Las mulas en el ideario colectivo de Oaxaca
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Las mulas en el ideario colectivo de Oaxaca

En la capital del estado, las mulas fungieron roles importantes, como animales de carga y transporte que existieron aun con la introducción del ferrocarril


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A partir de un trabajo de investigación en torno al patrimonio ferroviario, lo que es el patrimonio industrial, la arquitecta Gloria Guadalupe Lambarria Gopar, se encontró con varios aspectos de la vida cotidiana de la ciudad de Oaxaca en los que las mulas fungieron roles que persistieron incluso con la introducción del ferrocarril.

Esta semana, la investigadora compartió algunos de los hallazgos en torno a las mulas, un animal que por varios años fue usado en la ciudad de Oaxaca y otras comunidades del estado como medio de transporte y de carga.

“Las mulas en el transporte y el ideario colectivo de la ciudad de Oaxaca” fue la ponencia que dictó el pasado martes la integrante del Seminario de Cultura Mexicana, corresponsalía Oaxaca, en la Casa de la Cultura Oaxaqueña.

En entrevista, quien por varios años ha estado inmersa en temas del patrimonio ferroviario recuerda que las personas se relacionan con los animales por diversas cuestiones, principalmente afectivas o porque éstos ayudan en el trabajo.

“En el caso de las mulas, porque han facilitado el trabajo del ser humano”, indicó. Asimismo, que la ponencia hecha el martes abarcó desde las facilidades que las mulas otorgaron a los españoles como un nuevo animal que tenía la fuerza para la agricultura y el transporte.

“En Mesoamérica había dos formas de transportación: a través de los tamemes y las canoas, pero en el contacto con Europa, con España, la mula viene a representar una fuerza de trabajo junto con los caballos y los bueyes y, principalmente, para transportar productos”.

Lambarría Gopar señala que si ya el ser humano estaba acostumbrado a llevar todo en la espalda, a partir del siglo XVI empieza a utilizar a los cuadrúpedos para transportar mercancía. Y ello, viene a facilitar la comunicación y el comercio.

“A partir del siglo XVI, con la presencia de las mulas y mulos va a haber una nueva relación, sobre todo en América, para la transportación de productos y mercancías porque los caminos que eran de tierra eran transitados con caravanas de miles de mulas que transportaban mercancías desde Veracruz a tierra adentro. El caso de Oaxaca no es la excepción, había una conexión interoceánica entre Veracruz, México, Puebla, Oaxaca, hasta Guatemala”.

Aunque el ferrocarril llegó a Oaxaca en 1892, las mulas siguieron existiendo como medio de transporte, aunque dentro de la ciudad, e incluso representaron la fuerza que trajo desde clavos hasta durmientes para este nuevo medio de transporte:

“Cuando llega el ferrocarril, que es cuando entra otra fuerza a través del vapor, se facilita la transportación de productos y pasajeros; el tiempo que se hacía de 14 días de recorrido disminuye a 14 horas”, explica la investigadora.

Sin embargo, subraya que las mulas estuvieron presentes con la llegada del ferrocarril, pues todo lo que debía llegar con el ferrocarril: rieles, clavos, durmientes, los traían las mulas conforme iba avanzando el ferrocarril, lo cual propició un trabajo conjunto.

Asimismo, una vez que se establece el ferrocarril, el servicio de tranvías de mulitas (que el pasado 20 de junio habría cumplido 102 años en la ciudad), que estaba a cargo de un empresario, es cedido al Ferrocarril Mexicano del Sur y entonces éste ofrece un servicio dentro de la ciudad para mover todo tipo de mercancías.

“En los archivos del Ferrocarril Mexicano del Sur vamos a encontrar una lista de todos los animales que tenía la empresa y lo interesante es cómo estaban relacionados; cada mula tenía su nombre, estaba clasificada y estaba dentro del inventario de la empresa”, agrega.


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