¿Alebrijes o talla de madera?
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Arte y Cultura

¿Alebrijes o talla de madera?

Artesanos de la Ciudad de México y de los pueblos de San Martín Tilcajete y San Antonio Arrazola explican el origen de estas creaciones


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A veces, la comodidad u otra circunstancia lleva a que los creadores de las artes acepten una palabra para llamar así a sus figuras. Eso es lo que ha pasado con los alebrijes, considera Carlomagno Pedro Martínez, director del Museo Estatal de Arte Popular Oaxaca (MEAPO), sobre el término que se origina en la Ciudad de México, con las figuras de cartón hechas por Pedro Linares, pero que con el paso de los años y la demanda del mercado sirvió para nombrar a las tallas de madera que se hacen desde hace décadas en pueblos como San Antonio Arrazola y San Martín Tilcajete, en los Valles Centrales de Oaxaca.

“Si ya es un término que pasa a ser del dominio público (y) se acepta, hay que saber el origen”, apunta el también Premio Nacional de Ciencias y Artes (2014).

Este fin de semana, Carlomagno Pedro Martínez dio la pauta para que otros maestros del arte popular analizaran el origen de los alebrijes y si en el caso de Oaxaca han de denominarse así o el nombre correcto es talla de madera, como coinciden Melchor Cruz y Angélico Jiménez.

Como forma de hacer justicia a los iniciadores de estas creaciones, se organizó una conferencia a la que asistieron Leonardo Linares (maestro cartonero y nieto de Pedro Linares, este último creador de los alebrijes), Melchor Cruz y Angélico Jiménez (maestros artesanos provenientes de San Martín Tilcajete y San Antonio Arrazola, respectivamente).

La actividad fue también una forma de llevar al público a una historia en la que se combinan la imaginación, la demanda del mercado, la proyección de México en el extranjero y la lucha por el reconocimiento de las artes populares.

LA HISTORIA DE LOS ALEBRIJES

Leonardo Linares, nieto de Pedro Linares, hizo un repaso por la historia familiar y cómo la actividad de cartoneros ha identificado a su familia. A fin de sustentar que el origen de los alebrijes se da con su abuelo, mostró fotografías y archivos en los que se relata una anécdota que se ha hecho del dominio público.

Esa alucinación de la que hablaba Pedro Linares fue descrita por Leonardo, quien aún era niño cuando escuchó el relato de primera fuente. Su abuelo, Pedro, les contó a él y la familia que fue a causa de una úlcera y el estado de coma en que cayó como vio entre sueños y alucinaciones a los alebrijes, seres que le infundieron miedo, pero que más tarde comenzó a recrear con el cartón.

En 1947 empiezan a ver la luz los primeros alebrijes (de colores grises y poco atractivos), pero que se diferencian de las otras figuras que hacían los cartoneros de temporada en la Ciudad de México. Después, debido a que no se le vendían, Pedro Linares los pinta y decora de tal forma que fueran más atractivos, aceptados y vendibles.

Esa historia de los alebrijes, que se desarrolla con Pedro, y después con Felipe Linares (padre de Leonardo) transcurre de 1947 hasta la década de los años 1970, aproximadamente.

“Esto crea una armonía, es lo que definimos como un alebrije porque es una serie de elementos, de varios animales, pero que deben crear una armonía en su conjunto”.

Leonardo, nieto de Pedro Linares, compartió una serie de exposiciones en el extranjero, y con las que los alebrijes se internacionalizaron, a partir de 1952 y hasta 1982.

En la última de esas exposiciones, hecha en EU, es donde se conocen Pedro Linares y Manuel Jiménez (iniciador de las tallas de madera en Arrazola). “Manuel Jiménez se inspira en los alebrijes que mi abuelo hace de cartón, cuando vuelven a llegar a México. Manuel Jiménez es el primero que los empieza a hacer en Arrazola”, cuenta Leonardo, además de subrayar que es un mito que Oaxaca sea la cuna de los alebrijes.

Y para sustentar esto último, se remite a los archivos de cartonería que están en los acervos documentales de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Asimismo, mostró documentos sobre los derechos de autor que la familia Linares tiene sobre las figuras escultóricas de cartón y del nombre alebrijes.

“Por derecho, serían alebrijes para la Ciudad de México y tonas para la ciudad de Oaxaca”.

LAS TALLAS DE MADERA

Jesús Melchor García, de la segunda generación de artesanos de su familia y uno de los iniciadores de la talla de madera en San Martín Tilcajete, dijo estar de acuerdo con Leonardo, pues en su pueblo este tipo de artesanías se denominaban tallas de madera.

Hijo de Coindo Melchor, reconocido artesano de San Martín Tilcajete, cuenta que estas tallas se relacionan con la creación de máscaras para el carnaval, así como los juguetes de madera.
Sin embargo, es después cuando los artesanos comienzan a recrear a los animales de su entorno y a pintarlos con colores naturales, muy parecidos a los tonos del animal real. “Poco a poco se dan a conocer las tallas de madera y el mismo turismo daba ideas para pintarlos de otros colores, verdes o rojos”.

Asimismo, en los años 80 y por la demanda de los alebrijes del maestro Linares como las grandes galerías de EU piden a los artesanos de Oaxaca hacer figuras similares a los alebrijes. No obstante, los artesanos optaron por hacer sus propias figuras, a su estilo, y fue así como la palabra alebrije se fue introduciendo entre los artesanos de los Valles.

“El alebrije nos lo introducen a nosotros con tanto auge que ahora un extranjero que escucha alebrije piensa en Oaxaca, incluso tenemos un equipo de futbol que se llama Alebrijes”.

Pero lo original de Oaxaca, al menos de San Martín —añade Melchor Cruz— son las tallas de madera, pues con este material no sólo se hacen figuras similares a los alebrijes, sino nacimientos, animales, figuras religiosas, entre otras.

Angélico Jiménez, hijo de Manuel Jiménez (quien fuera escultor, pintor y artesano de la talla de madera), dice que en su comunidad la historia se remite a 1927, cuando su padre tenía ocho años y comienza a crear sus propios juguetes, a partir de la madera.

Para él, la palabra alebrijes no es lo correcto, sino tallas de madera.

De su padre, quien padeciera pobreza material, don Angélico dice que no sólo fue el iniciador de las tallas de madera en Arrazola, hace 90 años, sino alguien que abrió camino para la artesanía de Oaxaca. Y es que en sus inicios iba vendiendo de casa en casa, por la ciudad de Oaxaca, hasta que en una ocasión un extranjero le compró todas las piezas y una cineasta (Judith Bronowski) hizo un documental que ayudó para su proyección en el extranjero, además de hacerle parte de una exposición en Los Ángeles, California.

En esa exposición Manuel y su hijo, Angélico, conocieron al maestro Pedro Linares.

“Ahí es donde mi padre tomó fama con las tallas de madera”.