Museos de Oaxaca, hacia nuevos públicos
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Arte y Cultura

Museos de Oaxaca, hacia nuevos públicos

Recintos como el Rufino Tamayo, el del Ferrocarril, el Infantil y el Fotográfico proponen nuevos enfoques


Desde 1977, cuando se celebra por primera vez el Día Internacional de los Museos, se intenta reconocer que “los museos son un medio importante para los intercambios culturales, el enriquecimiento de culturas, el avance del entendimiento mutuo, la cooperación y la paz entre los pueblos”.

Esa es la idea y objetivo con los que el Consejo Internacional de Museos (ICOM), surgido en 1946, propuso la celebración, una que en este 18 de mayo sirve de ocasión para pensar los museos desde la hiperconectividad, los nuevos enfoques y los nuevos públicos.

En el caso de Oaxaca, estado que cuenta con 54 recintos de este tipo (según el Sistema de Información Cultural de la Secretaría de Cultura), la fecha es propicia para recordar o ver de qué forma algunos espacios han retomado el tema de los enfoques y públicos nuevos.

Ya sea que se denominen museos o centros que entre sus actividades y tareas los asemejan a estos, en la ciudad hay sitios que desde hace tiempo intentan un mayor acercamiento con sus públicos. A través de un hashtag, como lo promueve el Museo de Filatelia, esa proximidad se traslada al entorno digital. Aunque también se promueve a través de talleres, conferencias y otras actividades que van más allá de sus exposiciones.

Sin embargo, hay otros que han apostado por tener nuevos públicos, que generalmente no tenían cabida en sus actividades, más que en las visitas. Ejemplo de ello es el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, que en este día ofrece un recorrido guiado por la exposición La huella del jaguar, pero que desde hace un par de años, aproximadamente, ofrece talleres y otras actividades para el público infantil. Además del impulso a fotógrafos del estado y emergentes.

La intención, como ha explicado su directora, Adriana Chávez, es “que las personas sepan que aunque es un espacio museístico no es tan solemne, que podemos perderle la solemnidad al espacio y más bien tener una relación con las piezas, vivir el espacio”.

Otro caso es el Museo de Arte Prehispánico de México Rufino Tamayo, el cual —a decir de Enrique de Esesarte Pesqueira, director de relaciones públicas— intenta ser un espacio educativo para la sociedad y no sólo uno para visitar las colecciones permanentes o exposiciones temporales.

Con 44 años de existencia, este museo tiene entre sus retos principales ser un factor educativo, que anime y ayude a formar a nuevos artistas.

El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), integrado en agosto de 2017 a la Red de Arte Contemporáneo (RAC), también ha buscado extender sus alcances y posibilidades con los públicos, a través de mejores condiciones para que quienes deseen disfrutar de todos estos espacios culturales agrupados en la red accedan a ellos mediante membresías.

Asimismo, se desarrolla desde hace años un proyecto enfocado en el público infantil. Aunque no tiene fecha de inicio, el Chamaco (nombre del nuevo espacio dependiente del museo) se planea como un laboratorio en el que infantes y artistas e invitados del MACO trabajen en ejercicios específicos.

“La idea es que los niños tengan una experiencia creativa o investigativa, de desarrollo de algún programa o pieza, pero a través de la experiencia, junto con el artista trabajar algún proceso”, señalaba hace meses la directora del recinto, Cecilia Mingüer, sobre este nuevo espacio.

Los nuevos enfoques, que se espera redunden en nuevo públicos, es también una de las ideas que han dado lugar a varios museos en el estado, los comunitarios que se encuentran en poblaciones como San Juan Guelavía, San José El Mogote, Santa María Cuquila y Santa María Atzompa.

En este tenor cabe recordar las palabras del investigador Jaime Martínez Luna cuando —en junio de 2016— presentó el libro El Museo como recurso descolonizante, del autor Eleazar García Ortega.

La palabra museo denota lo viejo, pero es algo que a veces no invita a visitar, comentaba Martínez Luna. Sin embargo, remarcaba que esto no sucede con el museo comunitario, pues este es algo vivo que recupera la memoria de un pueblo y que está muchas veces asociado al sistema de comunalidad.

“El museo comunitario es resultado de la comunalidad, de lo diario y del presente”, y, a partir de ahí, señalaba Luna, el museo se convierte en una propuesta para entender que “también somos los otros”.


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