“Leer es un acto de libertad”: Cuauhtémoc López
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“Leer es un acto de libertad”: Cuauhtémoc López

El mediador de Salas de Lectura en Oaxaca cree que sin crítica y reflexión “seremos como la mosca en la botella, que habiendo una salida no la ve”


“Leer es un acto de libertad”:  Cuauhtémoc López | El Imparcial de Oaxaca

El trabajo de la literatura y la lectura, dice Cuauhtémoc López Guzmán, es enseñar a la mosca a salir de la botella. En su reflexión, el mediador de Salas de Lectura en Oaxaca recuerda la idea del filósofo alemán Ludwig Wittgenstein sobre la pertinencia de la filosofía para ayudar a la humanidad a salir de los límites. Lo suyo, como en el caso del pensador, es una metáfora en que la mosca representa al ser humano y la botella al lenguaje que nos mantiene enclaustrados.

López Guzmán cree que “leer es un acto de libertad”, uno que con reflexión y crítica ayudará a esa mosca a salir de la botella. “Pero mientras no nos gusten ni la lectura ni la literatura, seguiremos siendo la mosca en la botella, y moscas que votan sin pensar”.

A pesar de los avances tecnológicos, como señalaba el filósofo, el mediador de salas de lectura reconoce la existencia de mucha información visual, pero poco entendimiento. La información sin reflexión-explica- no se convierte en conocimiento, por eso piensa fervientemente en la necesidad de reflexión para lograr el aprendizaje.

“Cuando el estudiante, cuando el lector sea capaz de darle el verdadero sentido a las palabras, encontrar el verdadero significado de lo que el escritor quiere decir, tendremos lectores y ciudadanos mejores, más críticos, más analíticos de su realidad, pero mientras no logremos eso, dice Wittgenstein, seremos como la mosca en la botella, que habiendo una salida no la ve”.
Como mediador de lectura, uno reconocido este sábado en una ceremonia en el Museo de los Pintores Oaxaqueños, López Guzmán considera que su responsabilidad es hacer lectores autónomos a los 40 millones de alfabetizados mayores de 15 años en el país, aquellos que forman parte de los cerca de 120 millones de habitantes en México (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2015).
Y no quedarse en ese intento, sino comenzar con aquellos menores de 15 años para “convertirlos no solamente en decodificadores de la lengua escrita, sino en lectores autónomos”, de tal manera que no se queden como los 5 millones que leen y escriben todos los días por cuestión de trabajo (aunque también lo hagan por placer) y que se conocen como lectores utilitarios.

López Guzmán quiere que el libro se convierta en objeto de deseo, uno que un niño o un lector cualquiera “vea como un pastel que quiere comerse o como una mujer a la que quiere acercarse, que lo busque para estar solos con él”.

El pasado sábado, Cuauhtémoc López Guzmán recibió un reconocimiento de parte de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, por su amplia trayectoria como mediador de Salas de Lectura del estado. El distintivo le fue entregado por Ignacio Toscano, encargado de Despacho de la Seculta, durante una ceremonia en la que se tuvo como invitado al escritor Manuel Matus Manzo.

Una exposición de cartones del libro El sapo y el campesino, autoría del mediador y autor, fue abierta el mismo día en el Museo de los Pintores Oaxaqueños.