriormente trasladarse a las oficinas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La huelga duró 18 días, además de realizar mítines en diferentes lugares exigiendo la presencia de Víctor. “¿Qué pasó con Víctor, dónde está Víctor, se preguntaban los juchitecos?”, indicó Cándida Santiago.

Los testigos identificaron a uno de los soldados secuestradores como Gabriel Espinosa Peral, pero de igual forma, no se hizo ninguna investigación de su paradero, en tanto que la investigación fue bloqueada catorce largos años, sin tocarse el expediente.

EL PASO DEL TIEMPO

En agosto de 1978 durante una huelga de hambre en las oficinas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la Ciudad de México, las fuerzas policiacas los retiraron a la fuerza.

Asimismo, en febrero del año 1981 mientras realizaban un plantón a un costado de la catedral de Oaxaca, el gobierno encabezado por Pedro Vásquez Colmenares los mandó a retirar usando la fuerza.

En 1991 se presenta el caso ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y en 1992 se da un informe preliminar que Víctor Yodo había fallecido en un accidente automovilístico, mismo que no se aceptó, ya que hubo testigos que presenciaron su secuestro.
En 1997, con el apoyo de la Comisión Magisterial de Derechos Humanos se logró presentar el caso ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos con sede en Washington, sin obtener respuestas hasta la fecha.

En el 2007, el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz suspendió las investigaciones sobre la desaparición de Víctor Yodo y da por cerrado el caso sin más explicaciones a la familia.

En mayo del 2012, el gobierno de Oaxaca, a través de la Comisión Estatal para los Derechos Humanos, gestionó que el llamado Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), realizara a los familiares de Víctor Yodo una prueba de ADN, para compararlas con fragmentos de restos óseos hallados en el vehículo propiedad del desaparecido.

Los familiares han exigido a las autoridades ahondar en las investigaciones, pues los familiares del juchiteco, no aceptan una determinación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que apuntaba que Víctor Yodo había fallecido en un accidente automovilístico.

En un documento escrito por Irma y Héctor Pineda Santiago, hijos del desaparecido, éstos expresaron que “es más fácil para el gobierno mexicano sumar un muerto más a la estadística que reconocer sus omisiones, su falta de sensibilidad y sus crímenes”.

“En muchos momentos las autoridades federales y estatales plantearon a la familia que aceptáramos que Víctor había muerto y que si no había cuerpo no era problema, solo debíamos firmar un oficio de presunción de muerte y como ya habían pasado muchos años era un mero trámite”, señalaron.

SIN NOTICIAS

Finalmente mencionó que no hay nada nuevo, “Por desgracia no tenemos acceso a los archivos del ejército, no podemos tenerlos para seguir con las investigaciones, ver quienes integraban este batallón, encontrarlos, tomarles declaraciones, no ha sido posible eso, porque las mismas instancias del Estado han cuidado proteger a esta institución que es el ejército mexicano.

“Esto ha sido un gran obstáculo para que los familiares de los desaparecidos podamos tener acceso a la información, pero no perdeos las esperanza, creemos que el cambio de Gobierno pueda darnos una pequeña luz para tener más posibilidades de investigar a fondo toda esta situación de diversas formas de represión y entre ellas la desaparición forzada, si confiamos, esperamos y deseamos que este nuevo Gobierno nos abra la posibilidad de tener más información, no sabemos bajo qué mecanismos, si se tenga que abrir una fiscalía especial o simplemente alguna instancia para que se pueda tener acceso a los archivos del ejército, no sabemos de qué forma, pero confiamos que haya alguna manera que nos lleve a encontrar a nuestros seres queridos”, apuntó.