Ventana Fotográfica: 1X300
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Arte y Cultura

Ventana Fotográfica: 1X300

Al amanecer, el joven calza sus chanclas, sale, saluda al sol y con su primera orina humeante, abraza el despuntar de cada día.


Ventana Fotográfica: 1X300 | El Imparcial de Oaxaca
Tslaa na´a (Más al norte). De la Serie Loö litz beë (La casa del viento), 2014.Fotografía de Baldomero Robles. ©

Los pedazos de rafia acopiados y guardados en una bolsa de mandado, el mecate de un lado a otro del cuarto, junto con el cable arabesco de la computadora, configuran —como si fuera estambre en punto cruzado sobre un bastidor rectangular o como una liga entreverada en el juego de las manos— la urdimbre del escenario de tierra, palma, madera y plástico (ora verde, ora azul, ora blanco, ora estampado) en medio del cual yace pensativo un joven.

Un joven que, tendido boca arriba en un camastro duro de tabla, mira hacia arriba, mira hacia el techo, a la espera tal vez de que llegue la señal de internet y tener la ilusión de poderse por fin escabullir de los laberintos de la soledad. O, por lo menos, de que reinicie el software para lograr mutarse en el Pac-Man y engullir cada uno de los fantasmas que, merodeando detrás de sus ojos, adentro de su cabeza, producen chasquidos entre los cerros y los scores del videojuego.

El joven espera, piensa, planea por encima de sus pensamientos y de la tierra apisonada de su estancia y ya no sabe —se dice a sí mismo— quién tiene más fuerza: si la montaña sagrada que rasga la ventana, esa misma montaña perenne que recibe puntualmente desde siempre las ofrendas de los abuelos, o la pantalla enfrente que arroja incansablemente imágenes cambiantes de mundos lejanos y ajenos.

Por si acaso, en las paredes de adobe que lo rodean, cuelga a la izquierda un rosario para las penas y, al fondo, una fotografía en blanco y negro de Megan Fox que recoge el fruto de sus sueños en las noches de frío.