Para Irene Dubrovsky (Buenos Aires, Argentina, 1972), pensar al ser humano como un macrocosmos hace que las ideas de lo grande y lo pequeño sean relativas. Ella, que en su obra se ha volcado por crear constelaciones, la vía láctea y el universo, cree que este último “está presente en todo lo que nos rodea, en todo lo que está vivo, desde las células”. Por ello, cuando su obra dialoga con la de Rogelio Manzo (Guadalajara, México, 1975) las conexiones son sorprendentes, pero muy posibles.

Eso se observa en Cosmografías, la exposición que desde este sábado ambos tienen en Bodega Quetzalli (Murguía 400, Centro). Integrada por una veintena de piezas en formatos varios, la muestra conecta dos propuestas: una muy ligada al cosmos y otra centrada en la figura humana, en el cuerpo. Al final, como lo piensa Rogelio, las ideas se conectan “porque (los artistas) somos parte de lo mismo”.

Aunque él se considera más terrenal y ve a Irene como más universal: “Yo estoy sentado sobre la Tierra y ella vuela”.

Pero para Irene ambos convergen en otro punto: el de la búsqueda humana para encontrar su lugar en la vida, en el tiempo y en el espacio.

“Si te pones a pensar en el universo y en todos los sistemas de las constelaciones tradicionales más antiguas, desde Egipto, Mesopotamia, todas las culturas que han trabajado u observado el cielo y te encuentras que el hombre siempre ha imaginado seres y ha encontrado imágenes uniendo puntos de las estrellas como formas de ubicarse desde la Tierra, como forma de integrarse con ese espacio desconocido (…). En qué lugar estás de la galaxia y en qué lugar estás de la existencia”.

Rogelio apoya esa idea, pues como artistas, señala, todos intentan analizar el sentido, el lugar en que se encuentran y por qué. Además de hallar una referencia o, como lo considera Irene, intentar trascender ese infinito que no puedes entender dónde empieza y dónde termina.

De ahí la importancia del arte para ella, por ser algo que le ayuda a contextualizarla, para vincularla “con la existencia, con el infinito, con estos problemas que siempre han estado presentes en la filosofía, en la poesía”.

ENCONTRAR QUIÉN SOY

En la obra de Rogelio Manzo, predomina la figura humana, a través de siluetas, retratos o rostros marcados por los “accidentes”, mismos que tienen antecedente en sus obras ligadas al realismo mágico, pero que de un tiempo para acá prefiere llevar del lado de la psicología, de las emociones humanas.

“La idea para mí es tratar de buscar otra dimensión de lo que somos, precisamente para tratar de encontrarnos, quién soy”.

Es así como parte su trabajo en los retratos que presenta en la exposición, en los que se observa su necesidad por “escarbar y escarbar” para ver qué encuentra.
“Cuando estoy trabajando en una pieza escarbo y escarbo, y a veces me digo: ya no escarbes. Y la arruino, luego la tengo que reparar. Es una búsqueda. Para mí es como una batalla, es un juego. Construir, reconstruir”.

TEJER UNIVERSOS

Desde hace aproximadamente 20 años, Irene ha mantenido una conexión con Oaxaca y su arte popular, lo cual ha manifestado en las obras que parecen tejerse como la palma de la región Mixteca o los textiles que abarcan todas las regiones, pero que terminan en universos y mapas.
“Voy utilizando diferentes lenguajes desde la pintura para trabajar en esta idea de la vía láctea, que está uniendo todo. En esos espacios que parecen abstractos, en realidad está todo presente: la luz, las estrellas, la oscuridad, la noche, la vía láctea, puedes decidir cómo vas a mirar esas estrellas, generando qué forma.

ARTE PARA ENFRENTAR LA VIOLENCIA

Con su visita a Oaxaca, para presentar Cosmografía, Irene Dubrovsky y Rogelio Manzo hablan de la necesidad y pertinencia en tiempos convulsos, en los que impera la violencia no solo en Oaxaca, sino en todo el país.

“La cultura y el arte en Oaxaca son una referencia muy importante en nuestro país, es lo que atrae, es esta permanencia de tradiciones, de oficios, de algo muy enraizado que hace que, a pesar de que México está pasando por una situación tremenda de violencia, todos queremos seguir con todas las energías haciendo muchas cosas para que la sociedad civil pueda sentir que no está sola, que tenemos que cambiar todo esto”, comenta Irene.